❝ Como lo hacía conmigo ❞

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Ship: Kellic
Advertencia: Ninguna

// —Eugenia Quevedo - Como lo hacía conmigo //

Narra Danielle

Mentiría si dijera que mi relación con Vic era la misma que la de hacer tres años. Hasta hace unos meses todo era normal; él me trataba como lo único en su vida, me prestaba toda la atención del mundo y me daba regalos sin que celebráramos algo, nada comparado a como era ahora. Siempre estaba demasiado ocupado con su trabajo, salía con Kellin, su mejor amigo, o simplemente me ignoraba.
Durante un largo tiempo intenté convencerme a mí misma que sólo era algo momentáneo, pero ahora me doy cuenta de cuan equivocada estaba.
—Vic, ¿quieres que mañana salgamos a cenar? Hace mucho que no salimos juntos y...
—No, mañana saldré con Kellin —interrumpió, sin siquiera dignarse a despegar su vista del celular.
—¿Otra vez? Dime, ¿en verdad irás con él o sólo es una excusa? Porque déjame decirte que ya la has usado muchas veces —bufé, sin poder evitar que la ira viniera a mí. Sólo quería pasar un tiempo con mi novio, ¿era eso mucho pedir?
—Danielle, no empieces —gruñó, dándose la vuelta en la cama y dándome la espalda.
—¿¡Cómo no voy a empezar!? ¡Según tú te la pasas con él!
—Si te preguntas si te estoy engañando con otra mujer, la respuesta es no —dijo, y como lo conozco tan bien sé que rodó los ojos.
—¿Y cómo sé que dices la verdad?
—Mira, piensa lo que quieras, ¿sí? Ahora déjame dormir.
Estaba a punto de reclamarle su actitud, cuando simplemente se puso los audífonos y apagó la luz.
Resignada, me tumbé en mi lado de la cama, tragándome mi orgullo como tantas veces había hecho. Vic estaba acabando con mi paciencia, pero no lo quería dejar porque en verdad lo amaba, además no podía imaginarme un futuro sin él a mi lado.

[...]

Ya habían pasado unas semanas y nuestra relación no hacía nada más que empeorar. Ahora ni siquiera dormía en casa; siempre llegaba en la madrugaba y cuando despertaba él ya se había ido a trabajar.
—Amor, ¡llegaste! —chillé, envolviéndolo en mis brazos en cuanto entró en la que antes era nuestra habitación.
—Ahora no Danielle, estoy cansado —murmuró, zafándose de mi agarre.
—¿Por qué no Vic? Vamos, te necesito —dije, separándome un poco de él para poder dejar a la vista mi ropa interior de encaje.
Antes él no perdería el tiempo en recorrer mi cuerpo con su mirada, pero ahora su celular parecía mucho más importante que yo.
—¿No te gusta? —pregunté, acercándome a él y rozando su entrepierna con mi mano.
—Se le ve mejor a Kellin —susurró, y no pude evitar detenerme.
—¿Qué dijiste?
—Na-Nada, olvídalo —Antes de que pudiera decir algo más, me besó, tal y como no lo había hecho en meses. 
Le devolví el beso, dejando que su lengua recorriera mi boca. Metí mi mano en su pantalón, acariciando su miembro durante varios minutos. Creí que tendría una erección a los primeros cinco, pero después de diez, diez malditos minutos ni siquiera estaba semi-duro.
—¿En serio Vic? —bufé, tumbándome en la cama resignada. No podía creer que no había logrado ni siquiera excitar a mi novio, ¿es que me había vuelto fea? 
—No es mi culpa, te dije que estaba cansado —dijo, antes de abrochar su pantalón y dirigirse a la puerta—. Me voy con Kellin, vuelvo en la noche.
Antes de que pudiera decir algo, él ya había salido, dejándome sola sin importarle en lo más mínimo.

Mi mente no pudo evitar crear posibles razones por las cuales mi novio ya no quería tener sexo conmigo. Tenía dos; o Vic me estaba engañando o simplemente ya no le atraía. Ninguna de las dos me hacía sentir mejor; tal vez simplemente estaba cansado. Sí, eso debía ser.
Por un segundo pasó por mi mente que él estuviera molesto conmigo, aunque no sabía que había hecho mal. Estaba tan enfocada en pensar que era una pésima novia, que no me había dado cuenta de que por primera vez en mucho tiempo dijo que volvería en la noche.
Entusiasmada con esa idea, comencé a preparar su comida favorita. No podía esperar a ver su expresión cuando viera la cena que había preparado. Pasé dos horas preparando todo, y cuando terminé me sentí orgullosa de mí misma; había varias velas en la mesa junto con dos copas y un vino que tenía guardado. La comida ya estaba hecha y estaba segura que a Vic le encantaría.

Pero él nunca llegó.

Estuve esperando por horas y horas, pero ya habían dado las once y él aún no llegaba. Era obvio que no estaba con Kellin, lo más seguro era que me estuviera engañando.
Me dejé llevar por la ira de la idea de Vic con otra y marqué al número de su mejor amigo, pero no contestaba y como último recurso llamé a su esposa.
—¿Sí? —contestó, sonando confundida.
—Hola Kate, soy Danielle, sólo llamaba para saber si Vic está allí —dije, tratando de ocultar la ira en mi voz.
—Siendo sincera no lo sé, me fui de casa cuando Kellin comenzó a ignorarme por jugar a la play con Vic —suspiró—. Ahora estoy en la casa de mi madre con los niños, pero parece que a mi maravilloso esposo no le importa.
No pude evitar sentirme mal por ella; si yo me sentía terrible al ser ignorada por Vic que sólo era mi novio, no me podía imaginar lo que sentía Katelynne al serlo por su esposo y padre de sus hijos. 
—Uh, ¿te importaría si me doy una vuelta por tu casa? Sólo quiero asegurarme de que Vic esté allí y no engañándome en alguna parte —reí tristemente.
—Claro, me avisas si está, yo también tengo mis dudas. Creo que Kellin sólo lo usa como una excusa —suspiró y pude notar la tristeza en su voz.
Le prometí que lo haría y sin dudarlo más tomé las llaves de mi auto y salí de la casa.

El camino fue sin duda uno de los peores momentos de mi vida; temía que tuviera razón y cuando llegara Vic no estuviera allí, porque si así era, estaba segura que perdería a la persona que más amaba. Cuando llegué estacioné el auto frente a la casa del mejor amigo de mi novio. Toqué la puerta pero nadie abrió. Estaba a punto de irme cuando por pura curiosidad intenté abrir la puerta, la cual cedió en el primer intento. 
Entré, sintiéndome como una completa intrusa recorriendo una casa ajena. Toda la primera planta estaba en completa oscuridad, pero sin dudas había alguien en el piso de arriba, desde donde se podían escuchar golpes.
Confundida, subí y a medida que lo hacía, unos gemidos agudos pero no al grado de ser de una mujer fueron escuchándose más fuertes.
Todo estaba en completa oscuridad, a excepción de la habitación que supuse era de Kellin y Katelynne. Abrí la puerta, con mi mente imaginando todas las posibles cosas que podía encontrarme cuando lo hiciera por completo. Aunque sin dudas nunca esperé encontrarme a mi novio allí. No podía ni quería creer lo que veía. Frente a mí estaba Kellin, quien se suponía era sólo su mejor amigo, montando a mi novio.

Ellos ni siquiera se habían dado cuenta de mi presencia. Kellin siguió bajando y subiendo de mi novio, soltando pequeños gemidos cada vez que lo hacía. Probablemente no me habría dolido tanto si supiera que era sólo sexo, pero sentí como mi mundo terminó de derrumbarse tras dos simples frases.
—Mi-Mierda Kellin... Ugh, te-te amo, bebé —gimió mi novio.
—Yo... yo también te amo Vi-Vic.
No pude soportarlo más y un sollozo se escapó de mi boca, llamando la atención de los dos.
Ni siquiera se molestaron en mostrarse sorprendidos o aunque sea separarse; simplemente se quedaron congelados viéndome.
Salí de allí lo más rápido que pude con la poca dignidad que me quedaba y marqué el número de Katelynne en cuanto subí al auto.
—¿Kate? —pregunté, tratando de contener mis sollozos inútilmente.
—¿Qué pasó? ¿Si estaba en mi casa? Danielle, ¿estás llorando?
—Y-Yo... S-Sí estaba allí, pero... ¡Por dios Katelynne, ellos dos estaban follando! 
—¿Q-Qué?
—¡T-Todo el tiempo creí que sólo eran mejores amigos, pero nos estaban viendo la cara de idiotas!
Ahora que lo pensaba, todo tenía sentido. Todas esas veces que no había llegado a casa, todas esas veces en que me había rechazado en la cama; todo el tiempo había estado con su mejor amigo y lo hacía con él como lo hacía conmigo.
No podía soportar el hecho de que la persona en quien había puesto toda mi confianza, me traicionara de esta forma. ¿Había hecho algo mal? ¿O simplemente Vic había dejado de amarme? No tenía las respuestas a eso, pero si algo sabía, era que ya estaba harta de estar con alguien que no sentía ni siquiera respeto por mí.

[...]

Ya había pasado un año desde que corté con Vic, y debo admitir que había sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Me di cuenta de que no lo necesitaba para ser feliz; sólo me necesitaba a mí misma. Ahora tenía a un maravilloso hombre a mi lado que si me prestaba atención y me amaba tanto como yo a él, aunque debo admitir que a Vic no le estaba yendo tan mal; hace meses se había casado con Kellin y supe que había ganado la custodia de Copeland. Siendo sincera me alegraba saber que al fin estaba con alguien que pudiera hacerlo feliz, tal y como yo no había sido capaz de hacer. Y a pesar de que no lo admita en voz alta, él siempre tendría un lugar en mi corazón; él y su esposo e hija. 

One Shots (boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora