Capítulo dos

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Una semana había pasado ya desde que Cosima llegó al Instituto Dyad.
Los días habían transcurrido bastante rápidos, ya que debía permanecer dentro de las instalaciones la mayor parte del día, yendo y viniendo sin percatarse de lo rápido que pasaba el tiempo desde que llegaba hasta que se iba.

Alice durante este período se mostraba una chica normal con la cual se podía hablar pero siempre lo justo y necesario, lo que a Cosima no le agradaba del todo, ya que se caracterizaba por ser una persona energética, animosa y por lo mismo, debe de explayarse siempre lo más que pueda y con Alice era imposible. Por otra parte estaba Scott, un chico bastante torpe que trabajaba en su área, contextura media, muy inteligente pero sumido en demasía en el mundo de la ciencia, lo que significaba que era algo difícil de entablar una conversación fuera de ese tema, por lo tanto, Cosima pasaba casi todo el día sola y pensando en sus cosas.

A pesar de que no estaba muy acompañada, agradecía el hecho de sentir cansancio cuando terminaba el día, porque llegaba a casa y dormía, plácida y tranquilamente, no había crisis o pánico a quedarse en la oscuridad de la noche, solamente disfrutaba del silencio y de su cama. Había sido la semana más placentera que tenía desde hace ya casi un mes y por eso estaba agradecida.

Llegó el lunes y se encaminaba a su lugar de trabajo, sonriente, delantal bien puesto y escuchando música con los auriculares, mientras hojeaba los resultados de unas muestras que Scott le había enviado y apenas esa mañana habían llegado a sus manos. Se detuvo y comenzó a leer dos en particular, ya que mostraban fallas que no se especificaban, de inmediato creyó prudente informárselo a la señorita Cormier pero, no la había visto desde la primera vez hace una semana, pensó de inmediato que Alice podía entregárselas personalmente, porque le pareció lógico que ella sabría más de su itinerario por el tiempo que llevaba ahí.

Cuando llegó a su despacho - por así decirlo - tomó asiento en su escritorio y guardo los documentos que traía. Había un pequeño maletín negro el cual portaba de dos a tres muestras de sangre sin origen, o al menos esa información no le llegaba a ella, sin embargo especificaba el área en el cual debían ser evaluadas y en qué rangos de tiempo se requerían los resultados. Así era casi todos los días y su equipo, siguiendo las instrucciones que Cosima les daba, eran terminadas a tiempo para la entrega de documentación que era enviada a la planta alta.

Lo abrió y revisó si tenían algún desperfecto las tres muestras que en este caso recibió. Cuando cerró el maletín y decidió ir a entregarlas sonó su teléfono, lo cogió de inmediato y contesto.

- Cosima Niehaus - dijo tranquilamente.

- ¡Cosima! - se escuchó un grito de alegría del otro lado.

- ¡Alison! - grito la morena sonriendo.

- Tanto tiempo que no haz llamado ni nada ¿Cómo estas hermanita? - preguntó su hermana del otro lado.

Cosima se sintió feliz al escucharla, ya que no hablaban desde que recibió su título.

- Muy bien, estoy trabajando en el instituto Dyad, en San Francisco pero...espera... ¿Cómo conseguiste el número? - pregunto intrigada.

- Porque ya que no llamas ni nada debí investigar yo misma que ha sido de tu vida en este tiempo.

- No es que no quisiera llamarte, pero he estado muy ocupada este último tiempo - intentó excusarse.

- Está bien, no te preocupes, te perdono solo por esta vez. ¿Sabes? Deberías venir un día de estos, tus sobrinos te extrañan al igual que Donnie y yo por supuesto - dijo Alison con algo de tristeza en la voz. Cosima se acongojó también.

- Sí, lo he pensado últimamente, quizás aparezca por ahí uno de estos días - confesó sonriendo.

- Más te vale. Hace un mes y un poco más que no nos vemos...debes venir, se acerca el cumpleaños de tu sobrina preferida y bueno, me ha preguntado por su tía preferida.

Perfect GeneticWhere stories live. Discover now