Capítulo 2

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~26 DE MAYO~


La alarma del despertador sonó haciéndome sobresaltar. ¿Pero quién me había puesto la alarma?

De repente, imágenes de la noche anterior llegaron a mi cabeza haciéndome abrir los ojos para encontrarme con la cama vacía. ¿Dónde estaba Elyssa?

Me levanté rápidamente para bajar las escaleras en busca del sueño de la casa y su nueva invitada.

-¿Dylan? ¿Dónde estás? ¿Dónde está Elyssa? –Pregunté al llegar a la primera planta, pero no hubo rastro de ninguno de los dos. Caminé hacia la cocina ahora percatándome de una nota que había sobre la mesa.


"Siento no haber dejado que te despidieras de la niña, pero tienes que entender que no es tuya y que no te la puedes quedar.

Un beso. Dylan."


Mis ojos se abrieron como platos al leer y releer la nota. ¿Qué hizo qué?

Cogí mi móvil rápidamente para buscar su número en mi agenda de contactos. Un sonido se oyó desde el salón y supe que el muy idiota se había dejado el móvil. Dios, qué asco de niño.

Miré el reloj para darme cuenta de que ya Sofía tendría que estar esperándome en la cafetería en la que solíamos desayunar.

Recogí mis cosas y me arreglé un poco para salir disparada hacia mi casa. Me cambié de ropa, ya que seguía en pijama, y salí rumbo a la cafetería. Cuando llegué allí, me encontré a mi amiga sentada en nuestra mesa.

-Hola.

-Oh, pensé que no vendrías a trabajar. ¿Estás bien?

-Perfectamente. -Dije forzando una sonrisa.

-Qué raro que Dylan tampoco haya llegado, ¿no?

-Error, si que estoy aquí. –Dijo el idiota apareciendo. Sin saber lo que se había apoderado de mí en aquellos momentos, me levanté de la silla para golpear su mejilla. –¡¿Pero qué haces?!

-Eres el idiota más grande del mundo. –Dije sin gritar para no formar más espectáculo del que ya había hecho. –No quiero que vuelvas a hablarme en tu vida.

Dicho esto, salí muy dignamente de la cafetería para dirigirme a la empresa en la que trabajábamos.

Para mí, Dylan Hoffman estaba muerto.


☼☼☼


Ya en mi casa, decidí pasarme el resto de la tarde viendo televisión. En ningún momento pude quitarme de la mente los hermosos ojitos de Elyssa. ¿Por qué Dylan tenía que llevársela? Llamadme loca, pero realmente había comenzado a cogerle cariño a esa bebé...

De repente, el timbre sonó sacándome de mis pensamientos. Genial, con las ganas que tenía ahora de ver a alguien...

Suspirando, me puse de pie para acercarme a la puerta y abrirla descubriendo quien se había dignado a venir hasta mi casa.

-Diuj.

-No me trates como si te diera asco...

-Es que me das asco. –Dije fríamente mientras intentaba cerrar la puerta, cosa que Dylan no permitió. –Vete de aquí.

¿Me adoptas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora