29. La inocencia de Peter Bassett

20.1K 1.5K 687
                                    

(Advertencia, el siguiente capitulo contiene escenas no aptas para todo público, es recomendable saltarlo aunque todos sabemos que ninguna lo hará, depravadas)

Me besaba con la necesidad de tener más de mí, como si no fuera suficiente y no lo era. También yo quería más. Hasta el momento, no había pasado de besos inocentes entre dos adolescentes, pero fue el chico virgen el que terminó con la inocencia. Introdujo su lengua en mi boca y se encontró con la mía, pude sentir como gimió.

Me gustó.

No me gustaba que me gustara.

Peter metió sus manos a mi remera y comenzó a jugar con el broche de mí sostén. Sentí un alivio cuando lo soltó, la prenda se deslizó por mi espalda hasta que Peter lo sacó y lo lanzó a algún lado de mi habitación.

Entonces, sacó a la luz un lado más feroz y nunca ante visto. Me empujó contra la pared logrando que involuntariamente soltara un gemido. Un impulso me llevó a enrollar mis piernas en sus caderas y besarlo con más necesidad.

Con la ayuda de Peter, saqué su remera y por fin, desde que llegué a su habitación por primera vez, pude ver sus pectorales. Pasé mis manos por ellos mientras él lo hacía por mi espalda desnuda, sin embargo, seguía con mi remera.

—Necesito... —murmuró sobre mis labios.

—Hazlo —interrumpí.

Tomó el dobladillo de mi remera y la sacó. Me sentía rara, avergonzada y creo que fue eso lo que me llevó a cubrir mis pechos con mis brazos. Peter tomó mis brazos y los apartó con suavidad hasta que mis pechos quedaran a su vista.

—Eres tan malditamente hermosa, no deberías avergonzarte —dijo antes de besarme suavemente, dejando la ferocidad de lado y volviendo a ser ese Peter amoroso.

Me gustaba ese Peter amoroso. Quizás era eso lo que necesitaba en mi vida, alguien que fuera capaz de aguantarme y ayudarme, amarme y no dejarme simplemente porque no era lo suficientemente paciente para llevar una relación conmigo. Quizás necesitaba a un Peter Bassett en mi vida.

—¿Estás seguro de que esto está bien? —murmuré. 

Él sonrío —Yo me siento en el maldito cielo.

Ambos sonreímos y volvimos a besarnos. Peter me llevó hasta la cama donde me recostó y se posicionó encima de mí, sin aplastarme obviamente. Minuto a minuto, las prendas entre nosotros fueron desapareciendo hasta que lo único que nos separaba eran mis bragas. Peter tenía sus dedos sobre el borde de ellas, dudando en hacerlo o no. Me miró esperando mi aprobación.

—Demonios, hazlo de una vez —murmuré logrando que Peter riera.

Genial, era de las personas que causaban risa en vez de placer a la hora del sexo.

—Bueno, yo... Tú sabes, no te sorprendas si es que no soy... Ya sabes... lo suficientemente...

Lo callé poniendo un dedo sobre mis labios— Peter, eres único, eres lindo, eres la mejor persona que he conocido desde que llegué aquí. No me importa si eres virgen...

Me interrumpió perdiendo el último rastro de inocencia que quedaba en él.

Lo que sentía en ese momento era puro placer, demonios, se sentía tan malditamente genial. Los gemidos de Peter eran más bien como gruñidos en un intento de callarlos. Fue muy cuidadoso en un principio, estaba nervioso y eso era adorablemente caliente.

Con el tiempo, Peter fue aumentando sus movimientos hasta el punto en los que ambos nos besábamos para callar los gemidos. Sentí como llegaba al orgasmo y cómo segundos después, Peter también lo hacía.

Twins© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora