xx

3.8K 245 3
                                    

Amber's POV

Me golpee unas tres veces al salir prácticamente corriendo. Me saldrá un hematoma en el brazo y probablemente un chichón en la cabeza.

Al suponer que es suficiente espacio entra la fogata y yo me subo a un árbol y me siento en una rama.

No es que me avergüence ser adoptada. Para nada. A mis padres biológicos les debería dar vergüenza. Amo a mis padres (los que me adoptaron) como a nadie. Pero recuerdo que Jeremy y yo no queríamos decirle a nadie.

Les explicaré. Cuando mis padres (Christina y Edward, padres adoptivos) se casaron, si lograron consentir a Roxana, pero siguieron intentando e intentando pero no lo lograron. Cuando Roxy cumplió los... ¿13? Creo que sí. Bueno, cuando los cumplió mis padres en serio querían otro hijo, así que fueron a un orfanato y ahí había un pequeño de recién un año cumplido y su pequeña hermanita bebé prácticamente recién nacida. Así es. Eramos Jeremy y yo. Christina y Edward nos explicaron a Jeremy y a mi que las monjas (si, era un orfanato de monjas) les dijeron que llegaron unos padres jóvenes y nos dejaron ahí por que no podían mantenernos. La verdad me dolió que mis verdaderos padres no intentaran siquiera tenernos, pero está mejor así. No cambiaría lo que tengo por nada.

Claro que como no me importó, ni tampoco a Jeremy, no les dijimos nada a los Intocables. A ninguno. Pero queríamos que la gente hablara de nosotros como Jeremy y Amber que como los hermanos adoptados.

Y tal vez se pregunten, ¿y qué hay de Emily? Pues aquí está la respuesta.

Pocos años después de que mis padres nos adoptaran a Jeremy y a mi, por un milagro pudieron consentir por fin un bebé. De echo, a Emily le querían poner Milagros, pero Roxana, Jeremy y yo (aunque estábamos pequeños) los logramos convencer de que ese nombre no.

Eso no significó que Christina y Edward nos dejaran de querer a Jeremy y a mi. Aún menos después de la muerte de Emily.

—¿Amber? —una voz me saco de mis pensamientos, de echo, me sorprendí tanto que me caí de la rama.

Pero nunca sentí el dolor porque caí arriba de la persona que había gritado mi nombre.

—Au —se quejo la persona abajo de mi.

Me levante y le ayude a parase. Es Vanessa, la chica de la tienda de vestidos.

—Vanessa, ¿que haces aquí? —le pregunto abrazándola.

—Estudio en Brinston High desde siempre. Tal vez no me hayas visto en la escuela porque estoy en otro salón. A parte, no soy popular como tú, y paso desapercibida.

Reí.

—¿Por que viniste aquí? —me pregunta.

—No quería miradas de lástima, decepción o enojo.

—¿Decepción o enojo?

—Decepción por no haberles contado nada a mis amigos y enojo... creo que por lo mismo.

—Ah —me sonríe—. ¿Sabes cuanto tiempo has estado aquí?

—No se... Ammm... 10, 15 minutos, ¿por?

Su sonrisa se agranda más.

—Dos horas. Llevas desaparecida dos horas.

—¿Dos horas? —asiente—. Madre santa.

Ríe.

—Vamos, madre santa —dice con burla—, medio mundo te está buscando y supongo debes tener hambre.

—No la verdad es que no.

Le paso un brazo por los hombros y nos encaminamos de nuevo al centro del campamento.

Toxic | Toxic #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora