❛Drogadicto❜ 💊 [Rubén Doblas]

36; círculo vicioso ❄ // maratón 1/2.

Externo:

Creo que a estas alturas la chica no se encuentra en su estado más consciente, piensa que aún está en peligro. Y tal vez sea así, pero ni siquiera el estar cerca de Rubén la calma, más bien pienso que en estos momentos es al que más le teme.

Sabe que él no le haría daño, pero su razonamiento está nulo, sus pensamientos son negros o grises, no existe la luz, el blanco entre los colores.

Busca acomodarse entre los brazos del castaño quién la abraza preocupado. Suelta uno que otro sollozo ahogado. Trata de que él ya no se preocupe más por ella, pero le resulta un enorme error, puesto que se produce todo lo contrario. Rubén está más angustiado que nunca por ésta.

Pegando el cuerpo de la joven al del intenta lograr alcanzar la paz en ella. Espera unos segundos y en su ceja se produce un leve tic, su estrés está en ascenso, quiere procesar todo, pero no procesa nada. Abusaron de ella y éste no puedo hacer nada por evitarlo. Quería gritarse a sí mismo lo inútil que había sido, pero a fines de cuentas: Hace un tiempo... No se podía ni cuidar él mismo e iba a cuidarla a ella.

Duro, bastante duro de admitir, pero al fin y al cabo la verdad de la historia. Bastante agria la razón.

Y sí eso seguía así: ¿Qué futuro le esperaba a ambos? No la podía defender en lo absoluto. Patético, pero si algo es cierto es que mientras Rubén estuviera vivo no permitiría que la muchacha viviera lo mismo tres veces.

―Tengo miedo señor... ―admite ella. Pone su mano en forma de puño, Rubén extrañado por la forma en la que lo llama lo separa del; gira el rostro de la mujer para que lo mirase, pero no recibe respuesta alguna.

―No juegues.

―De qué habla.

―No me llames así.

― ¿Cómo gusta qué lo llame, señor? ―pregunta ida totalmente, un escalofrío recorrió el cuerpo del chico. ¿Ella lo había tratado con respeto? ¿Cómo un niño a su abuelo? No, eso era muy raro.

―____.

Le llama tratando de que entrase en razón la mencionada.

―Es un nombre de chica... ¿No cree?

―____, mírame a los ojos. ―cogió su mandíbula asustado por su comportamiento― ¿Qué sucede contigo? Soy yo, ¿Qué no ves?

Ésta. Sin voluntad alguna. Guió su mirada a los ojos del, a su nariz y a su boca.

― ¿Quién es y por qué me tiene sujeta a usted...? ―dijo viendo que el hombre tenía sus manos adheridas a sus brazos, desganada, cansada hasta de pestañar.

―Ven conmigo...

Tomado su mano la puso de pie, dejando de estar en una blanca alfombra. Ella descalza dejo que sus pies tocasen la cerámica al momento de dejar la ―antes mencionada― alfombra.