CAPITULO 10: Roto ✓

7.1K 711 300
                                    

Tenía que tratar de recuperar el control, debía retener sus impulsos, porque hace mucho había evolucionado la humanidad y él ya no era un jodido animal instintivo y básico, aunque sin cuerpo no estuviera recibiendo adecuadamente las órdenes.

Éste no era él y lo sabía, sus deseos no pensaban por él, así como jamás había estado tan desesperado por el sexo porque nunca fue tan importante, él lo había pracricado a montones, incluso debería cansarse de eso; no llovían corridas en su vida porque lo quisiera, pero aun así aquellos musculosos, exquisitos y degenerados actores que lo poseyeron, eran mucho más pan que el tazón de leche que tenía bajo su cuerpo, restregandose, mirándole lujurioso, gimiendo, volviéndolo malditamente loco.

El sonido delicioso de sus gemidos cantando su excitación, Cristo, Yoongi era lo más cercano a una sirena que Jimin conocía o podía identificar, éste era el poder de aquellas criaturas mitológicas para enloquecer a los marines; siendo de apariencia desagradable (o la actitud del rubio, mejor dicho, lo era) y una voz mortal, o cuando menos para sus oídos y el de la mayoría de los putos y guardas en este sitio, lo serían efectivamente.

Una vez Quintart le dijo que: Choi Seunghyun era el mismísimo demonio.  Jimin lo entendió inmediatamente, aunque  jamás había conocido el rostro que maniobraba a mansalva los hilos de este infierno, sus acciones  eran fácilmente cuestionables. Un claro ejemplo puede ser tener a tantos chicos presos de la lujuria; tenía un capital que mantener y una imagen qué guardar en su turbio y perturbador circulo, lucraba con la venta de cuerpos ajenos, poniendo un precio al pudor, pero tenia alguna ganancio de ello... En cambio ¿qué tenía que ganar Yoongi desquiciando a Jimin de tan jodida manera?

Si no fuera porque en reiteradas ocasiones aquel grupo del belga le aseguró que Yoongi no era  lo mismo que Choi, Jimin habría  tomado la descripción de Julián cómo característica propia de  Yoongi, aquel día. Porque de ser parte del Averno, Park encomendaría su  alma a éste demonio particularmente.

Al rubio de ojos felinos que lo obligaba a hacer cosas que alguna vez creyó innecesarias de hacer, si tan sólo hubiese aparecido Yoongi en cada escena, la mierda que administraban a Jimin habría estado siendo tan mal empleada, no haría más falta que ver los ojos del chico estrella de Palace y su pene estaría listo para martillar clavos con él. No era creíble la química que se desataba con sus cuerpos juntos, jamás le sucedió algo como esto nunca antes.

Es por eso que para Jimin, el rubio debajo de sus brazos, el que gemía cánticos mitologocos que lo guiaría a su propia destrucción (porque era indudable que sería así), el que tenía la sonrisa de un ángel cuando decidía enseñarla y el cuerpo de un sumiso prácticamente nato; era el mismísimo diablo. Lucifer, llegado desde lo más profundo del infierno, no solo para tentarlo, sino que para hacerlo pecar, para que cayera en el pozo más hondo y desesperante nunca antes imaginado, y conseguir que se hiriera otra vez.  Le daba la sensación que mucho más de lo que nunca habría estado, más allá de toda la mierda que acarreaban sus pasos.

Lo peor no era que lo estaba consiguiendo sin gran esfuerzo, ni que tratara de alejarlo con desganados intentos carentes de brusquedad, tampoco que Yoongi estaba entre aceptar el placer y patearlo; no, lo peor radicaba en que Jimin trataba de convencerlo sobre algo que claramente estaba disfrutando para concluir la lujuria que les consumía a ambos, cuando él sabía que todo eso era una locura que no tenía que ser, ya que más tarde la culpa recaería solamente en él.

Pero quería que pasara de todos modos pese a la cantidad de racionalidad que todavía lo abordaba, maldito infierno, los brazos que empujaban débilmente su pecho no iban a conseguirír detener la labor que estaban haciendo sus labios sobre toda la piel que aquella prenda ofrecía, dejando descubierta una porción  erótica  y de vital importancia para Jimin (clavículas), no sería alejado del tierno  trozo de nube que le sabía a pedacitos de cielo en su boca, calentando su propia  piel, asfixiado por las llamas de aquel deseo.

TRATA de no enamorarte [YoonMin]Where stories live. Discover now