-¡Olivia!

-Hola, Anna. –Se hizo a un lado para dejarme pasar. –¿Dónde está la princesa de la casa?

-En el jardín con mi niño. –Asentí dándome cuenta de que aún no había llegado nadie.

-Hola.

-¡Hey, Livvy! –Me senté a su lado para coger a Elyssa antes de abrazarla.

-¡Felicidades, princesa! –Besé su mejilla mientras que ella reía.

-¡Insato! Dylan soltó una carcajada mientras que yo la miraba sorprendida.

-Sigue repitiéndolo desde aquel día.

-¡Insato! ¡Insato! Ely aplaudió risueña provocando que yo también lo hiciera aunque no quisiera.

-Ya está, corazón. Eso no se dice, ¿vale?

-Insato... –Rodé los ojos dándome por vencida.

-Ya se le pasará, Livvy. –Dylan siguió riendo mientras que yo lo fulminaba con la mirada antes de que el timbre sonara. –Deben ser mis padres.

Y efectivamente, Crystal y Jacob entraron junto a Lizzie al jardín.

-¡Elyssa! –Gritó la niña corriendo hacia su sobrinita. –¡Muchas felicidades! Mira, aquí está tu regalo. –De la bolsa sacó un lindo peluche en forma de tortuga para dárselo a la bebé. Ely lo cogió moviéndolo de arriba a abajo haciendo que el peluche hablara.

-Oh, que habla y todo.

-¡Claro, Dylan! ¡Lo elegí yo! –Dylan rió al ver a su hermana pequeña tan entusiasmada.

Luego vinieron los saludos y felicitaciones por parte de Crystal y Jacob. Más tarde también llegaron Sofía, Max y el pequeño Oliver. Realmente solo habíamos invitado a ellos, casi nadie estaba al tanto de Elyssa y casi que lo preferíamos así.

Después de cantarle el cumpleaños feliz a Elyssa, nuestros amigos y los padres de Dylan se retiraron temprano porque al día siguiente era lunes y todos tenían que madrugar, pero a pesar de que eso era cierto, yo fui la última en marcharme...

-Livvy...

-¿Si?

-Puedes quedarte a dormir aquí si quieres.

-Gracias, pero me iré a mi casa.

-¿Segura?

-Sí, no te preocupes. –Le sonreí antes de dejar un beso en la cabeza de Elyssa ya lavada y peinada. –Te quiero, bebita. –Pasé la manta por encima de ella antes de que ambos saliéramos del cuarto para dejarla dormir tranquila.

-Livvy...

-Ya te dije que no voy... –Mi frase quedó en el aire cuando Dylan me dio la vuelta rápidamente para juntar sus labios con los míos dejándome sorprendida. –D-Dylan...

-Shh... –Volvió a besarme cálida y suavemente. –No sé en qué estaba pensando cuando firmé esos papeles...

-Dylan...

-Por favor... –Susurró bajando ahora por mi cuello haciéndome reaccionar. Me separé rápidamente de él para mirarlo a los ojos. –L-lo siento. Yo...

-No puedes hacerme esto, Dyl...

-¿Por qué? Pensé que te gustaba...

-Sí... Digo no. –Me miró alzando una ceja. –Esto no está bien. –Comencé a bajar las escaleras para salir de la casa con la intención de irme, pero Dylan me lo impidió.

-Por favor, quédate...

-Dylan...

-Solo quiero que duermas conmigo... Por favor. –Cerré los ojos negando con la cabeza.

-Eso no está bien.

-Pero cuando duermo contigo todo está bien, Livvy. Incluso sueño con un futuro juntos. –Abrí los ojos sorprendida. –Por favor...

Suspiré para volver a negar antes de dirigirme a la puerta.



~25 DE ENERO~


-Mami.

-¿Qué pasa ahora?

-Quiero hablar con Alex. –Asentí poniéndome boca arriba. Ely puso sus manos en mi barriga y empezó a acariciarla. –Hola, Alexito. Soy Ely. –Frunció el ceño. –¿Por qué no se mueve?

-Estará dormido...

-¿Qué hacen?

-¡Papi! ¡Alex no quiere moverse!

-Déjame a mí. Hola, pequeño. –Alexander comenzó a dar pataditas haciendo que me removiera incomoda.

-¡Jo, no es justo! –Se quejó Elyssa provocando la risa de Dylan.

-Buenos días. –Sentí una presión en mis labios. –¿Cómo dormiste?

-Bien... –Abrí los ojos encontrándome con la perfecta sonrisa de Dylan. –¿Sabes? Yo también sueño con...

-¿Nosotros? –Asentí mientras que él se recostaba boca arriba.

-Una pregunta, Dyl... –Me giré hacia él para verle la cara. –¿Te gusta el nombre de Alexander?

-Sí, ¿por qué?

-Curiosidad. –Dije encogiéndome de hombros.

-No tengo ganas de ir a trabajar...

-Ni yo, ¿por qué no vamos a las nueve? –Me incliné un poco hacia él para mirar el reloj. Seis y media.

-No sé si...

-Eres el jefe, Dylan. –En cuanto dije esa palabra, sus ojos se agrandaron para sonreír.

-Soy el jefe. –Afirmó. –Y los jefes tienen permitido entrar un poco más tarde, ¿no?

-Supongo... –Murmuré volviendo a encogerme de hombros. A Dylan lo habían ascendido, por lo que ahora era el jefe de la planta en la que trabajamos Sofía y yo.

-No me acordaba de eso. –Sonrió de nuevo antes de acercarme a él. –Me gustaría que durmiéramos hasta las ocho así.

-D-Dylan...

-Por favor. –Susurró cerca de mi oreja para dejar un beso por debajo de esta.

-Está bien...

-Eres la mejor. –Dejó ahora un beso en la comisura de mis labios para luego apretujarme más fuerte contra él.

No tenía ni idea de lo que estaba haciendo.

¿Me adoptas?Where stories live. Discover now