Capítulo 1. ¡Claro que fue mi culpa!

Почніть із самого початку
                                    

»Me arrepiento de tantas cosas y ya no puedo hacer nada para cambiarlas. Pero mi padre tiene razón, él hubiera no existe y eso, me destroza completamente.

»El no saberla a mi lado, el no poder contemplar su rostro y admirar esos hermosos hoyuelos que se marcan en sus mejillas al sonreír, me mata cada minuto del día y más, cuando todas la mañanas despierto y lo primero que veo son montones de fotografías juntos.

Oculto mi rostro entre mis manos y dejo que las lágrimas se desborden incontrolablemente por mis mejillas. Desde el día en que perdí a mi mejor amiga―la persona que de cierta manera alegraba mis días―dejo que todo mundo me vea llorar, no soporto el dolor de que me invade y las lágrimas salen sin más. En cierta manera el llorar me da un poco de consuelo.

Antes era fuerte, una chica podía romper mi corazón y yo actuaba como si nada.

Es más, buscaba a una chica que se pareciera físicamente a la que me lastimo, la convencía con palabras bonitas y la hacía creer que era mi todo por varios días. Cuando lograba llevarla a la cama, al día siguiente ni recordaba su nombre. Sí, era un hijo de la china poblana ―como solía decirme Kendra ―, por tratar mal a las mujeres.

Y siempre, después de que hacía eso, Kendra se molestaba conmigo y me dejaba de hablar por dos días enteros. Para ella, mi comportamiento me tachaba de "patán mujeriego sin escrúpulos". Extraño sus gritos al reclamarme por tratar mal a una chica, extraño sus intentos de insultos como cara de miércoles por la tarde, hijo de la china poblana o cara de moco baboso. Extraño todo lo relacionado con ella y nuestra amistad.

¿Quién no extrañaría a una persona así? Creo que todos en este mundo extrañarían a su mejor amigo o amiga si algo los separará. Pues esa persona que logra acercarse a ti, que se gana tu corazón con el paso de los días, se vuelve parte de tu familia. Esa persona que te conoce como nadie más y que no lleva tu misma sangre, se vuelve tu mejor aliado, es tu todo, como tú lo eres de ese ser. Y sé que suena tonto, pero se vuelve tan necesaria como respirar, se vuelve tu otro pulmón.

Con ella podía ser yo mismo y nunca me juzgada como otros, aunque si lo hacía pero para bien. Estando cerca de Kendra podía ser un chico sensible que las películas sentimentales lo hacían llorar, podía ser un muchacho que se burlaba de sus propios defectos. Junto a ella, podía ser muchas cosas buenas y malas, y siempre estaba conmigo.

Simplemente frente a ella, podía ser Mateo Robles, un chico común y corriente.

―Mateo, sabes que no es tu culpa―dice Amelia con una sonrisa ligera―. Además, Kendra no está muerta, solo está en coma y algún día puede despertar.

¿Los confundí?

Sé que dije que Kendra está muerta, pero que persona puede estar viva en ese estado. Qué persona puede tener una vida cuando la única manera en la que respiras es por medio de máquinas y que si dejan de funcionar, tú dejas de respirar. Tú, dejas de existir sin más.

Eso, simplemente no es vida. Eso, es estar más cerca de la muerte que de la vida.

Solamente estás en el limbo, esperando para que lado de la balanza iras a parar.

―Todos los médicos dicen que no es muy probable que ella...despierte. Tengo miedo de darme esperanzas de que despertara y después enterarme de que murió y que jamás estará conmigo.

»Tengo tanto miedo de ilusionarme y después enfrentarme a una realidad que estoy seguro no podré soportar. Si de esta manera me cuesta vivir, ¿se imagina cómo sería mi vida con un poco de fe y después enfrentarme a la desilusión?

―Debes dejar que tu corazón tenga un poco de esperanza, Mateo. Sé que no has ido a visitar a Kendra ni una sola vez desde el día que entro en su estado actual―estoy a punto de reclamar pero ella me calla con un movimiento de su mano.

𝐒𝐨𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐮𝐲𝐚 (#1)Where stories live. Discover now