Capítulo 9: Dulce

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[Jin]

No había conocido hombre más pesado en la tierra que Namjoon, y obviamente hablaba metafóricamente. Preguntaba lo mismo día tras día, preocupándose de forma exagerada por mí, pretendiendo obtener una respuesta que nunca iba a llegar. Porque no se la iba a dar.

¿Qué quería? ¿Qué le contara acerca de mi infancia? ¿Del porqué de mi repentino ataque? Ni en broma desvelaba el mayor secreto guardado durante toda mi vida, no hasta cumplir mi objetivo.

Terminé de ponerme el jersey de cuello alto que llevaría a la cena y me dirigí al salón, esperando de pie, incapaz de mantenerme quieto. Me apoyé en la encimera y serví una copa de vino en un intento de relajarme.

- ¿Vas a tomar antes de salir?

Casi derramo el líquido rojo sobre la sueperficie de piedra por la repentina aparición de mi compañero de piso. Terminé de servirme, cerré cuidadosamente la botella, y cuando me hube asegurado de que todo estaba a salvo y seguro, fulminé al pelirosa con la mirada.

- Cuidado que lo tiras –dijo con ironía, divirtiéndose con una situación que a mí no me hacía ninguna gracia.

- Hoy no estoy de humor, Namjoon.

Fui a dar un trago a la copa pero antes de poder rozar el cristal, una mano me la arrebató y observé con los ojos abiertos de par en par como la persona se terminaba su contenido de un solo trago. Se relamió los labios, mirándome, y dejó el recipiente de cristal nuevamente sobre la encimera.

- No te recomiendo ir borracho a una cena con tu tío, princesa. –Fui a agarrar de nuevo la copa, pero la quitó de mi alcance en menos de un segundo, observándome con una sonrisa burlona. –De hecho, si me permites el consejo, no te recomiendo emborracharte delante de nadie.

- Si me permites el consejo, no me des consejos cuando se me está acabando la paciencia.

A pesar de mi respuesta, sonrió y se marchó llevándose la copa consigo. Una idiotez, ya que podría coger cualquier otra o directamente beber de la botella, pero no lo hice. Por alguna razón decidí hacerle caso y mantener todos mis sentidos sobrios.

Riiiiiiiiiiiiiiiiiiing.

Odiaba el sonido del maldito timbre, tan estridente y ruidoso. Descolgué el telefonillo y me encontré con el chófer de mi tío frente a la cámara del portal. Avisé de que ya bajaba y volví a colgar, suspirando pesadamente.

"Solo un poco más. Un poco más y terminará todo"

Agarré mi abrigo y llaves, ocupándome de que todo estuviera en orden antes de salir. Seguramente cuando volviera, habría al menos una cosa rota, pero no podía hacer nada, era el problema de dejar a Namjoon solo.

Salí del portal, donde me esperaba el chófer, y me acompañó hasta la puerta, abriéndomela como si de alguien importante me tratara. En realidad ya estaba más que acostumbrado, aunque nunca perdería ese gusto por hacer las cosas por mí mismo.

- Buenas tardes, tío.

- Ya te he dicho que no seas tan formal conmigo, Jin –me sonrió cálidamente y dio unos golpecitos en el asiento más cercano a él, invitándome a acercarme. Tragué saliva y lo hice, evitando chocar miradas con él. - ¿Qué tal todo? ¿Has tenido algún incidente?

- N-no, no... –sonreí apresuradamente para afianzar mis palabras –Todo está perfecto.

- ¿Has asistido a algún encargo?

- A todos desde el caso de los niños. Namjoon me suele dar indicaciones y no se separa en ningún momento.

- Bien, bien, así me gusta... –dio unas palmaditas en mi pierna, con el detalle de que no levantó la mano al final, y así siguió durante todo el camino. Yo completamente tensado, queriendo salir corriendo y fingiendo con todas mis fuerzas. Fingir, sí, yo era muy bueno en eso.

Llegamos al restaurante. Al muy lujoso y probablemente excesivamente caro, restaurante. Teníamos una sala apartada para nosotros dos, aumentando mi sentimiento de incomodidad. Por alguna razón la velada transcurrió bastante normal y común, él preguntándome acerca de mis vida, de cómo me sentía y si necesitaba algo, y yo respondiendo. Este tipo de momentos son los que me hacían dudar sobre mi objetivo.

"No puedes echarte atrás a estas alturas"

Y no iba a hacerlo.

Seguimos hablando hasta que llegó el postre. Mi tío se levantó y le dio una orden al camarero antes de que se marchara, susurrándosela al oído de tal forma que yo no pudiera escucharla. Me estremecí al divisar desde mi asiento como el camarero cerraba la puerta antes de irse, dándome una leve idea de lo siguiente que iba a ocurrir.

- Intenté contactar contigo estos días –comenzó a decir mi tío, siempre sin borrar esa cálida e intacta sonrisa de su rostro.

- Se me rompió el móvil –noté su expresión de preocupación y me apresuré a seguir hablando antes de que saliera con comprarme uno nuevo. Yo no necesitaba un móvil, jamás se me había roto y todo era una mentira. Pero claro, una mentira dejaría de cumplir su cometido si se descubriera. – No te preocupes, ya lo mandé arreglar –lo saqué de mi bolsillo y lo mostré en alto con elegancia antes de volverlo a guardar. – Está perfecto.

- Me alegro entonces –se inclinó sobre la mesa, dándome a entender que iba a echárseme encima, pero terminó por agarrar únicamente la botella de vino que había sobre ella. Se sirvió una copa para él, ya que la mía seguía intacta, y volvió a sentarse. –Tenía ganas de verte.

- ...

- ¿Tú no tenías ganas de verme?

- S-sí...

Ensanchó la sonrisa y separó su silla de la mesa.

- ¿Vas a demostrarle a tu tío cuanto le echaste de menos?

- Y-yo...

"Pronto terminará"

- ¿Jin?

- Sí, lo siento. Estoy distraído últimamente –sonreí y me puse en pie, arrodillándome frente a él, quien permanecía sentado, observándome detenidamente desde arriba. Me acarició los labios sin borrar esa mirada de excitación, de adoración a su único y preferido sobrino.

- Eres precioso

Desabroché los botones de su pantalón.

- Eres lo más preciado que tengo

Acerqué mis labios al los bóxers, rozándolos levemente, intentando armarme de valor para hacerlo. No era mi primera vez y tampoco sería mi última, lo sabía de sobra, pero aún así nunca llegaba a acostumbrarme.

- Mi pequeño Jin...

Bajé la última prenda y metí su miembro en mi boca. Él agarró la parte trasera de mi cabeza por el pelo y me empujó, provocándome una arcada. Aún así no me aparté ni quejé, puse todo mi empeño en seguir y satisfacerle. Era mejor de esa forma, al menos por ahora.

- Mi pequeño y dulce Jin... -repitió. 

Creyendo que me creía ese fingido amor en sus palabras.

Que el decir cumplidos disminuiría el hecho de que esto era violación. De que fue violación cuando yo era un niño y seguirá siéndolo en un futuro. 

Hasta que deje de serlo. Hasta que yo termine con todo. 


¿Y si me tuviera que marchar? ▌Namjin▐Where stories live. Discover now