Capítulo 13 Los Castigos.

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Ayudar a estas chicas, es un paso más para curar mi corazón. Al ver las caras de los bebes, criaturas angelicales, extensión de tu propio cuerpo. Una analogía muy compleja que llena de dicha. Y me alegra vivirla con ellas.

Fragmento del diario de María E.

Connell estaba fuera de la sala de recuperación, había sido trasladado a un cuarto privado para seguir con sus cuidados. Su hermano Conall no se había despegado en las horas posteriores a su operación. Las enfermeras que entraban y salían para su seguimiento me lo habían informado, ya que yo personalmente estaba encargada de su tratamiento. ¿Quien diría que la doctora Fionna Mckullin se arrugada ante un caso?. Nadie.
Pero nadie sabía la historia entre el paciente y su doctor.
Y la decisión que había tomado un mes atrás. Había decidido olvidarlo y entregarse a sus responsabilidades contraídas. Pero la vida se encargaba de tirarte las cosas a la cara, vaya que si que lo había hecho.
Había caído nuevamente la noche y yo había regresado a la sala de cuidados medios. Se me había hecho difícil separarme, pero debía de estar descansada para afrontar la nueva jornada.
Desperté al detective y le expliqué sobre un cuarto especial donde podía asearse y descansar. Prometiéndole que estaría al pendiente y cualquier cosa le avisaría.
Me agradeció por mi interés, si él supiera cuanto y hasta que grado estaba unida a ellos. El amor era una mierda y para que yo una romántica empedernida pensará en eso ya era mucho, pero uno no manda sobre el corazón.
No elegimos de quien enamorarnos.
Al rato me di cuenta de una joven revoloteando fuera del cuarto que me llamó la atención, seguramente una de las tantas conquistas de Connell. Decidí despedirla con cajas destempladas, no podía soportar cuanta bicha se apareciera para verlo. Maldición!.
¿Que es lo que me creo que soy?
Su dueña.
No importa. Igual me voy a acercar para decirle que se vaya.

****
Al fin pude despertar sin sentir dolor en el cuerpo, por lo menos era menor al de hace dos días. La noticia de la muerte de mi hermana no me dejaba ni un momento de paz. El sonido de la puerta me alertó de la llegada de compañía.
Dewit entró al cuarto donde ese desgraciado me encerraba.
Mi hermano me traía una bandeja con alimentos. En su rostro se dibujaba una sonrisa.
Maldito fuera. El imbécil aceptaba las bajezas que me hacían.
-¿Qué hiciste esta vez?
-Respirar.
-Esa insolencia es la que te lleva a recibir los castigos, Yury.
-Deseo morir y que se acabe esta tortura.
-Y ¿por qué no lo haces?
-Tú sabes que son por esos bebés.
-Ah los renacuajos inmamables. No los soporto. Estoy impaciente por que llegue Floury para que al fin se encargue de ellos. No soy una maldita niñera.
En ningún momento vió la palidez que sus palabras produjeron en Yury.
No entendía la ceguera de su hermano.
-No va a regresar nunca.
-¿Qué?.
Con lágrimas en sus ojos, respondió.
-Yury no va a regresar jamás.
-Es mentira. ¡Mientes!
-Eso no es cierto. ¿Porqué he de mentirte yo?
-Scáth no me mentiría, él no lo haría.
-¿Y yo si? ¿Por qué demonios estás tan ciego?
-No estoy ciego.
-Claro que lo estás. No entiendo el porqué confías en él.
-Lo conozco de toda la vida. Me salvó de la miseria en la que estaba sumida mi alma. Al fin no entenderías nada.
-Como lo dije no lo entiendo. Igual el que tú aceptes que me maltrate.
-Te enseña obediencia.
-¿Te escuchas lo que dices?- la incredulidad marcaba sus palabras-. Pero, ¿qué demonios te ha metido en la cabeza?
-Nada. Sólo confió en el. Es el único que me acepta como soy.
-y, ¿yo no?.
-Tu no sabes nada.
Le contestó cólerico.
-Yo lo único que sé es, que me lástima cada vez que le da la gana y que tú lo aceptas, es un maldito pervertido...-calló al registrar bien sus palabras, comprendiendo con mucho dolor. La rabia se expandió en su sistema -. ¿Por qué es que confías en él?. Y dime la verdadera razón está vez.
-Lo amo y él también me ama.
-No...no, eso no puede ser. No lo es- más lágrimas se derramaban en sus mejillas, se abrazó con sus manos al sentir más frío que nunca, mientras asimilaba todo y el horror que a la situación confería. Hizo una pausa y lo miro a los ojos-. Ahora si lo comprendo. Eres su puta, él maldito te folla. Con eso tiene tu total cooperación y estas tan embobado que no miras la realidad aunque te golpee en la cara. Y dices que te ama. Ahora responde me a estas preguntas. Te dice, ¿Cuáles son los métodos para que aprenda obediencia?. Cuándo nos castiga a Floury y a mi te dice, que te mantengas al margen. ¿Verdad?. No. La verdad no necesito que me respondas a eso. Yo te lo voy a decir.
Abrió su piernas ya que aún se mantenía desnuda de la cintura para abajo.
-Este es su método de tortura y castigo. Follarme y desgarrarme con su podrido palo, y te aseguro que lo disfruta. Me ha dejado dos veces embarazada para hacerme abortar a punta de patadas para volverme a follar a gusto. Con Floury lo consiguió una vez. Me destrozó la última vez, que ahora no le preocupa un posible embarazo. Sólo el seguirme castigando para así como tu dices conseguir mi obediencia. Estúpido bastardo. Nos folla a los dos ahora. Y dices que te Ama. ¿Quién ama no lástima a la familia de su pareja?
Aún había manchas de sangre entre sus muslos y nalgas.
Dewit la miraba horrorizado. Negando cada palabra que decía, pero que en el fondo sabía que eran ciertas. Cada vez que castigaba a sus hermanas, no tenía tiempo para estar en la cama con él, sólo después cuando sus hermanas estaban confinadas a pasar en cama después de los supuestos castigos.
-El mató a Floury. Te estoy diciendo la verdad. El la mató y vino a celebrarlo conmigo. Sigue creyendo que te ama y date cuenta como goza castigando mi cuerpo.
Salió disparado del cuarto como alma que lleva el diablo.
No le importaba ver dolor en sus ojos, si con ello se los abría.
No lo hubiera hecho si hubiera visto las consecuencias.

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