EXTRA #1

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Hadley en multimedia.


Henry.

Cuando conocí a Hadley, mi novia, me enamoré perdidamente de ella. Me perdía en su mirada gris, tenía una voz de ángel inigualable. La había conocido en una fiesta de Universidad y de ahí, le pedí su número celular, desde ese entonces, supe que éramos inseparables.

Definitivamente ella era la mujer de mi vida y planeaba casarme con ella.

Llevábamos cuatro años juntos y hoy sería el día en que nuestra relación diera un paso más. Vivíamos en un pequeño pueblo de Londres llamado Lacock.

Teníamos una casa para nosotros solos y estábamos perfectamente ahí. Yo trabajaba para mantener la casa en la que estábamos mientras ella se encargaba de tener las cosas en orden.

Planeé una cena romántica para proponerle matrimonio. Era en un restaurante lujosísimo que me había costado la vida para pagarlo.

Marqué el número de Hadley para citarla.

¿Had? pregunté desde la otra línea.

Una respiración agitada me respondió:

H-Henry, no me esperaba tu llamada, corazón.

Fruncí el ceño por la rapidez en que sonaba su voz.

¿Estás bien? Te escucho algo rara. ¿Quieres que vaya a casa? —pregunté preocupado.

¡No! No me gustaría distraerte, Hen... –dijo sonando más tranquila.

Está bien, cariño. Oye ¿te gustaría que fuéramos a cenar? Reservé en un lugar que te va a encantar —pregunté ilusionado.

¡Claro, Henry! Solo dame la hora y el lugar y ahí estaré —contestó animada.

Después de pasarle todos los datos, colgué la llamada y lo único que faltaba era esperar. Ya quería ver la expresión de mi novia al ver su anillo.



Tenía un smoking puesto y estaba esperando a que hora llegaba Hadley. Habían pasado varios minutos y sinceramente me preocupaba por qué no estaba aquí todavía ya que ella era muy puntual.

La llamé por teléfono y me mandaba al buzón. Sentí las lágrimas derramarse por mis ojos al ver que me dejó plantado, pero a lo mejor ella tenía una buena razón. Traté de convencerme de eso y me fui directo a casa.


El pueblo estaba en silencio y vi mi casa apagada, excepto la luz del cuarto de Hadley y el mío. Abrí la puerta en silencio y subí poco a poco. Agradecía plenamente que la escalera estuviera alfombrada y no se escucharan mis pasos.

Escuché ruidos provenientes del cuarto y saqué una navaja que siempre llevaba conmigo en el pantalón. Tal vez era un ladrón. Abrí la puerta un poco y lo que vi, supe que lo tenía que remediar.

Y no de una manera muy bonita.

El estruendo de la puerta siendo azotada por mí al abrirla, hizo que Hadley y su amante se levantaran de la cama solo cubriéndose con unas finas sábanas.

Hadley se puso pálida al verme con mi navaja.

El chico se me escapó desafortunadamente.

Pero Hadley seguía aquí y le iba a enseñar quien mandaba.

Ignoré sus lloriqueos y suplicas de perdón para acercarme a ella y jalarla por los cabellos.

¡Henry! Perdóname... ¡lo siento! Chilló, ¡Me lastimas, Henry! —lloró.

— ¡Más me lastimaste tu a mí, maldita! grité rojo de la ira. Estaba seguro de que las venas de mi frente se marcaban más que nunca.

Hadley jamás me había visto en esa faceta, pero me iba a conocer.

Trataba de cubrirse lo más que podía con las sábanas mientras yo la arrastraba del cabello por toda la casa y escuchaba sus gritos.

¡Henry! Podemos volver a iniciar todo y olvidar esto. Te amo, no hagas esto lloraba cada vez más y eso incrementaba mi ira.

Le di una cachetada en las dos mejillas.

No te reconozco dijo con los ojos muy abiertos.

Yo no te reconozco la jaloneé haciendo que gimiera. Te iba a pedir matrimonio y me dejase plantado.

Su mirada estaba llena de culpa al escuchar lo que dije. Pero ya no me importaba nada.

Ya me cansé de oírte. Las zorras como tú no merecen vivir susurré.

Alcé mi navaja y los gritos se incrementaron.

¿Qué te parece si primero te corto esta boquita para que dejes de llorar? Así no gastarás tu preciosa voz, nena —me reí con rencor.

Le hice un corte profundo en la mejilla y vi su sangre resbalar.

Una.

Dos.

Tres.

Tres puñaladas en el pecho haciendo que diera su último gemido de vida.

Solté la navaja.

Miré el cuerpo de Hadley sin vida ahora ya deforme por el daño que le había hecho.

Su cabello oscuro manchado de sangre.

Sus ojos grises ahora sin vida.

Ahora estaba arrepentido de lo que había hecho.

Las lágrimas salieron sin darme cuenta y tomé el rostro de Hadley entre mis manos. Desearía que esto jamás hubiera pasado. Tal vez si debí haber olvidado este desliz por parte de ella.

Pero ya no existía ese Henry bueno y paciente.

Sería la peor pesadilla de muchos.

Ya no podía saciarme aunque la hubiera matado.

Ahora dentro de mí había un alma negra, y no tenía corazón, porque este, se lo había llevado Hadley.



Nos vemos en el extra 2

CAPÍTULO CORREGIDO: 8 DE ENERO DE 2021

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