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Capitulo 21

“Mátalos con amabilidad.”

Hacía tanto calor que no tenía ganas ni siquiera de salir afuera. Se estaba tan bien en aquel asiento del coche que me había traído al restaurante. Suspiré dándole gracias al conductor y diciéndole que le llamaría mas tarde.

Abrí la puerta y salí rápidamente de allí. Suerte que llevaba un vestido corto, si no me hubiera asfixiado. Lamí mis labios y colgué mi bolso a un lado de mi hombro caminando hacia la entrada del restaurante. Había paparazzis. Mier*da. No me gustaba eso.

“Señorita Smith.” Sonreí al amable camarero que estaba en la entrada de aquel lujoso lugar, esperando a los clientes. “Pase por aquí por favor.” Asentí con mi cabeza.

“Gracias.” Hice una mueca con mis labios mientras me conducía aquel hombre hacia mi asiento. La mesa estaba algo apartada, así que no mucha gente nos vería. Estaba ansiosa por saludar a Miley y abrazarle.

Me senté y agradecí a aquel camarero amable por su cordialidad. Esperé en mi asiento a que Miley se dignara a aparecer. Odiaba esperar y ella lo sabía perfectamente.

“Lo siento por la tardanza.” Levanté mi rostro de mi iPhone y sonreí contenta. Me levanté rápidamente de mi asiento y me abalancé sobre ella riendo alegremente. Sus brazos se envolvieron alrededor de mi cuerpo.

“Por ser tu no te mataré.” Dije bromeando en su oído, su pecho retumbó por su risa. Me encantaba como se reía.

“Vaya, me siento halagada.” Se sentó haciendo un gesto con sus manos. “Por cierto, lo hiciste genial. Felicidades.” Me guiñó su ojo mientras reía de nuevo.

“Deberías sentirte así.” Bromeé y ella rodó sus ojos con diversión, sabía que lo hacía en broma. “Y gracias!” Me encogí de hombros haciendo una mueca. “¿Que puedo decir? Tu “Go ______” me dio fuerzas.” Sonreí alzando mis cejas.

“¿Acaso lo dudabas Smith?” Tocó su pecho con su mano bromeando.

“La verdad... no.” Reímos.

Poco después pedimos algo de cenar y nuestras bebidas. Comimos haciendo bromas y divirtiéndonos a la vez que repasábamos lo que había pasado durante estos últimos meses en el Tour.

“Oh Dios mío. No puedo creerlo.” Negó con su cabeza con resignación.

“Lo mismo digo.” Suspiré llevándome a mi boca el baso lleno de refresco que tenía en frente. Miré a mi alrededor rápidamente comprobando que nadie nos estaba escuchando. “Simplemente... es superior a mi. Es decir... ¿En serio pretendes ignorarme durante las últimas semanas y luego venir a mi habitación a preguntarme que esta mal conmigo?” Solté un quejido. “No lo entiendo, en serio.”

“Y yo menos. Pero quizás estaba agobiado o simplemente no se dio cuenta.”

Arqueé mi ceja coincidiendo con sus ojos claros completamente azules. “Miley... no intentes defenderlo.” Mordí mi labio molesta.