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Emmanuelle, se hallaba sentada con sus dos cuñadas en el salón cómodamente tomando un café cuando sus dos hijas menores entraron corriendo para refugiarse tras ella con sonrisas un poco sospechosas en sus bellos rostros. Ella y las dos mujeres mayores, soltaron un pequeño suspiro en espera a la tormenta que se les avecinaba a causa de las dos chicas. Y no tuvieron que esperarse mucho, pasado un minuto en completo silencio de las cinco mujeres pudieron captar los pasos enfadados que se acercaban hacia allí. Para romper aquella calma con el fuerte estrepito de las dos puertas al estrellarse contra la pared por la forma de Jacqueline de abrirlas.

-¡No os escondáis tras las faldas de mamá! -Exclamó amenazando con el dedo.

-Jacqueline, tenemos visita... -Señaló Emmanuelle un tanto resignada por las maneras de su hija mayor.

-Hola Tía Eloísa, tía Suzanne... -Las saludó correctamente, para volver a centrar su enfado en sus hermanas pequeñas.

-Hola tesoro -Sonrieron las dos mujeres mayores-. ¿Qué te han hecho esta vez? -Preguntaron con curiosidad, sabiendo de los problemas que sufría últimamente la joven.

-Me hallaba en una reunión -comenzó un tanto exasperada-, con varios directivos serios. Cuando mi secretaria me pidió un informe que llevaba en mi maletín. Le dije que lo cogiera y lo buscara tranquilamente fuera de la sala... -Se llevó dos dedos al puente de la nariz para exhalar aire-. La pobre Linette, no vio que se hallaba abierto de los cerrojos. Pues todo su contenido se deslizó por la mesa.

-¿Y qué pintan tus hermanas en ese suceso? -Alzó una ceja Emmanuelle.

-Que no había ni un solo informe mío -Rebufó dando un paso hacia el sofá en donde se hallaba sentada su madre-. Eran todo fotografías de magnates industriales solteros, con un pequeño resumen al pie de la foto.

-¡OH! -Contuvieron el aire las tres mujeres mayores, mientras que las dos jóvenes corrían a los pies de la madre para excusarse.

-Mamá, no sabíamos que hoy tenía esa reunión -Intentó excusarse la mayor de las mellizas-. Miramos por la noche su agenda y...

-¡Enora! -La reprendió su madre, viendo como la más pequeña también hacia el amago de decir algo-. ¡Ni una palabra Harmonie! -Se puso en pie la mujer mayor-. Parece mentira que seáis princesas -Comenzó a refunfuñar-. Tenéis que darle un ejemplo a la ciudad de Mónaco. Ya comenzáis a cansarme un poco con el ataque a vuestra hermana mayor. Que dirá la gente cuando...

-Cuando no vean llegar aún ninguna boda real -Se atrevió a señalar Enora, ganándose una mirada asesina de su hermana Jacqueline.

-Aún es joven -Habló aquella vez Suzanne, intentando calmar las cosas.

-¡Tiene veinte y cinco años! -Protestó Harmonie un tanto encrispada-. No tiene ningún novio. Y no hace nada por buscarlo... ¡No podemos casarnos hasta que lo haga ella primero!

-Primero, ocuparos en acabar la carrera -Se cruzó de brazos Jacqueline.

-Lo estamos haciendo -alzó una ceja Enora-, y a éste paso déjame decirte, que nos dará tiempo a sacarnos otra hasta poder casarnos -Recalcó con tono punzante.

-Mira -Sonrió con cierta sorna Jacqueline-, eso no estaría nada mal.

-Hija -Suspiró su madre cansada de las mismas peleas-. No las enfades aún más.

-Que culpa tengo yo de que no me interesen aún los hombres -Se alzó de hombros-. A día de hoy, las princesas de Europa no se casan por debajo de los treinta.

-¡Me importan un comino las demás princesas! -Vociferó Enora-. Yo no quiero esperar siete años a casarme. No quiero ser madre primeriza tan tarde -Se cruzó de brazos-. ¿Por qué los alejas?

Deberes De Príncesa COMPLETAWhere stories live. Discover now