❛Drogadicto❜ 💊 [Rubén Doblas]

50; deja a tu amante ❄️ // 400K.

Me acomodé entre su pecho un tanto conmovida por lo de hace poco, esos temas me ponían de un momento a otro así. Y lo odiaba completamente.

Él me pregunta sí ya me sentía mejor, al ras de acariciar mi espalda descubierta, asiento y fundí mi cabeza en su torso. Juntamos nuestras manos que pasaron de ser libre a ser unidas por la del otro. Se alzaron al techo simbolizando nuestro vínculo.

Un bello lazo.

Que ojalá llegase a ser indestructible ante los demás; Inmune a todo, y a todos.

Yacen lentamente ambos brazos en la parte lateral de mi pierna, a la altura del muslo. La cual, está sobrepuesta en lo que es la pelvis de Rubén. Busca mis labios al compás de hacer pequeños juegos con su nariz, rozándolas coqueta y delicadamente.

La tormenta que se alojaba en mi cabeza se desvanecía al mismo tiempo de que el hombre me llenaba de caricias ―con sus manos― por el costado de mi cintura luego se zafarse la una con la otra. Estaba rodeada por su anatomía, brindándome su calor, su respiración tranquila, regalando mimos a mi cuerpo, como yo hacía con el suyo, jugueteando con mí pelo, como si fuera cabello, por cabello. Mis pechos rozan su troco y me gano un gruñido de su parte.

Muerde mi hombro, y me retuerzo. Tal vez de placer o del cosquilleo que se produjo en esa zona. Mi piel se eriza ante su tacto continuo sobre mi persona. Echo mi cuello hacia atrás y recibo gustosa sus labios humedecidos por su lengua.

― ¿Qué estamos haciendo? ―pregunto de ojos cerrados, a mi parecer el encanto se perdería entre la oscuridad de la noche, y quería evitar extraviarlo de nuevo.

―Lo que deseamos.

Los sentidos se nublan ante su voz ronca, la cual chocaba en mí oído. Su mandíbula quedó cerca de mi boca, más no demoré en morder suavemente, como su cuello y labios.

El olor de algo freírse hizo que comenzara a despertar, ya con una sonrisa en el rostro.

Estaba cocinando.

Negué divertida y empecé a visualizar el lugar en dónde se encontraría alojado mi sujetador. Corrí las sábanas, pero, antes me percaté de que el chico se encontrara en la cocina; A sí que agudicé el oído y podía escucharlo cantar/tararear una canción de Eminem. O al menos su ritmo. Me levanté sin pudor alguno y me trasladé por la habitación, pero al menor ruido me cubrí los pechos.