28-Misiones separadas

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La muerte de Sirius había pasado y aunque no se había superado del todo el tema, el menos pensado ayudaba a los demás a sobre pasar la mala época, Remus, él se encargaba de que todos tuvieran alguien con quien hablar sobre Sirius. Muchas veces algunos se preguntaron si él se encontraba bien, a decir verdad él estaba muy bien... tan bien como podía estar sin ella.

Aunque salía adelante gracias a los galeones que mágicamente se encontraban en su bóveda, nunca antes se le había visto tan flaco y demacrado, sus ropas estaban tres veces más rotas, y ya es decir mucho. Desde que decidió dejar a Tonks, él se veía muy mal... aunque había dejado de ir al Callejón knockturn, y ya no hacia las cosas que normalmente hacia cuando acostumbraba ir, él sentía que todavía no era prudente regresar a lado de la mujer de su vida.

Remus no era el único que se la pasaba mal, Tonks estaba pasándola peor... Todo en ella había cambiado: Su peso era más bajo de lo saludable, no podía controlar su metamorfomagía, un día se levanto con un tono café en el cabello y por más que intento cambiarlo no pudo, su patronus no era la excepción, una vez mientras se encontraba con Ojoloco en una guardia cualquiera, éste le pidió que mandara un mensaje a Kingsley, al momento en el que Tonks conjuro el patronus y este se convirtió en un gran lobo, soltó un pequeño grito y Ojoloco la abrazo, él comprendía todo, al final no por nada decían que Tonks era como su hija.

Con tantos cambios ella se encontraba desconcertada, no se concentraba de la misma manera y su desempeño en el trabajo se había visto afectado, tampoco es que le gustara estar en su casa, ya que si lo hacia los recuerdos de Remus la invadían, pero al final después de rogarle al jefe que la deje ir a la siguiente misión y de que él aceptara ella se sentía un poco mejor. Ese día todo iba regular después de todo, tenía una misión, y era en Hogwarts pero todo se vino abajo cuando lo vio...

-No, Sofía... no es necesario- decía una voz extrañamente conocida para Tonks.

Tonks lo vio y una punzada de dolor puñaló su corazón. Estaba demasiado cerca de ella, así que se escondió. No podía soportar que estuviera con Sofía, ¿Por qué estaba con ella?

-Vamos, John -decía Sofía colgándose del brazo de el licántropo-. Te va a gustar, lo prometo.

Tonks no podía evitar que su mente formulara cien hipótesis diferentes. Todas malas.

-Sofía, en verdad -Remus miro su reloj-. Se me hace tarde, pero otro día con mucho gusto.

-Está bien, por esta vez te dejare ir, pero déjame decirte que la próxima vez que te vea no te irás sin mí.

-Lo prometo, ¿te acompaño a tu casa?-dijo Remus mientras le tendía el brazo a Sofía

Tonks no podía más, giro sobre si y apareció en el lugar en el que siempre era bien recibida: La madriguera.

Cuando ella llego, Molly, salió a recibirla, no sin antes hacer que se exponga ya que las medidas se habían intensificado y ahora más que nunca con los ataques de mortífagos todos estaban un poco paranoicos y no era para menos.

-Ya no se qué hacer, hoy lo vi y estaba con Sofía, ella le estaba haciendo propuestas indecentes y él sólo estaba postergando la oferta...

-Tonks, querida, ¿estamos hablando de Remus Lupin? ¿El Remus que es más caballero que nadie en ésta época?

-Sí, y es lo peor... Sofía estaba con mí Remus- Tonks estaba al borde de la lagrimas, no podía creer que él hiciera eso.

-Querida, con todo respeto, no pierdas la cabeza. Remus sería incapaz de hacer algo así, Remus sólo tiene ojos para ti...

-¿Y por qué no está conmigo?- dijo Tonks dejando que las lagrimas salieran de sus ojos.

Molly se acerco a ella y la abrazó. -No puedes seguir así, ¿te has visto? Cariño, sólo necesitan tiempo... no te atormentes, Remus sólo te ama a ti. Entiende que se está torturando por la muerte de Sirius y también por el tipo de misiones que le tocan ahora.
Tonks llevaba unas cuantas juntas perdidas y no sabía que tan grave era lo que Molly acababa de decir. Esto fue notable por la reacción de Molly.
-Tú no sabes, ¿verdad? -dijo Molly llevándose una mano a los labios-. No debí decir eso.
Tonks iba a protestar pero unos golpes en la puerta la espantaron. Pensó que era él y le dio gracias a Merlín de estar sentada ya que de no ser así se hubiera desplomado.
-¿Quién están allí? ¡Exponganse!- dijo Molly con voz nerviosa.
-Soy yo, Dumbledore, traigo a Harry.
Tonks sintió un gran alivio, aunque fue momentáneamente ya que fue sustituido por una sensación de vergüenza. Harry y el director no podían verla así.
La señora Weasley y el viejo director hablaron sobre un profesor y que fue una visita inesperada.
-¡Ah, hola, Nymphadora! -dijo el viejo director cuando noto la presencia de esta.
-Hola Profesor. Hola Harry -dijo la metamorfomaga con falsa emoción. Tomó su capa y se la pasó por los hombros-. Gracias por tu té y compasión, Molly.
-Oh, no te vayas por mi presencia, yo también me retiró.
-Nada de eso, es que me tengo que ir en la-la... la noche.
Molly la miro con preocupación.
-Querida, ¿por qué no vienes a cenar el fin de semana? Remus y Ojoloco vendrán.
-No, en verdad no, Molly. Te agradezco, buenas noches a todos -dijo Tonks saliendo rápidamente de ahí y perdiéndose en la oscuridad.
Tonks llegó a su apartamento y no paro de pensar en las misiones de las que Molly hablaba, ¿qué podría estar haciendo Lupin? Sus fuentes y ella misma habían comprobado que yo no visitaba aquel callejón de mala muerte y había comenzado a hacer trabajos muy por debajo de su nivel.
Tonks permaneció sumida en sus pensamiento hasta que la noche la arrullo y cayó en un sueño.
En cierto departamento abandonado cerca de las afueras se encontraba en posición fetal Remus.
-Estás imaginando todo, ella no pudo estar ahí... me hubiera hablado. Sí, definitivamente, aunque sólo para golpearme, pero lo hubiera hecho. Su perfume es único, debió estar ahí... ¿por qué no me hablo?- murmuraba Remus para sí mismo. Algo muy raro le había pasado. Cuando salía del trabajo en una pequeña papelería, se encontró con Sofía que se empeñaba en convencerlo para que fuera a su casa a tomar algo, estaba a nada de decir que sí cuando la sintió... sintió el exquisito olor de Dora muy cerca de ahí, reaccionó y declinó la oferta, aunque se moría de ganas por un té bien hecho.
Cuando sintió el perfume de Dora, comenzó a buscarla con desesperación, quería verla.
Las misiones que Remus tenía en la Orden se comenzaban a intensificar, se convertían en más peligrosas. Más de una vez pensó que sería bueno comenzar a escribir su testamento, luego recordó que no tiene nada y lo dejó todo como estaba.
Se moría de ganas de ir y abrazarla, pero todavía no era el momento, el necesitaba que todo se calmara.
El día que se enteró que ella iría a Hogwarts el corazón le dolió.
Se encontraba hablando con el señor Weasley, el día del cumpleaños de Harry. Ella no estaba ahí.
-¿Estás seguro? -dijo tragando el pedazo de pastel que tenía en la boca.
-Remus, trabajo ahí -dijo Arthur tranquilamente.
-Disculpa, es sólo que... bueno, ella no está en condición.... escuche que Ojoloco lo dijo -se escudo Remus cuando noto la mirada de Arthur sobre él.
-Remus... No te mientas, sabemos que la has visto. Yo te he visto cerca del Ministerio.
-Yo, yo pensé que... que era discreto.
-Y lo eres, ya que ni ella siendo auror te ha notado, pero recuerda que yo crié a Fred y a George. Tienes razón ella no esta como para misiones, ¿pero esperabas que se quedará en su casa esperando a que te decidas?
-Arthur, ¿Sabes cuál es la siguiente misión que tengo? ¡Claro que lo sabes! -Remus levantó levemente la voz-. Tú estuviste cuando Dumbledore me lo dijo.
-Tú aceptaste, Remus. Nadie te obliga.
-¿Y qué se supone qué haría?-Remus se sentó y escondió la cabeza entre sus manos-. Me siento un inútil, no puedo hacer nada.
-¿Qué día es hoy?-dijo distraidamente el señor Weasley.
-Sí, sí estoy así por la luna... -Remus sabía que todos pensaban que se comportaba raro cuando la luna estaba cerca, nadie le ponía demasiada atención-. Tengo que irme, nos vemos.

Remus tenía miedo, cada vez que alguien mencionaba su misión un sudor frío recorría su espalda. Necesitaba hablar con ella, sólo ella podía decirle la verdad, sólo ella le diría lo que quería escuchar... ¿Por qué no podía ser feliz? Ella no se merecía que el estuviera indeciso, pero tampoco podía estar con ella ahora que su vida y sus misiones empezaban a tornarse más arriesgadas.

En un lugar Tonks se encontraba haciendo maletas, el día de regresar al colegio se acercaba y ella no podía evitar sentirse mal.

Ambos se sentían con ganas de verse, aunque sólo fuera un momento, pero el destino tenía planeado otra cosas para ellos.






Luna de coloresWhere stories live. Discover now