Beauty and the Beast [Natasha Romanoff x Bruce Banner]

Capítulo 47

Siento muchísimo el haber estado sin publicar desde hace tanto; pero, entre exámenes, problemas propios y falta de inspiración la cosa no marchaba muy bien... En fin, aquí hay un nuevo capítulo y espero que el siguiente no tarde tanto en aparecer. ¡Un abrazo muy fuerte! Se os quiere ❤.

El fragor de la batalla ahora se reflejaba en los moretones y en las heridas que se dejaban ver en los cuerpos tumbados de Natasha y Hulk. El coloso verde estaba recuperando el sentido, que no la conciencia. Se encontraba realmente confundido.

Meneó la cabeza de un lado a otro y vislumbró a la pelirroja, despertando lentamente.

–Siempre has sido un débil, Bruce... No pudiste soportar ni cuando estuvo Nicholas —escupió algo de sangre.

Una vez Hulk hubo desaparecido, dejando a Bruce al descubierto con las prendas rasgadas y con una mirada decaída, la pelirroja lo miró a los ojos y prosiguió.

»Oí el gatillo desde el pasillo... Nicholas ya dormía desde hacía horas. Apenas tendría los dos meses... Te dije que no funcionaría,desde el umbral de la puerta —tomó aire –"Lo sé... Confía en mí. Lo he intentado" soltaste, tragando pesado a la vez que mirabas la pistola en tu mano... "A veces sólo se siente bien sujetarla, actuar como si tuviera un poco de control". Me rompiste el corazón —confesó ella, entre dientes.

El científico agachó la vista.

–Pensaba que era un monstruo y que no le haría ningún bien a nuestro hijo; pero... ¡Tú me has quitado esa idea! Contigo sé que no debo darme por vencido, que todo puede ir mejor. Que somos de los que salvan vidas, no de los que acaban con ellas... —humedeció sus labios y dio un paso para estar más cerca de ella –De que Nicholas nos necesita a los dos. ¿Es que quieres perder a tu familia? ¿Quieres perder a Nicholas por el camino? ¿Justo del estilo de Hank Pym o Scott Lang?

La mujer lo aniquiló con la mirada.

»Estás en mi mente todo el tiempo... Pienso en ti, Nat y eres lo más importante para mí. Más que el Teseracto, más que ayudar a Tony, más que controlar a Hulk o cualquier otra cosa... —Bruce no sabía si mentía o no; pero, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para hacerla llegar a su lado y razonar.

Natasha lo observó, impasible. Hasta que las puertas se abrieron, dejando caer a tres guardias.

–Siento la intromisión —dijo Visión con un tono inocente –; sin embargo, el pequeño tiene algo que decir... Quizás eso ayude en algo.

–Mami... —farfulló Nicholas. Se frotó los ojos e intentó retener las lágrimas. Demasiado para un niño de su edad.

La pelirroja observó con pánico a su hijo, tenía una expresión de auténtico terror al verlo, además de su mano de tono verdoso.

–¡¿QUÉ LE HAS HECHO?! —le gritó a Bruce con ira.

Bruce retrocedió, alzando las manos. Intercambió miradas entre su hijo y ella.

Visión los miró, analizando la situación; pero, decidió que debía buscar a sus compañeros, por lo que salió de allí todo lo rápido que pudo sin mirar atrás. Mientras, Nicholas tembló de puro terror.

–¿Mami?—No podía comprender nada. ¿Su papá era una enorme mole verde y furiosa? ¿Su mamá era una espía enfurecida? Golpeó el suelo con la suela del diminuto zapato; no obstante, ejerció una fuerza mayor que logró captar la atención de sus padres –¡Mami! T-tengo miedo—dirigió un último vistazo a su madre y luego a su padre antes de comenzar a llorar con fuerza –Papi...

Natasha se quedó observando las lágrimas del niño y entreabrió la boca.

Y, en ese momento de bajada de defensas, de ensimismamiento y de debilidad, Bruce aprovechó la oportunidad que se le presentaba: una nueva recalibración cognitiva que esta vez sí causaría efecto.

–Lo siento, Natasha...

El grito de Nicholas retumbó en la estancia durante largos segundos.

Seguidamente, la mujer se levantó despacio y confusa, con los ojos entrecerrados.

Sacudió la cabeza con incredulidad. Bruce construyó la fuerza para sentarse con ella, para estar frente a frente. Su mano se levantó lentamente, con delicadeza ahuecando su mejilla. Ella dejó escapar un grito callado en su cálida caricia. Cerró los ojos y su respiración se ralentizó, con el rostro al instante relajándose contra su mano, como si ella no quisiera que la dejase.

***