Beauty and the Beast [Natasha Romanoff x Bruce Banner]

Capítulo 2

Bruce se acarició el puente de la nariz, mientras intentaba ignorar el olor que despedía la fórmula contra el otro tío que tenía preparada. Se la acercó a los labios, pero un estruendo interrumpió el acto.

***

Unas horas antes, Stark, Barton, Thor y los demás continuaban discutiendo sobre Banner.

–¿Y tú cómo lo has descubierto, Légolas? —interrogó Tony, dudando del espía de S.H.I.E.LD.

–Yo... Yo estaba... —Clint no se atrevía a revelar que había estado espiando a Bruce desde que éste había tenido un momento “confuso”, por así decirlo, con Natasha. Sí, estaba celoso.

–Perdona, Stark, pero eso no importa. Lo que debemos hacer es detener a Banner —interrumpió Romanoff, cruzada de brazos sobre una columna.

Thor dirigió una mirada extraña a la mujer pelirroja y añadió:

–¿Qué te parece ir a ti, Romanoff?

–¿Yo? —interrogó ella, sonrojándose levemente. Bajó la vista. Y un escalofrío le recorrió el cuerpo. No quería ir porque tenía miedo de Hulk, bueno, miedo no... ¡Para nada! Ella no sentía el miedo, nunca. Tal vez era algo de temor por lo que podría ocurrir, pero miedo jamás. Al percatarse de que se evidenciaba que estaba dudando, elevó el rostro y respondió —: Iré a por él.

***

Los frascos que contenían aquellos compuestos temblaron cuando el científico chocó contra el mueble. Iba rápido, sin mirar. Lo que absorbía toda su atención era el diminuto vaso de precipitados con ese color advenedizo. Sus manos comenzaban a segregar sudor.

¿Debía tomársela ya? ¿Y si le faltaba algo a la fórmula?

<<¡Da lo mismo si está errónea! Si está bien, el otro tío se irá, y si no, moriremos los dos. Así que no importa>> pensó. Aunque un lívido pensamiento atravesó su mente. Natasha.

***

J.A.R.V.I.S empezó a preparar el traje de Stark, a pesar de que no estuviese terminado.

–Stark, ya te he dicho que iré yo sola —repitió la agente de S.H.I.E.LD.

–No creo que te valgas tú sola. ¿No recuerdas la última vez que os quedasteis solos en una sala? Ya me lo contaron los de mantenimiento... ¡Cómo le dejasteis el helitransporte al pobre Furia! —bromeó, con su típico tono soberbio.

Natasha le dedicó una mirada que por sí sola expresaba un <<¿en serio?>>.

El millonario se encogió de hombros y susurró un “como quieras”.

›› Pero Légolas ha insistido en llevarte, así que... Yo no digo nada —comentó, elevando las manos por encima de sus hombros, como si acabara de ser arrestado.

Romanoff bufó, lo menos que quería en ese momento era a Barton haciéndole un cuestionario sobre lo que tenía planeado hacer.

Unos pasos marcaban la respiración, que pretendía ser sosegada, de Romanoff. Clint se acercaba, andando con andares serios; sin embargo, lucía el ceño fruncido y una especie de sonrisa torcida.

–Hola, Nat.

Tony elevó varias veces consecutivas sus cejas y salió, carcajeándose.

Natasha le dedicó una mirada de odio y volvió a reparar en su compañero.

–¿Así que insistes en llevarme? —inquirió ella.

–¿Cómo pretendes ir si no? ¿En la moto del Capitán? —Clint depositó su mano en la carrocería del helicóptero y se subió en él.

***