✿Capítulo 42.

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Luke de dio la vuelta y se quejó cuando su frente chocó con algo. Una caja. Esa estúpida caja.

En esa caja habían fotos, cartas y recuerdos de Michael, de el tiempo que pasó con él y las cartas que recibió durante tres meses, ya pasaron dos años y nunca más llegó una carta de Michael.

Los últimos años, el rubio se dedicó a sus estudios, después de la última carta de Michael, no pudo mantener una relación, a todos los comparaba con el teñido y las cosas que hacían juntos. Era imposible olvidar a la persona que lo ayudó, curó su corazón y él tanto amó.

—¡Luke! —gritaron unos niños entrando a su habitación.

—¡Lukey, vamos!

Sintió un peso en su cuerpo y sonrió. Para sus hermanos era costumbre despertarlo así los fines de semana.

—Ya, Aaron —rió el rubio—. Estoy despierto.

—¡Llegaremos tarde! —gritó uno de los gemelos.

—Aris, no grites en mi oído.

—Luke, dijiste mal nuestros nombre —murmuró el castaño riendo.

—No es mi culpa que sean completamente iguales y sus nombres sean casi iguales, niños.

—Pero nuestros ojos no son iguales —dijo Aaron acercando su rostro al de su hermano mayor, tanto que golpeó su cabeza con el rubio.

Finalmente Luke fue al baño, el pequeño rubio había cambiado mucho en el último tiempo. Ya no era pequeño, creció unos centimetros y él todas las noches pensaba en como sería estar al lado de Michael ¿el reñido seguiria llamandolo "pequeño"? Dejó crecer su cabello, sus hombros estaban más anchos y había recuperado peso, por fin se podía sentir contento de su cuerpo, por fin estaba feliz de ser quien era. Pero algo faltaba.

Miró su reflejo, sus ojos estaban vacíos. Necesitaban conectarse el verde de Michael, lo necesita tanto.

—Buenos días, Luke —saludó Brenda, su madrastra.

—Hola —sonrió—. ¿Donde está papá?

—Arreglando unas cosas en la oficina, ya viene.

Luke quería mucho a Brenda y ella a él. No era su madre, pero lo parecía más que Liz, tres años viviendo juntos y ella se preocupó más de Luke que Liz. Luke por fin sabía lo que era el cariño de una madre, y vivir en familia, el amor familiar.

—¡Mamá! —gritó Aris corriendo por la cocina—. ¿Ya le diremos a Luke?

—¿Qué cosa? —cuestionó el rubio.

—Nada, cariño —respondió Brenda sonriendo nerviosa—. El desayuno está listo.

Luke asintió algo desconfiado. De todos modos iba a saber que era eso que le tenían que decir, no se escondían nada en esa familia.

El rubio miró su celular y se dio cuenta de lo tarde que iba. Terminó su desayunó y tomó sus cosas para subir a su auto y salir directo a su trabajo. Lo que más amaba después del teñido, sí.

No terminó el primer año de psicología, porque simplemente no le gustó, en cambio descubrió que le gustaba enseñarle a los niños así que estudió párvulo, y trabaja en una jardín infantil con niños de 4 a 6 años, tiene su propio curso y adora a los niños que están con él, y los niños lo adoran a él.

—Buenos días —sonrió el rubio abriendo la puerta del aula.

Las madres dejaron a sus hijos al cuidado de Luke y las puertas del recinto se cerraron.

Lindas Apariencias |Muke Clemmings|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora