Capítulo 22: Alissa

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William sostuvo la perilla de la puerta durante unos segundos, luego de respirar profundamente por segunda vez,  giró su rostro lánguidamente; al hacerlo, observó a Nathan, aún desnudo sobre la cama, los temblores que desprendía el cuerpo del menor, le manifestaban que no había sido nada delicado al follarlo... pero no se podía culpar, se encontraba sumamente celoso, y aquel sentimiento lo había obligado a actuar de esa manera tan poco humana. Lo observó detenidamente – figurando fragilidad – y al escuchar pequeños sollozos, anhelo olvidar todo, dirigirse al menor, estrecharlo entre sus brazos y pedir su perdón... pero lamentablemente no podía hacerlo – jamás había suplicado el perdón de alguien... y menos lo haría ahora con aquel que se había atrevido a engañarlo en su propia casa -  su orgullo era excesivamente fuerte, hasta el punto de fingir que estaba bien y que nada le importaba.

Salió de aquella habitación, interceptando la puerta de manera estrepitosa. Se dirigió a su habitación, y a medida que avanzó, percibió que algo le sucumbía en el pecho.

 "No puede ser otra cosa más que decepción" - pensó.

Al llegar a su habitación, observó su amplia y ordenada cama; muchos recuerdos se aglomeraron en su mente, desde aquellas simples ocasiones en la que había dormido junto al menor, hasta las numerosas veces en las que lo había hecho suyo. Suspiró frustrado al recordar las expresiones placenteras que Nathan le había regalado – algo que no había apreciado ahora gracias a los celos que instintivamente se habían apoderado de él – Con gran pesadez en el cuerpo, se situó en su cama, extendió todo su cuerpo y empezó a recordar cada suceso.

¿Había hecho mal en comprar al menor?

Se supone que en un principio su objetivo había sido usarlo como un juguete sexual y aliviar el estrés que todo el trabajo le provocaba... pero ahora todo era un caos; jamás imaginó que Nathan le llegaría a gustar y si bien este alivio su estrés en un principio, ahora le estaba ocasionando el triple del que solía tener... y todo en una simple tarde.

Varios minutos después, William escuchó que llamaban a su puerta, gruñó en voz baja y se colocó una almohada bajo la cabeza – no tenía deseos de hablar con nadie – Nuevamente oyó aquel sonido, que por su simpleza, incitó a que se irritara aún más de lo que estaba.

- ¿Quién es? – vociferó. Al no oír respuesta, supuso que ya se habían cansado de esperar, así que amoldó su cuerpo en una posición mucho más cómoda para dormir. Necesitaba descansar y pensar muy bien en lo que haría a partir de ahora.

- Will

Abrió los ojos con profunda exaltación al oír aquella voz. ¿Cómo había conseguido colarse en su habitación?

- ¿Qué haces aquí? – preguntó enojado

- Me dejaste sola en la fiesta Will – susurró una voz empalagosa y poco agradable

- No pregunté eso... ¿Qué diablos haces en mi habitación Alissa?

- ¿Por qué te comportas así? – Indagó, transitando lentamente hacia la cama. Al llegar, se subió descaradamente en esta y se posicionó sobre el rubio – Hace una hora me trataste de maravilla... incluso hablaste sobre nuestra boda – añadió descendiendo seductoramente y emprendiendo a besar el cuello del mayor.

William distinguió como las nauseas se formaban en su interior. En ese momento ansió lanzar a la rubia bruscamente de la cama, pero se consideraba todo un caballero, así que sujeto suavemente los hombros de la rubia y la alejo unos centímetros, provocando que esta lo observara de manera  confusa.

- ¿Qué sucede?

- No tengo deseos de hablar ahora Alissa

- Pero Will...

La luz de tu amor (gay/yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora