Capítulo 9. Te amo más que nada.

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Kendra fue daba de alta doce días después que despertara. Al principio los médicos se negaban a dejarla ir, por miedo a que le diera otra ataque se psicosis.

Porque eso es lo que tenía. Kendra se desconectó de la realidad y para empeorar las cosas, ella está reteniendo sus recuerdos.

El medico dijo que la psicosis la pudo causar su mega depresión que tenía desde hace casi dos años. Que su pérdida de memoria pudo haber sido causaba por el accidente, pero que no es grave, su pérdida de memoria es temporal. Que quizá le tome un par de semanas recuperarla y todo será como antes.

Cuando todavía estaba en el hospital, Kendra sufrió dos ataques más de psicosis. Toda su familia estaba asustada, porque no paraba de gritar que le quitarían a su bebé y recuerdo que en una de esos ataques, ella me miro y se soltó a llorar incontrolablemente y grito:

―Tú me quitaste a mi bebé. Tú rompiste mi corazón.

Después de eso, comenzó a lanzar todos los regalos que había en su habitación, incluso se lastimo la mano al lanzar un jarrón con flores y los médicos no tuvieron otra opción que sedarla.

Claro, después de las largas pláticas que tuvo con sus padres padres―las cuales escuchaba atada a la cama―, lograron que recordara la mayor parte de su vida y que sus impulsos de desconectarse de la realidad no fueran más seguidos.

Ahora, la cuestión era que yo tendría que recordarle nuestra amistad y todo lo que vivimos. Debo reconocer que por dentro de muero de miedo. Yo no le quiero mentir en nada respecto a nosotros, pero no estoy listo para que esta chica que me mira con dulzura me odie.

Me costó mucho recuperarla cuando no me reconoció. Aun me duelen las palabras que me grito cuando estaba fuera de si misma.

Soy un cobarde, eso lo sé pero.... No estoy listo para perderla de nuevo.

Me cuesta mucho estar ante ella y no poder llenarla de besos, de suplicarle perdón y sobre todo...Me cuesta mucho trabajo mirarla a los ojos y ver que no brillan como siempre lo hacían cuando estamos juntos.

Suena egoísta y no me importa. Pero quiero que sus ojos me miren con ese brillo de amor y reconocimiento. Quiero que ella sepa que me ama y que yo no puedo vivir sin ella.

¿Qué la vida es tan injusta?

―¿Entonces eres mi amigo?―me pregunta con ternura y sacándome de mis pensamientos―Mamá me dijo que somos los mejores amigos y que compartimos algo en común. ¿Qué es? Cuando le pregunte a ella, dijo que solo tú sabrías el momento para decirlo.

Suelto un suspiro. La noticia de que teníamos una hija caía en mí. Tenía miedo de que lo tomara a mal. Nadie ni el médico, se atrevió a decirle que ella tuvo una bebé por miedo a que eso fuera su bomba de nuevo y volviera a actuar como loca.

Mire de nuevo sus hermosos ojos marrones y mi corazón se oprimió. Aunque aún no volvía ser completamente ella misma, cada día iba mejorando. Me dolía hacerme a la idea de que una palabra en falso, la hiciera regresar a ese agujero negro al que entro al despertar.

No puedo. Simplemente no puedo hacer que se desconecte de la realidad de nuevo.

¡Dios, tu sabes que quiero decirle la verdad! Pero no puedo, grito en mi interior.

La indecisión me carcome por dentro y no sé qué hacer.

Kendra mueve su mano delante de mi rostro al ver que no le respondo.

―Sí, sobre eso...―¿cómo le digo la verdad? Me rasco la cabeza buscando una manera de contarle todo. Y cuando abro la boca, esto sale de ella:―.Creo, que sería prudente hablarlo cuando recuerdes todo.

𝐒𝐨𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐮𝐲𝐚 (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora