Caminé hacia ella, mientras sentía como mis piernas me fallaban y casi caía en el suelo, si no llega a ser por sujetarme a la cama hubiera quedado desplomaba en el suelo. Solté un quejido. Mi cabeza daba vueltas, cerré mis ojos mientras sentía pasos correr hacia mi.

Unos brazos pasaron por mi cintura, impulsándome hacia arriba y poniéndome sobre la cama cómoda de la gran suite. Suspiré intentando abrir mis ojos, cuando el mareo se estaba yendo. Tragué saliva y coincidí con sus ojos. “¿Estas bien?” Su voz era agitada y su rostro de preocupación.

Asentí. “Si, estoy bien.” Mis ojos se cerraban de cansancio. Estaba agotada. Suspiré y poco después lamí mis labios todavía mirándole a sus mieles ojos. La cama se volcó hacia un lado mientras el se sentaba a mi lado, observándome con atención.

“No mientas. ¿Porque eres tan cabezota?” Su expresión era algo desconcertada. Cuando no respondí, el siguió hablando. “¿Te sientes mal?”

Suspiré, asintiendo con mi cabeza finalmente. Era la primera vez que reconocía esto ante alguien, y era ante él. Contuve mis lágrimas mordiendo mi labio.

“Entonces, ¿porque no lo dijiste anoche? Hubiera llamado a Jason o a un médico para que te revisara. Estoy seguro de que lo necesitas.”

Negué con mi cabeza, su tono era algo duro, era como si me estuviera reprendiendo por no hacerle caso anoche. Y era la verdad, odiaba los hospitales y a los médicos sobre todo. Tenía miedo. “Siempre me pasa cuando tengo una bajada de azúcar, es normal... se pasará.”

Suspiró pasándose su mano por su pelo. “Será mejor que llame a Jason, tiene que saber que no estas en condiciones para actuar.”

“No!” Grité, deteniéndole en seco, apoyando mi mano en su brazo para que no se fuera de la cama. “No lo hagas. Estaré bien para el concierto. Simplemente necesito comer algo y te aseguro que estaré bien.”

Sonreí. El no parecía convencido.

Mi cabeza iba a explotar. “Tienes que descansar, quédate todo el día en la cama. Avisaré al servicio de habitaciones para que te traiga algo de comer, es temprano.” Me miró a los ojos y yo asentí con mi cabeza levemente. Su mirada hacía estragos en mi corazón.

Sentí mi estómago revolverse con algo que era raro... una sensación rara. Como cuando te asomas a las ventanas desde una altura muy elevada y ves abajo a las personas tan pequeñas y te da un vuelco el estómago. Era así la sensación.

“¿Porque haces esto?” Le miré algo desconcertada. Es decir, tengo muchos amigos, de ellos chicos, pero ellos no eran tan atentos como él. Siempre se preocupaban por mi, pero no de esa forma. Él era mas... atento y se preocupaba más.

“¿El que?” Me miró confundido.

“Esto... preocuparte tanto por mi.” Dije en voz baja, con algo de timidez.

“Porque me importas.” Me miró a los ojos, algo dentro de mi se encogió y sentí en mi pecho una sensación extraña. Mi estómago era como si me hubiera asomado de nuevo a una ventana del piso 100 de un rascacielos de New York. Tragué saliva.

Impossible ღ [נusтιи вιeвeя&тu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora