Capítulo 1: Encargo

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[Namjoon]

Me encontraba recostado en el sofá, sujetando la negra cabellera de Jungkook con fuerza, guiándole cada vez que embestía su boca. Podía ser un niño la mayoría parte del tiempo, pero ahora mismo, arrodillado frente a mí, dándome placer de la mejor forma que sabía, no lo veía inocente en ningún sentido.

- ¿Qué haces? - abrí los ojos de mala gana al notar, o mejor dicho, al no notar sus labios en cierta zona, y le miré fijamente, intimidándole. - ¿Acaso te he dicho que pares?

Pero de costumbre, el pequeño no me hizo ni caso y se puso en pie, omitiendo mis palabras. Antes de poder comprender que estaba sucediendo, llamaron a la puerta.

- Escuché que venía alguien - me informó el menor acercándose a la puerta para abrirla. Ya ni me sorprendía cuando ponía en práctica su espectacular instinto. Quizás por eso Jungkook era especial, era brillante en su cometido, o más bien, era brillante en todos los cometidos que se le encargaban. Ese niño valía oro y para mi suerte, estaba de mi lado.

Abrió la puerta al tiempo que yo terminaba de abrocharme el cinturón con desgana. Odiaba que me interrumpieran, y más cuando estaba ocupado de esa "forma". Me encendí un cigarro y recosté nuevamente en el sofá, revolviéndome el pelo con frustración.

- ¿Así es como recibes a tu superior? -me recriminó nada más entrar por la puerta.

- Buenas tardes señor -apareció Jungkook asomándose tras la puerta y sorprendiendo al más mayor de los tres, quien terminó soltando una risa por lo bajo. El pequeño pelinegro era su debilidad.

- Oh, también estabas aquí - le revolvió el pelo y seguidamente me miró, fulminándome con la mirada, cosa que no me intimidó lo más mínimo. Ya me sabía de sobra lo que iba a decir, y no podía importarme menos. -Más te vale no habértelo tirado. Ya te dije que eres demasiado bruto y no quiero que pase lo de la última vez.

Con lo de la "última vez" se refería a una noche en la que me sobrepasé con Jungkook y tuvimos que llevarle al hospital por un desgarre. A pesar de todo el niño seguía diciendo que le había gustado y que no pasaba nada, pero al idiota del jefe no le pareció bien que tuviéramos que dar de baja a nuestro mejor integrante por casi una semana, así que me prohibió tocarle mientras siguiera trabajando para él.

- Ya le dicho que puede estar tranquilo, señor. Nunca hago nada que él no quiera, ¿verdad Jungkookie?

- Ve-verdad... -respondió levemente avergonzado el menor. Me encantaba cuando se sonrojaba, amaba esa timidez infantil suya que aún conservaba. Sonreí y le guiñé un ojo, para seguidamente darle una calada al cigarro y devolver la vista a Hwa. En realidad ese no era su nombre completo, de hecho ahora que lo pensaba ni siquiera recordaba cual era su nombre. En fin, tampoco lo iba a necesitar, pues siempre que nos dirigíamos a él le llamábamos "señor".

- ¿Entonces, necesitaba algo?

" Ya que me has interrumpido, más te vale que sea por algo importante" pensé recordando lo bien que lo estábamos pasando Jungkook y yo momentos antes. Si no fuera porque era mi jefe, le habría echado a patadas, o ni siquiera habría abierto la puerta. Por desgracia siempre es él, pues es la única persona a excepción de los del grupo, que sabe mi paradero. En este tipo de trabajos no puedes ir regalando información personal a cualquiera que se te acerque.

- Simplemente venía a informaros de que desde hoy tendréis un nuevo compañero.

-...

- Vivirá contigo.

-...

- Y te encargarás de meterle en todo esto.

- ...

¿Y si me tuviera que marchar? ▌Namjin▐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora