Capítulo 23: Realidad

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Nathan envolvió todo su cuerpo en la gran cobija que tenía sobre la cama. Sin duda alguna esta había sido la peor semana en su efímera vida... la indiferencia del rubio, rasguñaba cada vez más y más su agraviado corazón.

Nuevamente, había despertado desorientado y asustado debido a las constantes pesadillas que había estado poseyendo desde lo ocurrido con el rubio. Observar en sueños a aquellos hombres que lo violaban a pesar de su negatividad, le provocaba una desesperación infinita, logrando así que se mantuviera despierto durante horas, agotando la capacidad permitida por su cuerpo.

Percibió que una lágrima se discurría por su mejilla al conmemorar la pesadilla que había tenido tan sólo dos días atrás. En esta; claramente, William lo volvía a tratar de aquella manera tan brusca y poco cuidadosa. Nathan se negaba infinitamente a admitir que William lo había violado, se insistía así mismo que él rubio había cometido aquellas acciones en un estado de enojo y un posible bloqueo mental. Creía que pronto el rubio volvería a ser el mismo... es más, estaba convencido que él William del cual se enamoró, se mostraría antes de quebrarse en su totalidad.

Escuchó unos golpecitos en la puerta y se sobresaltó. Sabía perfectamente de quién se trataba sin necesidad de preguntar.

- Voy a pasar.

Nathan giró en la amplia cama, y simuló estar dormido.

- ¿Sigues dormido? - Escuchó que preguntaba - Te he traído el desayuno Nath, por favor despierta.

Nathan giró nuevamente en la cama, dándole esta vez la espalda a Lucía que amablemente le había traído el desayuno.

-Nath, por favor, tienes que desayunar, a este paso enfermarás, llevas días sin comer.

Las palabras de Lucía eran ciertas. Nathan se había rehusado a comer. Probablemente se deduciría que estaba formando una especie de berrinche para llamar la atención del rubio, pero no era así, simplemente no tenía apetito, sentía su estómago repleto... y recientemente había comenzado a sentir algo de repulsión por la comida.

-Nath, por favor, come algo, estaré satisfecha si pruebas sólo dos cucharas ¿Vale?

- No... no quiero - musitó.

- Yo sé que no tengo derecho a meterme en tu vida, pero ¿Qué sucede? Desde hace una semana estás así, para ser exacta desde aquella fiesta.

Sí, era cierto, todo había sido culpa de esa estúpida fiesta y Nathan lo sabía... anhelaba enormemente retroceder el tiempo y evitar seguir a aquel desconocido; pero era imposible. Nadie podía retroceder el tiempo, hasta incluso el científico con los conocimientos más dotados no podía hacerlo.

- Comprenderé si no quieres contarme, pero dime ¿Es culpa del señorito William que te encuentres en este estado?... porque si es así, te prometo que voy y hablo con él hasta que se arrepienta y te pida perdón de rodillas - dijo tratando de elevar los ánimos del menor.

Nathan se aterrorizó al escuchar aquello, no quería que Lucía fuera a ver a William... ¿Y si el rubio la despedía? No... eso sería aún más torturante y triste para él, se sentiría aún más solitario de lo que se encontraba... y no anhelaba eso.

-No... no... no hagas eso - dijo temblando - él no... no tiene la culpa

- ¿Estás bien? ¿Por qué tiemblas Nath?

- Él no tiene la culpa Lucía... yo... yo soy el culpable - dijo desesperado - soy el único culpable - añadió recordando las palabras del rubio... "Eres sucio" "Me das asco" "Eres una puta" Tenía razón... William tenía razón al decir aquellas palabras hirientes. Él era todo eso y más.

La luz de tu amor (gay/yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora