CAPITULO 9: Peligroso ✓

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—  Y creo que de verdad te quiero - se atrevió a decir en voz alta, centrado en un calor que creyó que había perdido - porque no te necesito, y aun así no quiero que te vayas. Porque eres verdad sobre toda mi vida, y tu cara parece un logro sobre esta losa que me arrastra...

Se tomó un segundo para contemplar la siguiente línea, en silencio, sintiendo las palabras rasgando su piel, justo sobre el corazón, en el lado izquierdo de su pecho.

—  Un beso a la flor marchita de mi lápida - ¿Por qué leía estás cosas?

—  ¿Quién diría que la basura más grande y putrefacta que haya pisado esta tierra, solo comparado con Adolf Hitler, estaría leyendo mierda tan patética - se mofaron de su momento a solas.

Levantó la vista de las páginas con   desgano, enarcando una ceja mientras una ligera sonrisa rompía el semblante imperturbable de su frío rostro, grabándose  por reflejo en sus labios sin consentimiento alguno. Como un reflejo condicionado de Pavlov.

Choi de sentía el perro de Yoongi, en horribles ocasiones.

Cómo era posible que su sola presencia, le obligarán a ser por encima de la arrogancia que lo caracterizaba y que el empoderamiento que emanaba su piel, sólo para ser completamente diferente, o por menos sentirse opuesto al de todos los días, incluso sonriendo para Min. ¿Si quiera era lógico?

—  Cada quién emplea su tiempo como le place y mejor le produce.

—   Claro que sí, tienes tiempo da la razón - sonrió falsamente - Mientras tu lees porquería homo y quejica, los obreros nos entretenemos follando viejas para mantener tu bolsillo pesado - escupió con ponzoña - Como queremos ¿Verdad cerdo? Porque existen un millón de otras cosas por hacer, pero aquí nos gustan las abuelas.

—   Por supuesto - acepto con fingida satisfacción - Me alegra darte un cupo para una labor que te fascina tanto. No todos aprecian mi esfuerzo, por eso eres algo así como el empleado del mes.

Podría confundirse  la real satisfacción del  mandamás con este último dato.  Sí le agradaba que Yoongi llenará su cartera, pero  también conseguía que le piquen las heridas; cuando estas ya debían ser cicatrices en este punto de su vida.

Con tanta insolencia dirigida a su persona, Choi bien pudo haber matado a Yoongi con sus propias manos de una forma casi sangrienta cuando lo hacía rabiar, sin embargo no quería sentir que se repetían ciertos patrones en su conducta, y que recaía como adicto a cometer el mismo error nuevamente.

—  Eres una cosa inmunda sin alma. Si no fuese porque te veo respirar, diría que estas muerto de lo frío y rígido que eres, con tu cara de mierda perturbadora y al mismo tiempo imperturbable, y tus ojos vacíos de tiburón...

—  ¿A qué viene tanta atención de tu parte? Te me acercaste sólo para asfixiarme con tu cariño o... -  masticó disimuladamente su mejilla interna - Ya viste al pendejo de Park ¿Cierto? Seguramente a eso se debe tu veneno, tratando de defender lo indefendible.

—  No. Temo entrar a ver los restos que dejaste de él, contemplar de plano la imagen de un mutante y saberte todavía más abominable... Pero te agradezco la ilustración anticipada, ahora sé que puedo encontrar en su cama, cuando cruce la puerta.

—  Bueno - se desplegó en el cómodo sillón, estirando sus largos brazos - Tómalo como un regalo de navidad o piedad de mi parte, ya que aún respira - le dedicó una mirada divertida, ante su profundo ceño fruncido - ¿Qué tal la niña?

El enojo instantáneamente volcandose en odio.

—  Te importa una mierda...

—  Mocoso desagradable, das una mano y así te agradecen...

TRATA de no enamorarte [YoonMin]Where stories live. Discover now