Capítulo 5

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Capítulo 5

Sentía que me faltaba el aire mientras acababa de arrastrar el nuevo sofá hasta dejarlo en el lugar correcto, me quité el sudor de la frente mientras observaba mi nuevo piso, algo que meses antes hubiera creído imposible, pero gracias a que finalmente me encaré a mis padres y dejé mis cartas sobre la mesa "no literalmente", conseguí realizar mi sueño.

-Mamá, papá, tengo algo que contaros.-Suspiré mientras me concentraba en el discurso que debería haberme preparado, pero como siempre saltaba a la piscina sin manguitos. –Me han aceptado en una de las academias de arte más prestigiosas de la ciudad. –Esperé paciente a que la información colisionara en sus cabezas. Me alegraba que estuviéramos solos en el salón, si ya era terriblemente tenso desafiar a dos fuerzas de la naturaleza, no me imaginaba a toda la familia reunida para lincharme.

-¿Qué?- La primera en reaccionar fue mi madre, con un susurro de voz que me puso la piel de gallina.

-¡¿Cómo es eso posible?!-Tanteo mi padre con algo más de firmeza.

-Yo... me presenté a una entrevista, ya sé que debería habéroslo dicho, pero es tan difícil que entendáis cómo me siento sin poder seguir mis sueños. No es que mis sueños sean alejarme de vosotros, pero necesito hacer mi propia vida. –Bajé la cabeza con el corazón encogido al ver sus rotas expresiones.

-Debemos pensarlo.-Murmuró mi padre. Asentí aun sin apartar mi mirada de las relucientes baldosas, me preguntaba quién las limpiaba... Subí las escaleras e hice el amago de entrar en mi habitación, pero en cuanto oí las suaves voces de mis padres me acerqué sigilosamente hacia el final de las escaleras para poder monitorizar su conversación.

-No hay nada de lo que hablar, no podemos dejar que se vaya. –La sentencia de mi padre aguó mis ojos, pero la voz de mi madre hizo dar un vuelco a mi corazón.

-Chris... ella tiene razón, nuestra pequeña crece, y no podemos arrebatarle su vida, debe tomar su propio camino y convertirse en la mejor persona que pueda, la conoces, ¿acaso crees que sería feliz aquí encerrada toda su vida?

-Tienes razón, pero... se me hace tan difícil, y podría ser tan peligroso.

-Lo sé. –Suspiró mi madre. –Pero es su vida. Y me duele tanto que crea que no puede confiar en nosotros como para haberse guardado lo de la entrevista, si seguimos así acabaremos por perderla.

Una semana más tarde ya tenía mi propio apartamento a una manzana de la academia totalmente amueblado. Mi padre insistió en que debía tener mi propia casa, no le hizo mucha gracia la propuesta de la residencia de estudiantes, aunque sinceramente a mí tampoco, quería mi intimidad, mi esencia paterna no podía convivir con esa mole de hormonas juveniles.

Mis padres me observaban desde el pasillo sabiendo que tocaba despedirse. Vi cómo mi padre desviaba la mirada claramente incómodo con la situación, no le gustaba el no tenerme bajo el mismo techo.

-Bueno... -Me acerqué a ellos lentamente.

-Llámanos cada día, si necesitas algo también, cualquier cosa que pase, si no te sientes a gusto y quieres volver a casa hazlo, cada fin de semana y todos los días festivos vuelves a casa...

-Papá...-Rodé los ojos con una leve sonrisa mientras mi madre observaba toda la escena. –Os quiero. –Me lancé sobre ellos en un triple abrazo sobre correspondido.

-Y nosotros a ti florecilla. –Rio mi madre mientras me acariciaba la mejilla. Bufé exageradamente ante aquel apelativo cariñoso.

-Nos vemos como máximo en cinco días. –La afirmación de mi padre se me antojó como una sutil amenaza.

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