48.5; noches floreadas ❄

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Caminaron entre risas ahogadas por manos, no era normal para la gente carcajadas a las dos de la madrugada, a excepción de que estés muy tomado o drogado.

Él seguía pensando en ella como la primera vez que la vio, con la misma inocencia mezclada con malicia. Que podía a llegar ser tan adorable como una niña de cinco años y tal sensual como cualquiera de dieciocho. Nada le haría cambiar de opinión.

Cuando su madre los quiso juntar en secundaria, se le hizo más fácil imaginar un futuro con la ojimiel, pero cuando el tema de noviazgo entre Travis y ésta llegó a sus oídos, pensó en dejar de ilusionarse; y así lo hizo.

Mientras que la castaña no tenía idea de lo que pasaba en la cabeza de su amigo en ese tiempo, se dejó llevar por lo que era su pareja. Llegando al alejamiento amistoso con el hombre de metro noventa.

Un leve empujón por parte de él, produjo que la muchacha tocara fondo de nuevo, decidida hacer lo mismo, fue atrapada por éste, quedando sus brazos atrapados por el pecho del individuo. El joven sonrió cómplice y dejó el contacto de pecho brazo con ella, para hacer un brazo piernas.

La sostuvo con esfuerzo en su hombro y girando sobre su lugar la hizo gritar, aferrándose aún más a su persona, asustada.

― ¡No juegues conmigo, Doblas! ―lo regañó, se sentía indefensa con él tomándola, la timidez se hacía presente de golpe, pero le calmaba el saber que Rubén no planeaba soltarla, y si en lo peor de los casos, cayeran, trataría de que la mujer se desplomara sobre su cuerpo.

― ¡No juegues conmigo, Doblas! ―lo regañó, se sentía indefensa con él tomándola, la timidez se hacía presente de golpe, pero le calmaba el saber que Rubén no planeaba soltarla, y si en lo peor de los casos, cayeran, trataría de que la mujer se des...

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No querían llegar a casa ninguno de los dos, se sentían bien solo con la noche y las estrellas, sin contar con la compañía que ambos producían. Pasaron sobre el césped, cruzaron por al lado del letrero del parque al cual ingresaban; corrieron por el pastizal hasta llegar a una pequeña imperfección de la campo. Estaba un poco más levantado que todo el suelo que había en el lugar, formando así: Un minúsculo cerro.

Se sentaron en la cima del mencionado y cerraron los ojos, pero el castaño se apoderó de las piernas de la fémina, posando su cabeza en ellas.

―Esto es una puta locura. ―rió, cubriéndose el rostro y apartando un poco las gotas de sudor, el venir jugando con ella por el camino no fue el mejor plan, más no se arrepiente de nada.

❛Drogadicto❜ 💊 [Rubén Doblas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora