5. Dulce venganza, literalmente

26.2K 2.1K 331
                                    

5. Dulce venganza, literalmente

Punto de vista de Blake.

Salí de mi habitación justo a tiempo para ver como Alex volvía sin su corbata y con su camisa desarreglada. No había que ser adivino o un total genio para saber lo que había estado haciendo.

—¿Cómo te fue anoche? —pregunté divertido aunque con cierta amargura en mi garganta— ¿Cómo lo conseguiste?

Con lo poco que había conocido a Savannah, se notaba a kilómetros que era una chica difícil, aprueba de los insulsos piropos de chicos como los de este lugar. Ni siquiera mi hermano podía convencerla tan pronto. Alex me dio una sonrisa socarrona y entró a mi habitación.

—Fue fácil, solo aparecí y le dije: oye Jenn, lindo escote. Lo demás no creo que lo quieras escu...

—¿Jenn? —inquirí, con el ceño fruncido— Creí que había sido Savannah.

Alex me miró extrañado y negó con su cabeza mientras entraba a nuestra habitación. Mientras que las chicas tenían habitaciones individuales, el departamento masculino tenía habitaciones dobles ya que era más pequeño.

—No, para que pelear por un exótico bistec cuando tengo carne fresca en casa. 

¿Qué?

—¿Si te das cuenta que estas comparando a las chicas con animales muertos?

—No seas hipócrita Blake. Estoy casi seguro de que tú mismo hiciste esa analogía hace un año. Eres exactamente igual que yo, no te creas mejor —afirmó, mientras se acercaba  a mí para darme unas palmadas en la espalda.

—Es obvio, somos gemelos —le recordé— Pero te equivocas en lo último. Hace tiempo dejé de tratar a las chicas como un pedazo de carne, idiota.

—¿Qué? —rió de mis palabras y luego se acercó a mi oído para murmurar— ¿Estás diciendo que cuando viste a Savannah Anderson, por primera vez, no quisiste cogertela en ese mismo instante?

Coloqué mi mano en su pecho y lo aparté de un empujón —Eres un imbécil, Alex. Ya olvídalo, llegamos tarde al entrenamiento.

Mi hermano se rió una vez más antes de entrar a la ducha para quitarse el olor a sexo de encima. Tomé mi bolso con todo el equipamiento necesario y espere en el sofá a que Alex terminara su ducha. Tomé mi celular y comencé a jugar Flappy Bird.

Que penoso hermano, tu récord es de ocho.

¡No es mi culpa! ¡Que pájaro no vuela!

Pinguinos y ese estúpido pájaro azul al principio de la película

¿Blue?

Ese mismo

Seguí jugando hasta que me rendí. Entré a instagram y busqué la cuenta de la chica nueva para seguirla y stalkearla un rato. Alex salió de la ducha con una toalla en su cadera y se vistió.

—Andando —dijo, tomando su bolso y saliendo de la habitación.

[...]

—¡ATENCIÓN NIÑITOS MIMADOS! ¡ESTE FIN DE SEMANA TENEMOS EL PARTIDO CONTRA WASHINGTON! ¡DURANTE LOS ÚLTIMOS TRES AÑOS NOS HAN DADO PALIZAS MONUMENTALES! —todos los presentes bajaron las miradas— ¡PERO QUIENES GANARAN ESTE PARTIDO!

—¡NOSOTROS! —gritamos todos

—¡QUIENES IRÁN A LAS NACIONALES!

—¡NOSOTROS!

—¡Quienes regresarán llorando con sus mamis!

—¡NOSOTR...! —todos me miraron mal— ¿Washington?

—¡WASHINGTON!

El equipo de Laurent siempre había sido un asco en cualquier deporte que no fuese el lacrosse. Pero no ese año. El equipo de fútbol americano llegaría a las nacionales este año. Alex y yo siempre fuimos aficionado a  ese deporte en específico, desde que teníamos seis años y papá nos llevó a nuestro primer juego.

El entrenamiento terminó rápido ya que teníamos clases en treinta minutos. Todo el equipo entró a los vestidores, sudorosos y apestando a muerto.

Alex había conectado su teléfono al estéreo y On Top Of The World de Imagine Dragons sonaba por todo el vestidor combinado con los gritos y risas de los chicos mientras apostaban quien la tenía más grande. 

—¡Hey Blake! —gritó Ethan, llegando a mi lado con una toalla en su cadera— El viernes haremos una fiesta luego del partido, nos enteramos de que hay una chica nueva, sabes lo que significa, ¿no?

Claro que lo sabía, una antigua y misógina tradición del equipo. El capitán del equipo era el encargado de "estrenar" a las chicas nuevas del semestre y con estrenar se refiere a llevarlas a la cama. No había sido un problema hacer la vista gorda, hasta ahora.

Hace una semana exacta, me habían elegido capitán del equipo de football y hace veinticuatro horas había llegado Savannah Anderson al internado.

—Aunque me encantaría tener ese privilegio, reglas son reglas —palmeó mi espalda con una sonrisa depravada en sus labios— La rubia está buenísima.

Créeme, lo sé.

—Hey, sonríe —dijo Alex mientras abría el candado de su taquilla— Tienes a Savannah para ti solo hermano. Yo que tu estaría saltando en una... ¡PERO QUÉ MIERDA!

De un segundo a otro, Alex estaba bañado con crema rosa. La crema salía y salía de su taquilla, sin detenerse. Aún no entiendíamos el como ni el porqué. Cuando terminó de salir, me acerqué a la taquilla de Alex y noté que había una nota plastificada pegada en el fondo de la taquilla. Le quité la crema que tenía encima y la leí.

Podré no tener un escote vulgar, ni un trasero de revista, pero tengo dignidad e inteligencia, imbécil.

Podata: La tintura no sale tan fácil. Con todo el odio del mundo, S.

—¿Quien fue el gracioso? —gritó Alex mientras todos tomaban fotos y grababan a mi hermano cubierto de crema.

—Más bien, la graciosa —comenté antes de explotar en risas. Sin poder retener la carcajada, agarré mi estómago y le entregué la nota— Me gusta su estilo.

—También a mi —Alex sonrió, luego de leer la nota— Pero esta no se la llevará gratis. Ahora... ¿Qué mierda es esto?

Me acerqué y pase un dedo por la mejilla de Alex para luego llevarmelo a la boca. Era dulce, extremadamente dulce con un ligero sabor a leche.

—Merengue... y colorante.

—Delicio... ¿QUÉ?

Twins© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora