Capítulo 30

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La mujer de cabellos casi dorados retrocedió con una especie de pánico e ira en su mirada.

–Que has hecho ¡¿qué?! —gritó.

–Pepper... Los Vengadores... Deben seguir unidos, y yo debo ayudar —rebatióTony, retirándose hasta detrás de la encimera con los brazos elevados, en señal de tregua.

Stark se arrepintió enseguida de haberle desvelado que estaba creando otra armadura.

–¿Pero no dijimos que ibas a hacer como Bruce y que ayudarías sólo cuando fuera estrictamente necesario y sin trajes?

–Es díficil ayudar sin mi equipo.

Pepper se acercó al umbral de la puerta y negó con la cabeza.

–¿Sabes qué? Haz lo que quieras. Yo... Yo no sé qué haré —Se llevó la mano a la frente y frunció los labios –. Tony, deberías habérmelo contado antes —Se encogió de hombros –. Quizás así no estaría de esta manera... No sé que hacer.

El ingeniero intentó aproximarse a la mujer que amaba; no obstante,ésta lo detuvo.

–No,ahora no. Necesito tiempo para pensar.

Stark vio su esbelta figura desaparecer por el pasillo, se volvió a la encimera y rellenó un vaso de alcohol. Se lo bebió de un solo trago y dejó el vaso con amargura.

–Bruce,Nat, no sois los únicos que tienen problemas...


***


Ascendía los escalones con brío, dispuesta a todo por su pequeño hijo.

«Parece que llevo años sin verlo» pensó Nat con el corazón desvocado y anhelante.

Ahora que lo meditaba, no sabía en qué apartamento se encontraba Nicholas. Miró hacia un lado y hacia otro. Desesperada. Si llegaba demasiado tarde, su pequeño podría acabar herido... O peor. Muerto.

Cerró los ojos y los apretó con tanta ira que un dolor intenso se presentó en sus sienes.

Se tornó y pudo observar a la chica rubia que le había alertado del paradero de su hijo, subiendo, corriendo, y controlando el equilibrio por los brazos alzados. Acababa de reparar en que llevaba un abrigo.Una sensación de calor la recorrió. Apunto estuvo de ordenarle quitarse el gabán verde lima.

–¿Qué hace aquí? —inquirió Natasha.

–Quiero ayudarla.

La exespía se mantuvo mirándola. Perpleja. Iba a retrasarla. Sería una carga.

–No me pregunte porqué, pero creo saber dónde están.

La pelirroja, sin reparar en lo extraño de la situación, le demandó con desesperación dónde se encontraba Nicholas.

La rubia le señaló una de las muchas puertas descascarilladas y mohosas.

La madre ordenó que se quedase tras de ella, con cuidado. Se arrimó a la entrada y la abrió al comprobar que no estaba bloqueada.

–¡Nicholas!—gritó, con los ojos brillando.

Y antes de que pudiera apartar la mano del pomo de la puerta, una luz azul se abalanzó sobre ella, y la alzó por los aires para luego estrellarla contra el suelo con fuerza.

Natasha sintió asombro, y puede que algo de miedo, al encontrarse en el aire, con el vestido azul arándano y la chaqueta verde ondeándose como una bandera esperanzadora; pero, ese miedo no era nada comparado con el pavor que sintió al precipitarse contra la superficie, notarla resquebrajadura de su espalda al chocar y a la luz azul regresar donde se encontraba una figura de pequeño tamaño, de pelo rubio, y ojos azules que parecían desorbitarse.

La luz azul ahora se convertía en un joven de complexión atlética y pelo rubio platino que volteaba a la figurita para impedirla ver lo que se avecinaba; sin embargo, la silueta se desaferró de la mano.

–Nicholas—Lo llamó su madre con un hilillo de voz antes de ser golpeada por la rubia.

***

Beauty and the Beast [Natasha Romanoff x Bruce Banner]Where stories live. Discover now