❝ Save yourself, don't ever look back ❞

750 58 26
                                    

Ship: Kellic
Advertencia: Muerte

// —Pierce The Veil - Circles (repitan la canción cuando se acabe y así<3)//

Narra Vic

Definitivamente hoy era el mejor día de mi vida. Al fin estaba casado con el amor de mi vida y nada podía quitarme la estúpida sonrisa del rostro. Recordar todo lo que habíamos pasado para al fin estar donde estábamos me hacía sonreír aún más, porque todo había valido completamente la pena.
No me imaginaba una vida sin Kellin, y esperaba que él pensara igual. Aunque lo más seguro era que lo hiciera, o sino no hubiera aceptado casarse conmigo y hacerme el hombre más feliz del mundo.

Nuestra boda había sido hace varios días, y aunque fue sencilla, no podía pedir nada más. Kellin y yo habíamos pasado tantos meses planeándola, que cuando al fin fue el día, parecía un sueño. Pero no lo era; en verdad me había casado con él y ahora estábamos en nuestra luna de miel.
Realmente no me podía quejar. Estábamos en la ciudad favorita de Kellin; París, y aunque no fuera la mía también, valía la pena haberlo dejar escoger el lugar, porque yo recibía todo el sexo que quería y él podía arrastrarme a donde quisiera.

Y ese momento era un perfecto ejemplo; íbamos en camino a uno de los más grandes teatros de todo París a ver una de sus bandas favoritas, y en ese momento agradecía internamente que Kellin tuviera los mismos gustos que yo.
—¿En qué piensas? —pregunté, al ver que no había dicho nada en todo el camino.
—En lo afortunado que soy por estar aquí contigo —dijo, y no pude evitar sonreír como idiota. En verdad este hombre sería mi muerte.
—Oh, ¿en serio? En ese caso, el afortunado sería yo, señor Fuentes —contesté, amando el hecho de que él había tomado mi apellido cuando nos casamos.
—¿Qué tal si lo dejamos en que ambos somos afortunados? —propuso, y se veía tan tierno que no pude evitar besar su mejilla.
Quería seguir siendo romántico con él, pero no pude, y en menos tiempo del que esperaba me encontraba golpeando su trasero con mi mano.
—¡Vic! —chilló, y no pude evitar reír al ver su mueca de dolor; sin duda había hecho un buen trabajo la noche anterior.
Me limité a encogerme de hombros, y a pesar de sus quejas seguí tocando su trasero el resto del camino.

Afortunadamente no tuvimos que esperar mucho para que nos dejaran pasar al teatro, y para suerte de ambos, habíamos quedado en las primeras filas.
Ese día no podía ser más perfecto; estaba con mi esposo viendo a nuestra banda favorita, en medio de cientos de personas que compartían el mismo gusto que nosotros.

En un momento todo estaba bien; había gritos de emoción y la música sonaba en todo el lugar. Pero al siguiente todo era caos.
Todos empezaron a correr hacia la puerta trasera del teatro, y al principio no entendía por qué, o eso fue hasta que escuché los disparos.
Mi primer pensamiento fue proteger a Kellin, pero para cuando desvíe mi vista hacia donde lo había visto segundos antes, ya no estaba. El pánico me invadió de inmediato, y no podía pensar claramente.
Intenté llamarlo una y otra vez, pero mi voz era callada por los gritos de desesperación de las personas a mi alrededor.
No sabía qué hacer; nunca había estado en una situación como esta y para ese momento ya tenía lágrimas de frustración corriendo por mis mejillas. Nunca me perdonaría si algo le pasara a Kellin.

Justo cuando había dado todo por perdido, logré verlo apoyado sobre una pared, y a medida que me acercaba corriendo hacia él, mi miedo incrementaba. Kellin estaba temblando y a pesar de todo el ruido, podía escuchar su voz rota gritando mi nombre una y otra vez.
Tuve que empujar a varias personas para llegar hasta él, y en cuanto lo tuve junte a mí, lo primero que hice fue sostenerlo fuertemente entre mis brazos, sin ninguna intención de dejarlo ir de nuevo. Él no tardó en responder a mi abrazo, envolviendo sus brazos en mi cuello mientras que sus piernas rodeaban mi cintura.
Sabía que ese no era momento para besarlo, pero no pude resistirme y estrellé mis labios contra los suyos. Por un segundo pensé que lo había perdido, pero ahora lo tenía entre mis brazos, y eso hizo que mis labios se movieran con desesperación contra los de él.

Cuando nos separamos fue cuando me di cuenta de la herida en su pierna. Había un pequeño agujero un poco más arriba de su tobillo, pero a pesar de su tamaño, la sangre salía a montones.
El pánico me invadió de inmediato, pero fue rápidamente reemplazado por la culpa; lo había dejado solo y lo habían lastimado.
Cuando me di cuenta que su herida no haría más que dificultar que saliéramos de allí con vida, no pude evitar comenzar a llorar.
—L-Lo si-siento —sollozó, aunque no era su culpa.
Me limité a besar su frente antes de afirmar mi agarre a sus muslos; no me rendiría tan fácil.

Kellin nunca había sido alguien que pesara mucho, pero en ese momento lo parecía; las personas me empujaban de un lado a otro mientras trataba de llegar a la salida con mi esposo entre los brazos. Y por más que tratara de encontrar un camino para salir, era como si estuviéramos corriendo en círculos. No había ningún lugar hacia dónde ir y la única salida estaba cubierta por decenas de personas tratando de salir todas a la vez.

No supe cómo ni cuándo, pero de un segundo a otro ya no me encontraba luchando por salir de allí, sino que estaba en el suelo con Kellin sobre mí. A las personas no les importaba que nos hubiésemos caído y seguían corriendo, e incluso algunas me pisaban.

Traté de levantarme, pero las personas a mi alrededor no me dejaban, y como último recurso arrastré a Kellin hasta un lugar con menos gente. Eso parecía como una tarea fácil, pero con el dolor de las pisadas y el pánico de saber que los disparos se seguían escuchando, mi energía se agotó.
Usé mis últimas fuerzas para sentarme junto a mi esposo, y por más que traté de pararme una y otra vez, no pude, al menos no con Kellin sobre mí.
—Vi-Vic, ve-vete sin m-mí —dijo, una vez que se dio cuenta que no sería lo suficientemente fuerte para sacarnos a los dos de allí.
—No —contesté de inmediato; tenía que estar loco para considerar la idea de dejar a mi esposo atrás.
—Por favor, Vic... vete —pidió, y pude notar como su voz se rompió al final.
El sólo pensamiento de mi vida sin él hizo que las lágrimas cayeran por mis mejillas. Quería que todo esto fuera un sueño, pero no lo era; esto era la vida real. Tenía que decidir qué hacer, y aunque nunca antes había podido negarle nada a Kellin, ahora tenía que hacerlo.
—No. No te voy a dejar —murmuré, y tuve que hacer que mi voz sonara firme para darle entender que esa era mi decisión final.
Él pareció entenderlo, porque no volvió a pedirlo. Pero en cambio comenzó a sollozar, sin siquiera tratar de fingir que no tenía miedo.
Verlo llorar hacía que mi mundo se derrumbara. Sabía que ninguno de los dos viviríamos más, y lo único que podía hacer era abrazarlo fuertemente, tratando de hacer que se tranquilizara cuando incluso yo estaba derrumbándome por dentro. Pero no podía demostrarle que también tenía miedo, porque eso sólo empeoraría las cosas.
—Hey, todo está bien, lograremos salir de ésta —dije, y aunque ambos sabíamos que era mentira, eso logró tranquilizarlo un poco—. Te amo, y prometo que nunca te dejaré.
—Y-Yo... ta-también t-te a...amo —murmuró, y eso era justo lo que necesitaba.
Sabía que las balas cada vez daban más hacia nuestra dirección, pero no importaba, porque él estaba a mi lado.

Lo último que recuerdo fue haber unido nuestros labios antes de que todo desapareciera.

-

Bien, escuché que Circles está basada en los atentados contra París y no pude resistirme a hacer esto.

One Shots (boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora