Parte 1 - El favor

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Buenas a todos y todas!

Una nota importante antes de dejaros ya leerla.

Tened en cuenta que el oficio de Veterinaria, equivale aquí al de Doctor/a

Y ahora, sin más dilación, voilà la historia...

Un asunto conejudo

(A Bunny affair - por si algún día la traduzco al inglés)

Capítulo 1: El favor

Judy Hopps caminaba de arriba abajo de la sala, esquivando los escritorios de los demás agentes mientras murmuraba maldiciones entre dientes.

Nick Wilde, se la miraba con un buen café doble entre sus peludas patas, siguiéndola con los ojos de un lado a otro, en calma total. No obstante, ver a su compañera de fatigas en dicho estado de estrés no era lo habitual. Es cierto que a veces necesitaba un poco de adrenalina cuando no había casos que resolver, justo como esa mañana... pero esta vez era por un motivo muy diferente.

—Por muchas "vueltas" que le des a este asunto, no va a cambiar.

—¡Ya lo sé! —Judy se dio la vuelta para encararlo con una naricilla inquieta. —Pero no puedo evitarlo.

—Viéndote así diría que no estás contenta de que venga.

—¡Bobadas! ¡Claro que estoy contenta! Es sólo que... —la conejita suspiró con cansancio y se dejó caer en la butaca giratoria detrás de su mesa. —Bastante me costó convencer a mis padres de que era una buena idea convertirme en policía. Ahora probablemente me estarán echando las culpas de todo.

—Pues es más bien una tontería. —Comentó el zorro. —No entiendo qué tiene de malo que tu hermana pequeña quiera parecerse a tí. Además, ¿no eras tú la que decía que cualquiera puede ser lo que quiera en Zootrópolis? —Su expresión de listillo consiguió fruncir el ceño de "Zanahorias", mote que le había puesto cuando se habían conocido.

—No me molesta que quiera parecerse a mí. Pero Karin es demasiado... entusiasta. Y a veces no ve los límites. Se lo toma todo con demasiada seriedad y... —Nick la miraba con una ceja arqueada y una cómplice sonrisa que delataba lo que estaba pensando.

Judy no era precisamente lo contrario de cuanto estaba describiendo. Si bien su hermanita era más joven e inexperta, ella no había demostrado ser más madura al llegar a la ciudad. Ya desde su primer día en los parquímetros, su bondad e inocencia la habían conducido a dejarse manipular, y no precisamente por el "malo" de la película. Es más, su energía había conseguido arrastrarlo a él hasta el puesto que ocupaba ahora en el distrito, pero a un precio que casi les cuesta la vida a ambos.

—¡Argh! —apretó sus manitas, convertidas en puños diminutos a ambos lados de su silla. —¡Vale, tienes razón, yo también era así! Pero es precisamente por ello que tengo que hacerle ver la realidad. Además, se ha empeñado en que quiere ver donde trabajo. ¡Como si este fuera un lugar para una cría!

—Esto... —Nick se acercó el café a los labios —¿no estás actuando un poco como tus padres ahora mismo?

Judy abrió unos ojos como platos y se dio cuenta, muy a su pesar, que estaba en lo cierto. Ese era justamente el estilo de Bonnie y Stu.

Suspiró y se llevó una pata a la frente, intentando serenarse del dolor de cabeza que comenzaba a desarrollarse.

—Tienes razón. Yo... —terminó por hundir el rostro en los brazos, anclados en la superficie del escritorio —ya me parezco a mi padre.

El silencio restó unos segundos mientras el zorro bebía otro sorbo de su café. Con intención de animarla un poco, atrapó la bolsa que había traído consigo de Zookin donuts y se la ofreció.

¡Un asunto conejudo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora