Capítulo 14: Decisión

Comenzar desde el principio
                                    

- ¿Qué quieres? –preguntó la chica con poca expresión de amigos. Sonreí y me fui acercando lentamente, mostrando las manos fuera de los bolsillos en todo momento para dar más confianza.

- Me dijeron que preguntara por Zeta. Me gustaría pillar bastante cantidad –mentí, haciéndome pasar por uno de sus clientes.

- ¿De cuanta cantidad estamos hablando? –preguntó ahora más interesado uno de los chicos.

- ¿Medio kilo? –sopesé mis palabras, fingiendo no estar seguro hasta llegar a su sitio, tomando asiento en la mesa que había frente al sofá.

- ¿Consumo propio?

- Algo así –respondí sin dejar de sonreír. La única que parecía no tenerme mucha confianza seguía siendo la chica, pues los otros parecían haber caído por completo.

Empezamos a discutir animadamente el precio y hora de la recogida, como si fuera un encargo real. Ellos preguntaban y yo respondía, obviamente mintiendo para dar más veracidad a la falsa compra. No creo que llegáramos siquiera a los diez minutos hablando antes de que yo sacara la navaja que guardaba en la manga y deslizase rápidamente su filo por la garganta del chico que tenía en frente. Un segundo instante después me encontraba esquivando un cuchillo de la chica directo a mi pecho. Aproveché el movimiento que hice para propinarle un puñetazo al segundo chico, quien cayó sobre el sofá, más concretamente sobre el cadáver de su compañero.

- ¿Hwa, verdad? –preguntó la chica, alejándose unos pasos pero sin bajar el cuchillo que empuñaba en su mano derecha. No respondí, pero supongo que eso fue suficiente respuesta para ella. –Nos avisaron de que vendríais.

- ¿Y no tomasteis precauciones? –pregunté levemente sorprendido.

- No lo vimos necesario.

- Seguro que tu amigo ahora se arrepiente de no haberlas tomado –añadí sonriente, disfrutando durante un instante de la imagen de ambos chicos sobre el sofá. Uno de ellos, al que propiné el puñetazo, seguía sin moverse. Supuse que lo había dejado inconsciente, pero de todas formas me detendría a comprobarlo más adelante.

- ¿Y tú? ¿No te has sobrestimado al venir solo?

- ¿No me estás subestimando tú al pensar que no puedo solo?

La chica me devolvió la sonrisa, mirándome desafiante, disfrutando de la situación. Se la veía relajada, como si supiera de su victoria antes de empezar, y yo sabía de sobra que no había peor enemigo que la extrema confianza con uno mismo. Me acerqué a ella lentamente, mostrando mi navaja en todo momento, y cuando ella hizo el primer movimiento me saqué una segunda de la manga izquierda, haciéndole un tajo en la muñeca que empuñaba el cuchillo, provocando que este cayera al suelo. Rápidamente la volteé, colocándome a su espalda y rodeando su cuello con mi brazo, incapacitando su respiración.

- ¿Qué decías de sobrestimar?

- Po-por favor... –suplicó inútilmente. Los ruegos jamás habían funcionado conmigo, y menos lo harían saliendo de esos labios por los cuales no tenía ningún interés.

- Ya nos veremos, preciosa –y giré su cuello, escuchando el interior de este rompiéndose. Al soltarla cayó de cara al suelo, como si fuera un muñeco.

"Y con esto ya está todo"

Eché un vistazo a la habitación, cerciorándome de que ninguno de los presentes seguía con vida a excepción mía. El chico del puñetazo probablemente no había muerto, pero como no venía incluido en el encargo decidí no perder más tiempo con él, después de todo Jin seguía esperándome fuera, y no quería arriesgarme a encontrarme otro salido intentando llevárselo a la cama.

¿Y si me tuviera que marchar? ▌Namjin▐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora