xvii

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Amber's POV

Escucho sonar una melodía de mi despertador. En lugar de apagarlo como una persona normal y desconectarlo como se debe, lo arranco de la conexión y lo arrojo a la pared de el frente. Espero escuchar como se rompe el 5 despertador del año (y estamos en marzo) pero nunca llega.

Abro lentamente los ojos y veo a Jeremy enojado en mi puerta.

—Hola, hermanito —digo haciéndome la inocente.

—¿Donde esta Rocky? —me dice de forma amenazante.

Rocky es el perro de peluche con el que mi hermano duerme desde que tenia un año. Pensé que ya lo había dejado hace un tiempo. Lo dejó en mi habitación hace unos días.

—Tranquilo, está aquí —digo caminando hacia mi ventana.

En cuanto el idiota ve su peluche en mis mano se lanza hacia mi y dejo de sentir al mismo de mis manos. Los que si, es que escucho el grito de Jeremy.

—¡Rocky!

Camino a donde esta y me asomo por la ventana. El perrito esta en el jardín de la vecina.

—Tranquilo. Iremos por el.

No tardo más de dos segundos en decirlo y este sale corriendo por las escaleras conmigo detrás.

Al llegar la planta baja nos encontramos a Aaron en pijama y comiendo cereal en una taza.

—¿A donde se supone que van así? —pregunta con la boca llena señalando nuestra ropa.

Evidentemente aún estamos en pijama.

—Por el peluche de este idiota —le respondo apuntado a Jeremy.

—Shhhh —me chitea Jeremy, pero lo ignoro.

—Se cayó del lado de la vecina.

La cara de Aaron era de miedo.

—¿Con la señora McQueen?

—¿Como el Rayo McQueen? —río.

—No es de burlarse, Amberly. La señora McQueen esta loca.

—¿Y no puedo ir a pedirle por favor?

—No.

—¿Y porque...? —hice un movimiento con las manos para que continuara.

—Lo mata.

Jeremy suelta un pequeño grito por lo que le puede llegar a pasar a su perro.

—Oye, tranquilo —lo intentó tranquilizar Aaron—. Tengo un plan.

[...]

—Saben, chicos, no me gusta su plan —digo a media ventana.

El plan de Aaron era bajarme por la ventana con una cuerda amarrada a mi cintura para agarrar al perro.

—Tu puedes, Amber —me dice Aaron. Quiero enojarme con él, pero no puedo.

Salgo de la ventana con cuidado y caigo en el jardín de la vecina. Nada más mis pies tocan el césped suena una alarma. Bien ahora si creo que esta loca.

Busco rápidamente al perro y justo cuando lo tomo y jalo un poco la cuerda para que me suban, escucho el claro ruido de una escopeta cargándose.

—Maldita chiquilla del demonio. ¡Ven aquí!

Después de escuchar el aterrador gritó de la señora McQueen (nunca me dejare de burlar de su apellido) mi hermano y Aaron me empiezan a subir.

—¡Me las pagarán, malditos mocosos! ¡Esta generación va de mal en peor!

Toxic | Toxic #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora