¿Y si me tuviera que marchar? ▌Namjin▐

Extra limón ~

[Jin]

La película había terminado quedando en un segundo plano, centrando toda mi atención en los labios del pelirosa que succionaban con ahínco mi cuello mientras sus manos recorrían mi cuerpo bajo la ropa. Yo me encontraba en bóxers y una camiseta, y él solamente con unos pantalones de baloncesto. No sabíamos en qué momento la película había carecido de nuestro interés y comenzó a subir la temperatura, pero éramos conscientes de que en estos momentos estaba muy alta.

- J-Jin, espera... –me apartó con cuidado, empujándome suavemente por los hombros haciendo que me incorporara, ya que yo estaba sentado sobre su regazo. Comprendí lo que sucedía antes de que abriera la boca para explicarse. –Si seguimos, yo... ya sabes... no podré...

- Namjoon, quiero hacerlo –respondí con firmeza, inclinándome seguidamente sobre él y atrapando de nuevo sus labios, consiguiendo un excitante sonido como respuesta.

- N-no tienes porqu... ah, joder jin... –volvió a apartarme, esta vez sujetando mis muñecas en alto para que no volviera a abalanzarme sobre él. –No me desconcentres cuando estoy hablando. –Sonreí y moví mis caderas, viendo como fruncía los labios acallando otro de esos roncos gemidos que tanto me gustan. Me miró con reproche y yo sonreí pícaramente, como si fuera un niño al que han pillado comportándose indebidamente.

- Lo siento –murmuré sin dejar de sonreír, deteniendo mis movimientos al instante. –Pero lo digo en serio. Quiero llegar al final.

- Puedo esperar, ya lo sabes. No quiero que te fuerces a nada. –respondió con un semblante serio.

En estos cinco meses nunca habíamos llegado a hacerlo. Yo no me sentía con fuerzas, me agobiaba y comenzaban a caerme todos los recuerdos encima cuando la cosa comenzaba a tornarse caliente. Namjoon siempre lo notaba y se detenía al instante, por eso sabía que en esta ocasión era lo mismo. Pretendía detenerse aquí, pero ahora existía una diferencia, ahora yo estaba completamente decidido a dar el paso.

- Si te soy sincero, tengo un poco de miedo, pero realmente quiero hacerlo.

- ¿Miedo? –acarició mi mejilla suavemente con la yema de sus dedos, relajándome ante ese simple tacto. – ¿De qué tienes miedo?

- De terminar en el hospital –me miró sorprendido, como si hubiera dicho una barbaridad. – No me pongas esa cara, con Jungkook te pasó eso.

- Con Jungkook era diferente – me sujetó de la cintura, recolocándome sobre él, y sonrió. –La única vez que pises una hospital por mi culpa, será porque te habré dejado embarazado.

- ¡Namjoon! –le di un golpe no muy fuerte en el hombro, y él rió.

Volvimos a besarnos, rodeándole la nuca con mis brazos y comenzando a moverme lentamente sobre su regazo, notando la respuesta en su miembro al contacto, como comenzaba a endurecerse con cada roce. Namjoon nos puso en pie, y yo rodeé su cintura con mis piernas para que pudiera trasladarnos más fácilmente a nuestra habitación. En el camino nos deshicimos de mi camiseta y sus pantalones, quedándonos únicamente en ropa interior.

Al llegar me dejó cuidadosamente sobre la cama. Fue hasta la mesilla y se puso a rebuscar varios segundos antes de sacar un pequeño bote blanco y dorado en el que destacaban unas grandes letras formando las palabras "Aceite de almendras". Me lo mostró levantando las cejas, pidiéndome permiso. Yo reí y asentí, y él no tardó ni medio segundo en colocarse sobre mí, ahora con el bote entre las manos.

Vertió un poco del líquido blanco en sus manos y comenzó a extenderlo por todo mi cuerpo, provocándome ligeros espasmos al contacto con la fría crema. Agarró mi bóxer con sus dientes y lo bajó lentamente, disfrutando al encontrarse mi erección ahora liberada.