Capítulo 16: Forzado

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[Namjoon]

Segunda vez que salía en busca de Jin sin tener ni puta idea de en donde empezar a buscar. Lo primero que hice, obviamente, fue llamar a su tío, pero me respondió que no estaba con él. También me prohibió seguir buscándole, alegando que si Jin volvía, tendría que hacerlo por cuenta propia, y de nuevo me valió mierda lo que dijo. Jamás imaginé que me fuera a importar tan poco una orden directa de Hwa, jamás.

Recorrí con el coche toda la ciudad, intentando andar lo menos posible al principio, más que nada porque la herida dolía horrores, pero de igual forma terminé casi corriendo por las calles, entrando en locales y buscando con la vista al castaño para terminar saliendo a los dos minutos sin él.

No estaba en ningún sitio. Después de todo el día buscándole, ni siquiera había dado con alguna pista. Nadie sabía nada.

"Princesa idiota. A este paso terminaré recorriendo todo el mundo para encontrarte"


[Jin]

Desperté en mi antigua cama, una rosa y enorme que seguramente Namjoon calificaría inmediatamente de "princesa", y yo no le reprocharía nada, porque efectivamente así es como se veía.

Pero por desgracia Namjoon no podía decir nada, porque no estaba. Bueno, exactamente era yo quien no estaba, ya que me había marchado la noche anterior. Después de llamar a mi tío para que enviara al mejor médico que tuviera a casa de Namjoon, esperé pacientemente a recibir una respuesta por parte de él. Gracias a dios al pelirosa no le quedarían secuelas, únicamente una cicatriz de varios centímetros por encima de la cadera, pero teniendo en cuenta todas las demás que tenía, seguro que poco le importaba.

El caso es que aproveché cuando todos se fueron y Namjoon se encontraba durmiendo en su habitación, para hacer mis maletas y marcharme. Seguidamente volví, cociné unos cuantos platos, limpié el piso y dejé mi libro de recetas a la vista. De camino a casa de mi tío le mandé varios mensajes y luego rompí el móvil y la tarjeta de este. No quería dejar rastro. No quería dejarlo porque iba a desaparecer, iba a hacerlo para siempre.

Sí, había tomado una decisión. Ya era hora.

¿Qué me ataba a todo esto? Namjoon tenía razón, las cosas eran mejor de este modo. Me acostumbré demasiado a su presencia, a la nueva vida con él, y me olvidé del verdadero objetivo. Pero ya no importaba. Ya no necesitaría de su ayuda, porque después de hacerlo no necesitaría de nada. Literalmente nada.

Me duché y vestí adecuadamente, para terminar recorriendo los anchos pasillos de la mansión de mi tío en busca de la gran sala de estar, en la cual se encontraba leyendo unos libros. Al escucharme llegar, levantó la vista y sonrió, dando unos golpecitos en el hueco a su lado del sofá. Tragué saliva y me acerqué, tomando asiento junto a él.

- ¿Has dormido bien?

- Sí –mentí. No había pegado ojo en toda la noche. Sobre todo después de recibir su visita nocturna, según él "porque extrañaba pasar una noche con su sobrino". Menos mal que después de su cometido se marchó, pues no habría sido capaz de llorar estando él delante, y eso era lo que mi cuerpo pedía a gritos en ese momento.

- Me alegro –respondió aún con esa sonrisa que siempre me había resultado un tanto espeluznante. –Pero sigo sin entender porqué ese cambio tan repentino. Pensé que estabas a gusto con Rapmon.

- Lo estaba, simplemente... –vacilé antes de hablar, sin saber exactamente qué decir. – Te echaba de menos, supongo.

- Es bueno saberlo –apoyó su mano en mi rodilla, para comenzar a subirla disimuladamente por mi muslo, acariciándome con demasiada intimidad. Llevaba recibiendo este tipo de tocamientos toda mi vida, y aunque en comparación con todo lo demás no eran gran cosa, seguían siendo unos detalles que desecharía de lo primero sin pensar. –Si te soy sincero por un momento llegué a pensar que me odiabas.

Me paré en seco, tensándome al escuchar tales palabras saliendo de sus labios. Le miré y fingí una sonrisa, levantando confusamente las cejas. Como si no tuviera sentido lo que decía.

- ¿Por qué iba a odiarte?

- Porque no eras capaz de entender lo mucho que yo te quiero, Jin. Me costó un enorme esfuerzo enseñártelo. De pequeño llorabas continuamente.

- Decías que te gustaba que llorara y seguías haciéndomelo, con más ganas incluso –murmuré con resentimiento, rectificando inmediatamente y devolviendo una sonrisa a mi rostro, el cual se tornó a uno serio y semblante durante varios segundos.

- Todos decimos muchas cosas, Jin, no me lo tengas en cuenta –rió y palmeó varias veces mi muslo, tensándome aún más. –Te deseaba tanto que en ocasiones terminaba cegado y perdía el control, no es mi culpa que seas tan hermoso, Jin.

- Claro que no.

- Ahora las cosas son diferentes, ¿verdad? –asentí, apartando inmediatamente la vista. –Es un alivio no tener que seguir forzándote. Empezaba a cansarme.

"Mentiroso. Te encantaba hacerlo, te encanta obligarme, y en el fondo sabes que aún lo haces"

Abrió la boca para decir algo, pero se vio interrumpido por el sonido de su móvil. Suspiré aliviado, aprovechando el momento que se distrajo para descolgar, y alejándome unos centímetros.

- ¿Rapmon? –captó toda mi atención al pronunciar ese nombre. ¿Qué narices hacía llamando a mi tío? De hecho ni siquiera entendía por qué estaba despierto tan temprano. ¡Necesitaba descansar, se lo dejé muy claro a Jungkook para que le vigilara! – ¿Jin? –Se quedó mirándome sin comprender. Seguro que Namjoon le estaba preguntando por mí, así que me apresuré a negar con las manos y susurrarle que le respondiera que yo no estaba. Asintió con desconfianza y volvió a girarse. – Jin no está aquí –pensé que iba a colgar la llamada pero siguió hablando. – ¿Ocurrió algo? ¿No? –me miró de reojo sin soltar el teléfono, paseándose lentamente por la habitación. Yo estaba medio muerto de nervios. No quería que Namjoon dijera nada, y menos aún que me encontrara. Había tomado una decisión, y no podía verle ahora o lo arruinaría. –De todas formas, Rapmon, déjale. No le busques. Si vuelve, que lo haga por su cuenta. Ajá, perfecto. Adiós.

Y colgó.

- ¿Por qué no querías que supiera que estás aquí? –preguntó nada más guardar el móvil, mirándome desde lo alto.

- Y-yo... –tartamudeé, aún perplejo por la conversación que acababa de escuchar. Namjoon no tenía que buscarme, tenía que reposar en su maldita cama, para que su maldita herida sanara, y luego seguir con su maldita vida. – Estoy cansado.

- Pero si acabas de despertarte, ni siquiera has desayunado.

- No tengo hambre.

Me puse en pie y salí del cuarto, ignorando las veces que me llamó. Ahora no soportaría verle, no estaba de humor para fingir. No estaba de humor para hacer absolutamente nada. 

¿Y si me tuviera que marchar? ▌Namjin▐Where stories live. Discover now