Capítulo 58

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~1 DE JULIO~


Después de permanecer unos minutos frente a la puerta de aquella casa, cogí aire dándome ánimos a tocar el timbre. Esperé algo nerviosa a que alguien me abriera la puerta, pero eso nunca sucedió. ¿Por qué ahora que me había decidido a venir nadie abría?

Suspiré dándome la vuelta para dirigirme a mi coche estacionado al otro lado de la calle.

Dylan se las había ingeniado para obtener más información sobre aquella chiquilla que había llegado a nuestra casa diciendo ser mi hermana adoptiva y, efectivamente, no nos había engañado. Sus padres eran mis padres biológicos y ahora mismo me encontraba frente a su casa en busca de respuestas.

-¿O-Olivia? –Me giré enseguida ante aquella demacrada voz descubriendo a aquella mujer que había tocado en mi casa diciendo que se habían equivocado de persona. –¿Q-qué haces aquí? ¿Cómo supis...

-Eso no importa. –La interrumpir deshaciendo los pasos que había dado hacia la calle. –Quiero que me respondas a las tantas dudas que tengo en la cabeza. Necesito saber la verdad... –La mujer asintió aún aturdida como si no se creyera que estaba frente a ella antes de hacerse a un lado invitándome a entrar.

Una vez dentro, me guió hasta el pequeño, pero acogedor salón donde ni siquiera me tome la molestia de sentarme en el sillón a pesar de su invitación para ello

-Lo siento...

-No... –Volví a interrumpirla algo tajante notando mis ojos cristalizarse. –¿Por qué? ¿Por qué me abandonaron en un orfanato sin ninguna explicación? ¿Por qué aparecer ahora después de tantos años sin saber siquiera si estabais vivos o muertos?

-Perdóname, por favor... Perdónanos a Imanol y a mí. Nunca fue nuestra intención hacerlo...

-¿Qué no fue vuestra intención dices? ¿Por qué lo hicieron entonces?

-Por favor, Olivia... No tuvimos otra opción... Éramos unos críos que no sabían qué hacer con un bebé...

-¿Y esa fue vuestra mejor opción? ¿Dejarme tirada en el primer orfanato que encontraran sin volver a dar señales de vida? ¿Sin una carta de despedida o de disculpa? –Limpié las lágrimas traicioneras que habían corrido por mis mejillas para mirarla fríamente.

-En ese momento sí, hija...

-No me llames así. –Dije apretando los dientes por la rabia.

-E-está bien... –Sollozó antes de seguir hablando. –Mi padre me había echado de casa e Imanol no tenía donde vivir tampoco. Apenas comíamos y cuando di a luz, la enfermera de aquel entonces nos dijo que te llevarían a un orfanato donde una buena familia te adoptaría y te daría lo que nosotros no podíamos darte.

-Eso nunca pasó. ¡Nadie me sacó de ese sucio orfanato!

-¿Cómo? –Me miró sorprendida como si me hubieran salido dos cabezas. –Pero nosotros fuimos y...

-Terminé escapándome y fue así como coincidí con una buena mujer que si quiso adoptarme a pesar de sus circunstancias en casa.

-Olivia...

-¿Dónde está tu marido? ¡Porque él tiene la misma culpa en esto que tú!

-Imanol e-está trabajando...

-Pues dale este mensaje de mi parte... –Me ajusté mejor el bolso al hombro antes de carraspear para aclarar mi voz. –No quiero volver a veros ni saber nada de vosotros. Mi única madre es Tiana, la mujer que se encargó de mi cuando no tenía nada y la que me dio su apellido. La mujer a la que no le importó dejar de comer para dármelo a mí. ¿Por qué sabes qué? Ella estaba sola con tres hijos más a los que alimentar.

-¿Mamá? ¿Qué pasa? –Neide, mi hermana menor, apareció en el salón dándose cuenta de mi presencia en éste. –¡Olivia! No sabía que ibas a venir a visitarnos. –La chica sonrió realmente feliz ajena a todo lo que había pasado aquí. –¿Viniste a hacer las paces con mamá? ¡¿Ya puedo decirles a mis amigas que tengo una hermana mayor?!

-Neide... –La llamó su madre para que dejara de hablar. Esta niña no tenía la culpa de tener los padres que tenía. Había sido muy valiente al irme a buscar aquel día...Ella no...

-No, Neide. No vine a hacer las paces con... Tu madre. –Frunció el ceño. –Pero tú puedes ir a visitarme a casa cuando quieras. –Saqué de mi bolso una pequeña libreta para escribir mi número de teléfono. –Este es mi número. Las puertas de mi casa estarán siempre abiertas para ti, cielo.

-¡Gracias! –Gritó antes de darme un abrazo pillándome desprevenida. Como habia dicho, ella no tenía la culpa de nada y yo no podía hacer más que darle una oportunidad para conocerla mejor.


☼☼☼


-Olivia...

-No quiero hablar... –Murmuré derrotada mientras que Dylan se acercaba a abrazarme. –¿Por qué tuvieron que aparecer ahora? Yo estaba muy bien así...

-Míralo de otro modo, cariño. Era un capitulo de tu vida que tenías que pasar...

-Lo sé, pero... –Sorbí por la nariz al darme cuenta de que estaba dejando la camiseta de Dylan toda manchada de maquillaje y mocos. –Siento que ahora no estaba preparada para ello...

-Bueno, pero la vida quiso que fuera así. –Volvió a abrazarme más fuerte provocando nuevas lágrimas. –Livvy...

-Ya, ya... Ya paro. –Tomé distancias para limpiarme la cara con las manos. –Voy a darme un baño mejor.

-Está bien. Te espero abajo, ¿vale? –Asentí con la cabeza antes de que él dejara un corto beso en mis labios y saliera de la habitación dejándome sola.

-Ya está, Olivia. Ya está... –Me repetí a mí misma una y otra vez mientras que me desvestía en el baño para meterme en la ducha. Dejé que el agua del grifo cayera sobre mi cuerpo antes de enjuagarme. Me lavé bien la cara quitándome todo resto de maquillaje que aún pudiera quedar antes de salir sintiéndome una persona nueva.

-¿Estás mejor? –Preguntó Dylan al verme entrar en el salón.

-Sí... –Murmuré sentándome a su lado.

-¿Qué te pasa, mami?

-¿Pacha, mami? –Sonreí al oír como Alex intentaba imitar a su hermana.

-¡Alex, no me copies!

-¡Alez, no opie! ¡Alez, no opie!

-¡Mamá! –Tanto Dylan como yo reímos mientras que los niños se hacían regañinas mutuamente.

¿Qué haría yo sin estos niños? Elyssa y Alexander lo eran todo para mí. Aún no se me metía en la cabeza como un ser humano era capaz de abandonar a su pequeña criatura sin ni siquiera darles una oportunidad para aprender y convivir con ellos.

¿Me adoptas?Where stories live. Discover now