Capítulo 48

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Capítulo 48

Entré en uno de los pocos bares que aún quedaban fuera del lujo, los escasos bares con clientela de bajo poder financiero tenían el mismo ambiente en común, degeneración, tristeza, sombras y desesperanza. Me senté en la barra y pedí una copa, mientras esperaba agudicé mis oídos, la radio estaba encendida, reproduciendo la canción de moda del momento, con un álgido nacimiento subiendo veloz al primer puesto en las listas de reproducción de los usuarios, "Lila", de Hyde Park.

"Ella vivía entre las sombras,

Pero encendió las estrellas para que pudiera verme a mí mismo,

Reconocer mi esencia.

Mi vista favorita,

Sus lilas aclamando mi contacto

Sola entre las sombras,

Libre, su pura esencia.

Caos y Cosmos, dos opuestos, el todo y la nada"

Sonreí repasando el borde del vaso con mis dedos, el estúpido lo logró, en una sociedad electrónica, su rock había llegado a la cima.

-¿Jazz?-Una voz me sacudió de mis cavilaciones. Me giré extrañada hacia el emisor de mi nombre. Lo analicé con el ceño fruncido, a simple vista no lo reconocía, cabeza poco poblada de una pelusa castaña, ojos marrones claros, sin brillo y cansados, cuerpo algo encorvado con una incipiente barriga bajo la camisa de diseño. Se percató de mi desconcierto. –Soy Keith. –Mis ojos se abrieron sorprendidos, aquella sonrisa no era la misma, esta no era radiante, no subía resplandeciendo sus ojos.

-Vaya, cuanto tiempo. –Intenté sonreír pese a la tristeza que me embriagó verle rendido y aplastado por el mundo.

-Sí, pero tú sigues igual, ¿cómo lo haces? –Me encogí de hombros desplegando una sonrisa de lo que debería interpretar como modestia. –Te quedan bien las lentillas, te dan un toque muy tú.

-Gracias. –Me quedé en silencio pensando en algo para amenizar esa incomodidad que comenzaba a filtrarse por mi piel. -¿Seguiste haciendo fotos? –Su semblante decayó un imperceptible ápice.

-No, -negó con la cabeza-entre la mujer y los niños, el trabajo... no tuve tiempo. -¿Y tú, te has casado y formado una familia? –Intentó que la sombra de culpabilidad no fuera apreciable desviando la mirada. Alguien con su estatus solo vendría a un lugar como ese buscando ciertos "servicios" que no se filtraran en su perfecta burbuja de hombre formal y perfectamente feliz, la prostitución era uno de los pocos trabajos que seguía a flote en aquella parte de la ciudad.

-No, sigo igual.

-Impresionante. –Susurró con una sonrisa.

-¿El qué?

-Que sigas siendo tú, verás-se apresuró a explicarse-yo creía que esto, tu forma de ser-hizo un gesto con la mano englobándome-era solo una fase adolescente, pero me equivoqué.

-Bueno, seguiré en mi fase adolescente. –Ambos sonreímos en la barra de aquel mugroso bar, chocamos nuestras copas brindando por la vida. Esa fue la última vez que vi a Keith, hubiera preferido haberlo recordado solo como aquel alegre joven, pero la vida me lo mostró una última vez, destrozado y vencido.

No mentiré, mi fuerza de voluntad nunca fue envidiable, por ello aquel concierto no fue la última vez que vi a Aiden. Al no tener el apremiante aliento del paso del tiempo acechando en mi nuca, los años pasaban sin que apenas me percatara, haciendo que mi estancado aspecto se alejara del envejecimiento de Aiden. Nuestros encuentros cada vez se separaban más en el tiempo, para mí eran segundos lo que a él se le antojaban como meses, hasta que dejé de verle. En el fondo él lo agradeció, poder cerrar de una vez nuestro capítulo eterno. Con mi presencia apareciendo de la nada, él se veía incapaz de seguir con su vida, dar carpetazo y formar una familia, poder experimentar el compromiso y todo lo que una humana podía darle. Decidí dejar de ser egoísta, tenía que permitirle seguir con su vida, y lo hice, por él, se lo debía.

Caos (2# Incandescente) #PGP2016 #STA2016 #Wattys2016 #TBAwards #PRAwardsWo Geschichten leben. Entdecke jetzt