-Por Dios Taeil, deja de ser tan malhumorado e inmaduro. Pensé que nos comportaríamos como adultos y yo sólo te estoy ofreciendo ayuda.

-Bien, gracias pero yo puedo seguir solo – siguió subiendo pero tuvo que detenerse al sentir un pinchazo en la pierna.

-No puedes – subió para adelantársele de nuevo y se acuclilló – Sube que aún faltan muchos pisos.

De nuevo Taeil volvía a acceder a algo que Ji Hoon le decía, no entendía por qué lo seguía haciendo pero definitivamente no es porque quisiera que el otro lo cargara sino porque lo necesitaba; por lo menos en esa oportunidad no saldría herido al menos que lo dejara caer por las escaleras. Rodeó el cuello del alto con sus brazos y una vez en una posición segura, éste se levantó y comenzó a subir lo cual se le hacía bastante difícil pero ya él insistió en ofrecerle su espalda y no podía quitárselo de encima. Durante los años sin verse, Taeil había ganado mucha masa corporal por los ejercicios y Ji Hoon sentía ese peso sobre él; el mayor se daba cuenta que estaba poniendo mucho esfuerzo pero pensaba que tenía que aguantárselo porque él solo no podía subir y además podía ver eso como parte de la retribución por lo sucedido la noche anterior. Ya estaban a mano.

-Ya va – Ji Hoon se detuvo ya en el cuarto piso para descansar – Estás bastante pesadito.

-Son los músculos. Tú deberías hacer ejercicio, así no te cansarías tanto.

-Tener a alguien en la espalda mientras subo escaleras no es placentero.

-Tú fuiste el que se ofreció, no te quejes – se impulsó más hacia arriba porque sentía resbalarse y le dio un golpecito con su pie a Ji Hoon en la pierna para que continuara.

Taeil se sostenía con fuerza de Ji Hoon, rodeándolo del cuello mientras aún mantenía las bolsas en sus manos y recordaba una vez que el menor también lo cargó así cuando subieron una vez a una montaña de excursión y estaba tan cansado que le pidió que lo cargara pero en realidad fue porque le gustaba sentir su cercanía y ahora estando así de nuevo se sentía un poco inquieto pero intentaba ignorar eso, no había razón para sentirse así si ya no sentía nada por Ji Hoon. Sin embargo podía percibir el aroma de su perfume al tener su cuello justo al lado de su cabeza, tan sólo iba al supermercado y se puso un poco. A Taeil eso le agradaba, siempre le gustó como Ji Hoon era tan aseado y se arreglaba aunque no fuese a salir a ningún lugar importante como en esa ocasión. Sin darse cuenta el chico inhaló esa fragancia aspirando fuerte y el menor se detuvo al darse cuenta.

-¿Acabas de olfatearme? – preguntó Ji Hoon.

-No.

-Claro que sí – volteó para mirarlo y sus rostros quedaron muy cerca. Ambos se sintieron igual al sentir un aleteo en sus estómagos. No pudieron apartar sus miradas el uno del otro, los dos se quedaron distraídos en ellas hasta que por fin Ji Hoon reaccionó y volvió su vista al frente para seguir subiendo ya que quedaba un solo piso; allí dejó que Taeil se bajara – Que tengas buen día – dijo y se metió rápidamente en su departamento.

Ji Hoon dejó caer las bolsas de las compras en la entrada en cuanto cerró la puerta tras él, cubrió su rostro con sus manos y golpeaba suavemente su cabeza contra la madera. Se lamentaba por estar dejando que en su interior sus sentimientos se revolvieran y lo pusieran tan nervioso, eso no debía de estar pasando porque ya no quiere a Taeil pero aún así no puede verlo como un simple chico más que es su vecino. Respiró profundo y volvió a tomar las bolsas para llevarlas a la cocina y distraerse sacando y guardando las cosas; de una de ellas comenzó a sacar algo que él no había comprado por lo que asumió que debía de ser de Taeil y se había confundido. Salió para entregársela y dudó unos segundos en llamar a la puerta pero lo que sintió no significaba nada, estaba bien si veía al otro de nuevo.

Heart BreakerzWhere stories live. Discover now