Capítulo 41

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~23 DE MARZO~


-¿Puedo ir por mis galletas, mami?

-Claro que sí, ¡pero no te pierdas! –Grité cuando echó a correr por el pasillo del supermercado doblando al final para ir en busca de sus galletas.

Hoy tocaba día de compra, y a pesar de que Anna se había ofrecido, me había negado a dejarla ir para venir yo en su lugar. A Elyssa le encantaba los supermercados, siempre se ponía a jugar en casa con que trabajaba en uno e incluso le habíamos comprado una caja registradora para ello.

Localicé las latas de tomate en la estantería antes de inclinarme a coger una con la mala suerte de que las de su alrededor cayeran al suelo. Joder, vaya suerte tengo...

Resoplando a más no poder, me agaché a recogerlas viendo de reojo como alguien entraba al pasillo y se acercaba a mí supongo que a ayudarme.

-Gracias, no tenía por...

-¿Olivia? –Mi cuerpo se tensó inmediatamente al oír y ver al dueño de esa profunda voz.

Christian... Sí, ese Christian a quien había dejado plantado en altar, se encontraba sonriéndome como si fuéramos amigos de toda la vida que no se veían en años. Esto tenía que ser una mala broma, ¿verdad? ¿Primero las latas y ahora éste individuo? ¿Pero que te he hecho, Karma?

Cuánto tiempo! ¿Cómo estás?

-Bien. –Dije secamente incorporándome al haber terminado de colocar las latas. Mierda, encima tenía que esperar a que Elyssa volviera.

-Me alegro, y también me alegro de volver a verte. ¿Cuántos años han pasado? ¿Tres?

-Cuatro. –Corregí mirándolo a los ojos mientras me cruzaba de brazos. ¿Por qué debía encontrarme con él después de todo este tiempo? Y para colmo se mofaba de mí con los años que no nos veíamos...Y ya tengo que irme. Adiós. –Sin ni siquiera esperar a que respondiera, arrastré la cesta de la compra conmigo esquivándolo al ver que Elyssa venia tras él con una caja de galletas en las manos.

-¡Mamá, hice una nueva amiga!

-Que bien, cariño, pero tenemos que ir. –Le di mi mano libre para que la agarrara mientras que nos dirigíamos a las cajas.

-¡Espera, Olivia! ¿Es tu hija?

-¿No la oíste?

-Sí, pero...

-Adiós. –Volví a decirle llegando a la primera caja libre para comenzar a poner todos los productos de la cesta sobre la cinta. La cajera nos atendió educadamente mientras que Ely seguía hablándome de la niña que había conocido cuando fue a por las galletas.

-¡Le gustan las mismas galletas que a mí!

-Vale, Ely. Vamos... –Le pagué a la cajera en efectivo antes de poner rumbo hacia el parking del supermercado con las bolsas y de que mi móvil comenzara a sonar. –Lo que faltaba... ¿Contestas por mí, hija?

-¡Claro, mami! –Elyssa buscó en mi bolso el teléfono móvil mientras que yo le quitaba el seguro al coche y guardaba las bolsas de la compra en el maletero. –¡Sean! Sí, pero está guardando las bolsas... No, papi no está... ¿Alain? No me acuerdo de él... Sí, vale... ¡Adiós, Sean! –Se subió al coche cerrando la puerta tras ella mientras que yo la imitaba subiéndome al asiento del piloto. ¿De qué querría hablar Sean? Además, ¿había escuchado el nombre de Alain?

¿Me adoptas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora