—Sr. Anderson, ella es Alexandra Carlin, su nueva secretaria.

Me quedo perpleja, sin palabras viendo quién se supone que es mi jefe, es... ¡maldita sea!... simpático. Tiene cabello lacio y negro perfectamente peinado, sus ojos son tan azules pero un azul oscuro y enigmático dignos de un cielo nocturno, tiene una mirada tan profunda que irradia poder y autoridad con sólo verlo, sus cejas negras hacen aún más dramática su mirada, sus ojos no son muy grandes, tiene una perfecta nariz y labios rosados, ¿Cómo es posible? ¿Este hombre apuesto es mi jefe? No tiene ni 30 años puedo apostar, miro a todas las chicas que están cerca verlo y murmurar entre ellas, ahora entiendo porqué todas las chicas mueren por un trabajo acá, ese hombre tan atractivo es el dueño de la revista, no entiendo porqué todos corrían y actuaban como locos antes de su llegada, y luego lo entendí.

Estrecho mi mano modo de saludo, él sólo la mira, da la vuelta y se va, me quedo con la mano estrechada, y comienza a dar un montón de órdenes.

—Si es posible escribe todo lo que diga —habla David —si no haces una cosa considérate despedida —¿¡Que!? Me da un lápiz y se encamina tras él a paso rápido, lo único a manos que tengo son las reglas de la empresa y ahí comienzo a escribir todo lo que escucho, habla demasiado rápido.

—Necesito los papeles arreglados hoy, contacta al tipo encargado del diseño de la nueva portada, necesito verlo hoy, llama al señor Clarkson para cancelar la reunión de medio día, dile a Kevin que prepare la sesión fotográfica de Jennifer López —¿Jennifer López? ¡Oh Dios! ¿La conoceré? ¿Kevin? No sé ni quién es Kevin, conozco tres Kevin, un ex compañero de la universidad, un vecino... ¡Alex! Concéntrate que te despiden ¡Mierda! Me distraje por un segundo y no escuché que fue lo último que dijo ¡Jesús! No escuché lo último que dijo, mejor me despido yo sola.

Aclaro mi garganta y de manera cautelosa hago la pregunta que por instinto sé que no debería hacer.

—Disculpe señor Anderson ¿Puede repetir lo último que dijo? —él gira hacia mí al abrir la puerta de la que creo es su oficina, abre sus preciosos labios sólo para mencionar 19 palabras, sí, las conté porque las dijo lentamente como si fuese alguna retrasada mental.

—¿Es en serio? Yo no repito dos veces, si no tienes todo eso para hoy mejor no regreses mañana.

¡Hijo de p...! Alex contrólate, es tu jefe y el mismo demonio, necesitas el empleo, necesitas el empleo, necesitas el empleo.

—Lo último que dijo es que trajeras su café —David el salvador, deberían ponerlo en una cruz.

—Gracias, en serio — digo, y me dispongo a correr lo más rápido que puedo hasta la bendita cafetería repitiéndome una y otra vez que necesito el empleo. Lo que hace uno por ser pobre.

—Al Sr. Anderson le gusta el café late sin azúcar —dice, la pelirroja del día de la entrevista, se voltea hacia mí revolviendo algo en una taza con una cucharita y esboza una amplia sonrisa.

—Gracias por el dato —¡Bendita mujer! Desde ya me cae bien.

Hago el café tal y como la chica pelirroja me lo dijo, me dirijo a su oficina y golpeo, "adelante" su voz tan fuerte y varonil se escucha del otro lado, como odio esa voz, abro la puerta y ahí está con un señor mayor que sostiene una cámara, pongo el café en la mesa. El señor se despide cordialmente y sale de la oficina.

—Ya le dije a Kevin que preparara la sesión fotográfica, una cosa menos que tienes que hacer –estupendo, significa que ese es el fotógrafo.

Toma un sorbo de café e inmediatamente lo tira al suelo. Maldice.

¡Rayos!

—¿Qué diablos es esto? —me mira fijamente con cara de ira que intenta calmar al verme el rostro.

Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora