Capítulo 2: Atención

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- ¡Pervertir a mi Jungkookie!

Levanté una ceja mientras le observaba detenidamente, intentando averiguar si sus palabras iban en serio o tan solo me estaba gastando una broma. Al parecer era la primera opción, pues sus mejillas encendidas y los ojos entrecerrados por el enfado, lo dejaban bastante claro.

- ¿Qué estás diciendo, Jin?

- ¡Eso mismo! ¡En lo que llevamos de semana has visitado más el culo de ese niño, que la ducha!

- En realidad me ducho después de cada polvo, así que tus palabras no son del todo cier-

- ¡NAMJOON!

Me mataba con la mirada. Era irónico, porque en la posición en la que estábamos no conseguía intimidarme ni un poquito. Parecíamos Papá Noel y un niño contándole lo que quiere para Navidad, solo que con una conversación un tanto... diferente. Debió de darse cuenta, porque al instante se puso en pie, mirándome ahora desde arriba, y colocó los brazos en jarras. Yo me recosté en el respaldo del sofá y coloqué mis brazos tras mi cabeza.

- ¿Y qué pasa si me lo tiro? A él le gusta.

- ¡Es un niño!

- Es más adulto que tú y yo juntos, Jin. –Sonreí amargamente recordando parte del pasado del pequeño pelinegro. Sí, definitivamente él no tenía ni punto de comparación con la gente de su edad; había vivido el triple y pasado por miles de problemas mayores. –Además, a ti eso te tiene que dar igual.

- Tengo entendido que mi tío te dejó bien claro que no te acostaras con él.

Me helé por completo, borrando la sonrisa de inmediato y tensándome. Ahora quien sonreía era él, probablemente disfrutando de la reacción que esperaba.

- Tan solo me prohibió que volviera a suceder lo de la última vez –contesté entre dientes.

- ¿Y qué pasó la última vez?

Ahora el castaño sí que parecía más interesado que enfadado. Cogió un lugar en el sofá junto a mí, y se sentó en él cruzado de piernas, agarrándose infantilmente los pies. Se vería adorable si no fuera porque me estaba comenzando a tocar demasiado los cojones.

- Nada que te importe.

Volví a tumbarme en el sofá, pero esta vez con las rodillas encogidas para no dar a Jin, quien permanecía sentado en el otro extremo, probablemente mirándome. Bajé la vista y efectivamente lo primero que vi fue su reprochante mirada clavándose en mí.

- Le gustas.

- ¿Eh?

- Eso. Que el niño está enamoradito de ti.

Me revolví molesto y eché la revista a un lado. Había perdido todo mi interés en los coches, ahora estaba más centrado en las palabras que salían de ciertos labios extremadamente rosados. Otra cosa buena que tenía Jin, además de las habilidades culinarias, eran sus labios. El chico realmente tenía atractivo.

- ¿Y tú cómo sabes eso?

- Porque me fijo –respondió con simpleza, comenzando a balancearse levemente de adelante a atrás, agarrándose de los pies. –Me he dado cuenta de muchas cosas estos días.

- ¿Qué cosas?

Hasta ahora no habíamos tenido ningún encargo en el que Jin hubiera podido participar, pero sí que le había presentado a los miembros del grupo una tarde. Hizo buenas migas con todos, en especial con Taehyung y Jungkook. De alguna forma creo que a todos les reconfortó encontrar en el castaño una imagen más maternal, pues era de lo que carecíamos l mayoría.

¿Y si me tuviera que marchar? ▌Namjin▐Where stories live. Discover now