Capítulo 17 El Pub.

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Tristeza es cuando tienes todo el aire del mundo y sin embargo sientes que te ahogas.

Duele tener a una persona en tu corazón, sin poder tenerla en tus brazos.

Y al final la lluvia cae porque la nube ya no puede soportar el peso.

Las lágrimas caen porque el corazón ya no puede soportar el dolor.

Salir del edificio se convirtió en prioridad, no necesitaba del aire opresor que enfermaba a su corazón.

Cambió su vestuario para salir a lo que sabía hacer, su trabajo.

Concertó una cita con los dueños del Pub a ver si ya le tenían listo lo que le había requerido.

Entre más distancia pusiera con la mujer que estaba en el cuarto, mejor. El trabajo le distraería de su dolor.

Tiempo después llegó al lugar que no abriría sus puertas por ahora ya que la joven que cayó muerta al lado de Connell era la hija del dueño del Pub.

Justamente la persona con quien se entrevistara es la mujer que le llamó la atención de ese día.

La rubia que se movió evitando ser vista.

En ese momento la alcancé y muy nerviosa me atendió pero antes me dejó saber que la joven era familiar y que no podría estar todo el tiempo disponible.

Le pregunte si habían cámaras en el establecimiento y esa es la razón para reunirnos hoy.

Llegué al Pub y fui recibido por Genevery, me pidió que la llamará Gen, Acepté.

Mientras conversamos me ofreció desayuno que agradecí, por obvias razones no había probado bocado.

La interrogué por un espacio de 20 minutos, no tenía mucho que aportar.

No sabía si la joven llamada Karol, su hijastra, tuviera enemigos.

Pero debería preguntarle a su esposo por esa posibilidad.

Los vídeos estaban listos y unas copias me fueron entregadas.

Suerte tuve al ver entrar al padre y esposo de la víctima.

La mujer nos presentó.

—Cariño, este es el detective Gael. Detective ellos son mi esposo Duncan Maglys y mi yerno Zeth Domirck.

—Disculpen por la manera tan sentidas de conocernos.

Nos estrechamos las manos. El señor Maglys se encontraba muy desmejorado y pálido.

Y su yerno con grandes sombras de bajos de sus ojos y barba de varios días.

Ambos aceptaron mis palabras con asentimiento.

—Caballeros, me temo que debo molestarlos con estas preguntas, pero es de gran valor que me puedan atender.

—Muy bien detective, díganos en que puedo ayudar. Cualquier cosa con tal de que arresten al asesino de mi hija.

—Está bien señor Maglys. ¿Tenía algún enemigo su hija Karol?

—No. No que yo sepa. ¿Verdad Zeth?

—No, padre. Karol...—su voz se estranguló y carraspeo—. Perdón.

El detective asintió. El joven prosiguió.

—No. Mi esposa es una persona hermosa y muy pura de corazón—Gael no tuvo corazón para corregir la falta. Los dolientes se mantienen en negación y no asimilan que sus seres amados no estarán más con ellos—. Precisamente eso fué lo que más me enamoro de ella. Se dejaba querer.

Su suegro lo interrumpe.

—Siempre tenía una mano para ayudar a cualquiera. No entiendo cómo alguien pudo hacerle eso.

—Eso lo voy a averiguar señor Maglys. Ahora, por lo general señor Domirck. ¿Su esposa trabajaba diario aquí?

—Es el negocio familiar. Todos trabajamos aquí con un día de descanso. Aunque debido al embarazo de Karol tomaba tres. Dios, también perdí a mi bebé.

Lágrimas caían en silencio por su cara.

El sufrimiento de una gran pérdida tatuados en el rostro de ambos hombres.

—Detective, esto no hubiera pasado.

—Expliqué señor Domirck.

—Ese día era uno de los tres días libre de mi esposa. Vino a reemplazar a una bartender que se reportó enferma. Sino hubiera venido, aún estuviera conmigo.

—Lo siento. Que infortunado hecho. Me pueden decir el nombre de la trabajadora enferma.

—Si. No hay problema.

Gen sacó de su escritorio una agenda y localizó el nombre de la mujer, lo anotó en una tarjeta anexando su dirección.

Lo agradecí.

Me iba pero me detuve a preguntar algo muy difícil a nadie en particular.

—¿Karol tenía un amante?

Los tres se sorprendieron e inmediatamente negaron firmemente.

Fue su esposo el que tomó la batuta para responder.

—No. Es imposible además de inadmisible. Nos conocimos de jóvenes. Yo fuí su primer amor, su primero en todo —suspiró—. Estábamos todo el tiempo junto.

—¿Porqué la pregunta detective?

Giré a ver al señor Maglys.

—Siento de verdad ser tan incisivo, pero debo resolver el caso. Es tan importante para ustedes como para nosotros.

—Es por el joven que fue herido— no fué una pregunta más bien una afirmación por parte de Duncan Maglys.

—Si señor. Connell Murphy es su nombre, miembro de la unidad para la cual trabajo en estos momentos.

—¿Es policía?

La pregunta viene de parte de Genevery Maglys. Su aparente nerviosismo me llama la atención.

Al darse cuenta, trata de calmarse recomponiéndose al instante.

—Si señora. El detective Murphy. Su hermano tiene pensado pasar por aquí para continuar la investigación. Tiene muchas ganas de concluir satisfactoriamente este caso. Pasen mejor tarde, con permiso.

Nuevamente gira para marcharse, con más incógnitas que respuestas. Sobretodo y la principal ¿Con quien mantuvo relaciones sexuales Connell esa noche?

Había alcanzado la puerta exterior y fuí detenido por la señora Maglys.

—Detective Gael.

—Diga me señora.

—Debo confesar le algo— toma mi brazo mientras mira de un lado al otro—. Pero no aquí, salgamos por favor.

Me intriga sus palabras pero más su comportamiento y la sigo hasta el estacionamiento.

—Soy todo oídos.

—Y mucho más, Gael— sonríe toda coqueta, al no ver respuesta a su insinuación se encoge de hombros—. Bien...
Sé que tarde o temprano lo averiguará, lo que no quiero es que mi marido lo sepa.

—No saber, ¿Qué?

—Esa noche momentos antes de que Connell, ahora es que sé su nombre... en fin él y yo, tuvimos un pequeño interludio en el baño de los hombres. ¿Si entiende lo que le digo?

Me cagó en diez.

Por lo menos Connell tuvo una buena movida antes de caer. Lo que descarta un crimen pasional.

—Si lo entiendo señora, me acaba de ayudar con una interrogativa mía. Y no se preocupe de mi no saldrá su pequeño secreto.

Monté en el auto con las grabaciones rumbo a la estación.
Tenía material para investigar y de paso olvidar un poco el dolor sordo que me acompañaba cerca del corazón.

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