I M A G I N A S. #1 [EDITANDO]

Teen Wolf Imagina. (Derek) #2

8. "¿Que hiciste el qué"  

Camino por el pasillo del instituto, dirigiéndome a mi taquilla para poder dejar la mochila e ir a cualquier sitio no hubiera nadie hablando del último partido de lacrosse. 

Lo más raro de todo esto, no es que yo quiera estar sola, sino que no hay ni un alma por los pasillos. 

Según me voy acercando a la zona de las taquillas, me encuentro a Derek y a Stiles. 

Derek está sujetando a Stiles contra la taquilla tan fuerte que creo que le va a dejar ahí pegado. 

—¿Qué hacéis? —Pregunto acercándome a ellos. — Derek, estate quieto, anda. 

—Aquí tu querido Derek, estaba intentando abrir tu taquilla, de nada. —Me contesta Stiles. — Pero como ves, me ha cogido él a mi y no yo a él. 

—¿Qué hiciste el qué? —Grito enfadada mirando a Derek. 

—Puedo explicarlo. —Se defiende Derek a la vez que suelta a Stiles. — Vete antes de que me arrepienta. 

—Si eras tú el que... —Stiles se calla cuando Derek le da una colleja. — Vale, ya me voy. —Le contesta Stiles yéndose. 

—¿Y bien? —Me quejo. — ¿Qué escusa me vas a dar? —Le pregunto levantando una ceja. 

Se queda en silencio, mirándome. 

—¡Querías tus estúpidas llaves! —Digo sonriendo al ver que he descubierto su propósito de cotillear entre mis cosas. 

—¡Pues claro! —Me contesta. 

—¿Por qué no me las pediste, eh? —Pregunto. — Además, no están en mi taquilla, panoli. —Le digo abriendo mi taquilla. 

—Entonces dónde las tienes. 

—Adivina. —Le contesto guardando mis libros. 

—Dámelas. —Vuelve a decir. 

—Eres un soso. —Digo dándome la vuelta tras cerrar mi taquilla. — Así jamás vas a entrar en tu casa. 

—¿En el bolsillo? —Pregunta cerrando los ojos en modo de desesperación. 

—Puede... —Le contesto. 

—O me las das, o las cojo. 

—Eso suena tentador. —Digo llevándome la mano a la barbilla. — Cógelas... ¡Si puedes! —Digo empezando a correr dirección a la entrada, pero como siempre me alcanza en un abrir y cerrar de ojos. 

—Gracias. —Dice dándome un beso en la mejilla y saliendo por la puerta. 

—Si ni siquiera has... —Empiezo a hablar, pero alza la mano derecha mostrándome las llaves. 

—Acuérdate de que mañana hemos quedado. —Me dice guiñándome un ojo.