-Gracias a ti por dármela ayer aunque no salieron las cosas bien y terminaron por descubrirme. Mi mamá se disgustó bastante – encendió el motor.

-Pero tenías que hacerlo, no podías defraudar a tu banda sólo porque tu mamá quería que estuvieras todo el tiempo en una aburrida reunión.

-Sí, fue muy aburrida, todos mis primos son ya de treinta años y hasta tienen hijos, yo soy el menor de todos y no había nadie de mi edad allí para pasar el rato. Espero no me obliguen de nuevo a ir a otra reunión de esas al menos que sea algo más importante como un cumpleaños...Ya llegamos – buscó un puesto y se estacionó - Es tonto venir a un lugar tan cerca en auto pero todo sea por el bien de tu pierna –sonrió y bajó del auto.

Ya en el supermercado cada uno se fue por su lado, Taeil aún caminando con dificultad fue a uno de los pasillos mientras Ji Hoon estaba en el área de las verduras y después de allí buscó el resto de las cosas que necesitaba metiéndolas en su carrito. Al fondo de uno de los pasillos vio al mayor pasando con una cesta llena en mano y seguía cojeando, resopló y se acercó a él, quitándole la cesta después y metiéndola en su carrito.

-¿Qué haces? – preguntó Taeil.

-La cesta está muy pesada, no la puedes ni cargar bien.

-No me trates como si fuese un discapacitado, sólo me duele la pierna – iba a sacar la cesta pero Ji Hoon lo golpeó en el dorso de la mano.

-Ya que vinimos juntos, compartamos el carrito, aunque bien pudiste haber tomado uno.

-Son pocas cosas las que iba a comprar, no necesitaba un carro. Igual ya terminé.

-Yo igual – dio vuelta a otro pasillo para dirigirse a donde están las cajas para pagar.

Al terminar Taeil de pagar, Ji Hoon ni siquiera lo dejó que cargara sus bolsas, él que ya había pagado antes lo estaba esperando para tomar sus cosas junto con las suyas. A pesar de que el mayor no quería e intentó quitárselas, el pelirrojo se apresuró hasta el auto para que no le arrebatara las bolsas. Taeil bufó en voz baja y lo siguió.

-No necesito que me ayudes – dijo Taeil al llegar al auto.

-Te ayudan y te quejas. Eres tan extraño.

-Ya deberías conocer cómo soy.

-Yo te olvidé, ni me acuerdo cuáles son tus mañas – subió al auto y lo encendió para volver al edificio.

Taeil se apresuró en tomar sus bolsas en cuanto Ji Hoon abrió la cajuela del auto y éste no se las quitó ya que la distancia de allí hacia el ascensor no era muy larga por lo que no tenía por qué caminar tanto con ellas y tampoco quería discutir por eso. Taeil presionó el botón del ascensor y al ver que no se encendió, le dio varias veces como si sirviera de algo pero nada pasó. De nuevo se había dañado y más temprano ya había dado indicio de eso. Taeil no sabía cómo haría para subir porque por más que se empeñara en caminar sin ayuda, el subir siete pisos es demasiado esfuerzo para su adolorida pierna; lo único que podía hacer era flexionarla y saltar cada escalón con la otra. Eso fue lo que hizo y Ji Hoon que iba atrás de él no podía evitar reír en silencio pero sorpresivamente el mayor logró llegar al primer piso.

-¿Irás saltando así todo el camino? – preguntó Ji Hoon.

-No puedo hacer más nada, me duele la pierna.

Ji Hoon se le adelantó y se acuclilló frente a él.

-Sube en mi espalda.

-Estás demente, nunca subiría en tu espalda aunque tuviera ambas piernas rotas.

Heart BreakerzWhere stories live. Discover now