Capítulo 30

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Capítulo 30

Un toque a jazmín fue lo primero que capté cuando mi mente abandonaba la fase REM. Aquel olor, junto con una mezcla de after save y la salinidad del sudor masculino me hizo retorcerme gustosamente entre aquellas suaves sábanas. Mi lengua degustó esa combinación tan peculiarmente conocida. Abrí mis ojos sobresaltada, escupí la almohada y me incorporé con un impulso sorprendente para mi cuerpo apenas despierto. Recorrí la estancia con la mirada situándome.

Ayer Aiden curó mis heridas, no quería ni mirarme al espejo, era una persona optimista, pero dentro de mis límites, sabía que mi rostro no estaba pasando por su mejor momento. Estaba tan agotada que solo bastó una pequeña conversación para que me quedara profundamente dormida en su cama. "Ese capullo manipulador lo tenía todo pensado". Era la primera vez que dormía en la cama de otra persona, y a juzgar por el desorden en las sábanas a mi lado, también era la primera vez que dormía con un hombre. Ayer tenía pensado volver a mi casa, pero me daba tanta pereza que decidí posponerlo y acabar de conversar con Aiden, mala idea, maldije a mi escasa fuerza de voluntad, cedía ante la más mínima comodidad, aunque ello conllevara incómodas complicaciones.

Un agradable olor a tortitas hizo rugir a mi estómago como una bestia salvaje. Me levanté de la cama y con sigilosos pasos me guie por ese olor cual depredador en busca de su presa. Me quedé en el marco de la cocina, deleitándome con la imagen, Aiden estaba sin camiseta, con unos pantalones grises de deporte que caían de sus caderas dejándome ver el sugerente elástico de sus calzoncillos. No eran los blancos de anoche, por lo que supuse que se había duchado, o mínimamente mudado de ropa. Aiden se giró y soltó una blasfemia al encontrarme a escasos metros de él. Se agarró el pecho mientras cerraba los ojos con fuerza reponiéndose del susto. No pude evitar que una suave risa brotara de mis labios. Aiden me miró y sonrió ampliamente.

-¿Te gustan las tortitas? –Asentí, la incomodidad volvió a arrasar con cualquier pensamiento. No era una situación dentro de mi zona de confort, y aquello era difícil porque prácticamente en cualquier circunstancia me sentía segura. Pero aquella era una que estaba en el extremo, en la zona roja de alarma. Miré mis manos, la pintura negra de mis uñas comenzaba a desaparecer, me las tenía que pintar de nuevo. Cogí aire y lo enfrenté.

-¿Por qué me dejaste quedarme dormida en tu cama? –Fruncí mi ceño y me crucé de brazos. Su mirada viajó a la zona superior de mi camiseta y fui consciente de cómo tragaba con fuerza antes de desviar la mirada visiblemente perturbado. Se encogió de hombros.

-No veo por qué no. –Vació el contenido de la sartén en un plato y pasó por mi lado para dejarlo sobre la mesa del comedor.

-Pues porque no te conozco, ¿qué tal si eres un pervertido sexual? ¿O un psicópata que disfruta descuartizando u obligando a sus víctimas a comer nubes de golosina hasta que se asfixia? -Aquella muerte me parecía especialmente terrorífica, desde pequeña me había aterrorizado aquella idea, no tenía idea de por qué, algún trauma de la infancia. –porque no me gusta dormir con gente, y porque no lo encuentro adecuado. –Enumeré con mis dedos.

-Primero, sí me conoces, somos amigos, y creo que te encantaría que fuera un pervertido sexual –le concedía un punto –en cuanto a lo de las nubes... ¿enserio, nubes de golosina? –me miró irguiendo una ceja. Siguió colocando dos platos, cubiertos y dos vasos sobre la mesa. – ¿Y desde cuando consideras algo "adecuado"? –Hizo comillas con sus dedos. Cogió una botella de zumo de la nevera. – ¿Mermelada o sirope? –Preguntó metiendo la cabeza de nuevo en el frigorífico.

-Sirope. –Contesté por reflejo. Cogió la mermelada y el sirope y los llevó a la mesa junto al zumo. Se sentó frente a uno de los dos platos vacíos y me señaló con la mirada el otro. La imagen de la noche anterior de mi mano entre las suyas mientras pasaba el algodón por mis magullados nudillos saltó en mi mente como un recuerdo perturbador, todo por culpa de la inquietante confusión que me hizo sentir su tacto.

Caos (2# Incandescente) #PGP2016 #STA2016 #Wattys2016 #TBAwards #PRAwardsOù les histoires vivent. Découvrez maintenant