La luz de tu amor (gay/yaoi)

Capítulo 26: Rechazo

William caminó de un lado a otro. Se encontraba sumamente ansioso, nervioso y frustrado. La razón era simple, habían transcurrido tres largas horas desde que Nathan había ingresado a la sala de operaciones y él no tenía ni una sola noticia del menor, ni una sola.

-Señor, intente calmarse, por favor – dijo Tanaka observando sumamente preocupado al rubio – No es bueno para usted estar en esta condición.

- No me pidas eso – contestó de inmediato – No puedo estar tranquilo sin saber como está Nathan, sin saber que le están haciendo ahí dentro – dijo señalando una puerta blanca en la cual resaltaba la palabra "Quirófano" con pequeñas letras rojas.

- Lo sé, pero créame que usted no es el único angustiado – Tanaka hizo una breve pausa y continuó - Lucía, el resto d e los empleados y yo nos encontramos decaídos por la situación.

- Pero... ustedes no son los culpables – expuso el rubio con una mirada sumamente dolida – Yo provoque que Nathan llegara a ese estado. Si no lo hubiera tratado como lo hice, si tan sólo no me hubiera puesto celoso, yo aún podría tenerlo aquí conmigo.

- Aún lo tiene con usted señor – alegó Tanaka tratando de animarlo - la operación saldrá bien y todos volveremos a ver a Nathan, se lo aseguro.

William estuvo a punto de responder, pero sintió que el tiempo se detenía al observar a una enfermera salir presurosa del quirófano, sin dudar ni un segundo se acercó a ella.

-¿Terminó la operación? – Preguntó ansioso – Dígame como está Nathan, por favor.

- Lo lamento – dijo la mujer sin parar de caminar - En estos momentos no puedo atenderlo. El paciente está perdiendo demasiada sangre.

Fue ahí cuando William se percató de la verdadera situación. Percibió como el miedo principiaba a invadir poco a poco sus sentidos. Su respiración se tornó dificultosa y lenta.

El rubio no se había puesto a meditar – ni por un segundo – que posiblemente jamás volvería a ver a Nathan. La angustia empezó a asfixiarlo internamente. Su mente se quedó en blanco y sin poder controlarlo, dos lágrimas se deslizaron lentamente por su rostro.

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William no fue consiente de cuanto tiempo tuvo que esperar para poder al fin tener una noticia sobre Nathan. Percibió una sensación extraña al observar al médico acercarse tranquilamente hacia él. Quería saber como se encontraba el menor, pero tenía miedo de preguntar, tenía miedo de oír la respuesta.

-Usted es el hombre que trajo al paciente Nathan Vince aquí ¿verdad? – Inquirió el médico observando detenidamente al rubio.

- Sí, fui... fui yo – respondió dificultoso.

- ¿Qué le sucedió exactamente al paciente? – Preguntó preocupado - Jamás en los años de experiencia que llevo como doctor vi a alguien en tan mal estado.

- Yo... yo – William se quedó sin palabras ¿Qué diría exactamente?

- Espero que aclare eso – Procedió el doctor – Al parecer usted es el más cercano al paciente, así que tengo que informarle su actual estado.

- Él... él no está muerto ¿Verdad? – Inquirió William al borde del llanto.

- Afortunadamente no – respondió el médico – Pero si se hubieran tardado un poco más en llegar, lo estaría – expuso seriamente – Verá, Nathan presenta muchas fracturas y heridas en el cuerpo, la más grave se encuentra en su costilla derecha – dijo mostrando una ecografía – Además, fue violado brutalmente muchas veces. Lo sabemos porque presenta desgarros graves en su cavidad anal y hallamos diferentes tipos de semen en este.