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—Amber... Amber, linda, despierta.

Abro un poco los ojos y veo a Aaron a un lado de mi.

—Hola —le sonrío.

El me devuelve la sonrisa y se inclina a darme un beso en los labios.

Probablemente se preguntan "Aaron y Amber... ¿Tratándose bien? Hoy los cerdos vuelan". Pues desde el sábado (el día nos enteramos de lo de Marcie) que Aaron me dijo que dejara salir a la otra Amber y bueno, eso hice. Nunca voy a dejar a mis bromas y mi sarcasmo de lado pero ahora soy una nueva Amber, empezando con que Aaron Francisco Turner Larsson es mi novio. Eso aún suena raro en mi cabeza.

—Amber, mis papás llegaron esta mañana con un hombre. Dicen que quieren hablar contigo y Jeremy. Roxana también está aquí. Hoy no irán a la escuela.

Frunzo el ceño y me cambio rápidamente de ropa (unos jeans azules, una blusa negra con letras blancas que dice "I hate mondays" y mis Converse blancas) y corro escaleras abajo.

Cuando llego al primer piso, Aaron estaba comiendo solo en la cocina, pero yo caminé hacia la sala de estar, donde se encontraban mis hermanos, los padres de Aaron y el señor que este había mencionado (que parecía salido de la película Hombres de Negro).

—Amber, siéntate —me dijo Brenda.

Me dirijo al sillón en el que se encuentran mis hermanos y me siento entre Roxy y Jeremy.

Tobías (mi amado perro que había olvidado por completo) corre y brinca para acostarse entre Roxy y entre mi.

—Ya me voy, Ma! —se escucha el grito de Aaron y el ruido de la puerta cerrandose.

—Roxana, Amber, Jeremy, el señor Bruce vino porque... Necesita comunicarles algo —dijo Marco.

El hombre de negro (Bruce) saca una carpeta y la abre sin decir palabra. Luego se quita los lentes obscuros y nos ve a mis hermanos y a mi uno por uno.

—Muchachos, lamentó informarles, pero en el viaje que recientemente tuvieron sus padres a Japón hubo un pequeño accidente... En el que la señora Christina Gallagher y el señor Edward Russel fallecieron.

¿Eh? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Porqué...?

No lograba procesar lo que acababa de decir el hombre. Ni siquiera el ángel, el diablo o Elena decían nada.

—¿Perdón? —Roxana fue la primera en salir del trance.

—Lo lamentamos, chicos —dijo Brenda.

Al comprender lo que estaba pasando mis ojos se empañaron increíblemente rápido y me lance a los brazos de Jeremy, el cual me abrazaba como si le fuera la vida en ello.

—Lamentamos su pérdida, señorita Ferrero —supongo que se refiere a Roxy, ya que su marido se apellida Ferrero—, pero tenemos que revisar el testamento y la custodia de la señorita Amberly.

—¿Perdón? —pregunte con la voz rota.

—La señorita Ferrero ya ha cumplido la mayoría de edad hace un tiempo, lo cual la hace una candidata para su custodia. Sin embargo, tenemos informado que el señor Jeremy va a cumplir los 18 en unos días, lo cual lo hace a el también un candidato... A parte...

—Alto —lo interrumpo—. ¿Cómo que mi custodia?

—Señorita Amberly, usted aún es menor de edad. Hasta dentro de un año podrá elegir si quedarse con su futuro tutor, o irse.

No volví a decir palabra en lo que el hombre estuvo ahí.

Nos hizo firmar a Roxana, Jeremy y a mi un montón de papeles. A cada uno nos dejo gran parte de las posesiones de nuestros padres. Roxana las podía tomar sin molestia, y a Jeremy se las darían la próxima semana. Pero a mi... A mi me las darán dentro de un año. Además de los tres tener una tercera parte de la empresa familiar.

Toxic | Toxic #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora