17. Inefables

1.2K 94 25
                                    

Desperté en medio de la madrugada, empapado de sudor hasta el último centímetro de mi cuerpo. Intenté dormir un poco más, pero fue imposible, así que me levanté, me vestí y me dirigí a la sala común, que estaba en penumbras, pues el fuego de la chimenea estaba totalmente extinguido.

Había sido tan vívido todo, que hasta sentía ráfagas del mismo miedo, desesperación y rabia, tal como esa noche. No había sido un sueño en toda regla, pues todo eso lo viví realmente, aunque no lo recordaba, y llegó a mi memoria tan de golpe, que la cabeza me palpitaba con intensidad.

Me serví agua de la jarra que estaba encima de la mesa, mientras pensaba en aquel sueño. Al estirar el brazo, podía ver levemente la marca tenebrosa grabada allí, casi transparente, como si fuera una cicatriz a punto de desaparecer, pero aún presente. No recordaba nada de Sebastian, y mucho menos de su asesinato. Todo había sido tan rápido, tan violento. Repetía una y otra vez el momento en el que la varita le apuntó, y el rayo de color verde atravesó su pecho, cayendo inmediatamente sobre el suelo, muerto bajo aquel árbol.

Bajo el árbol.

Abrí mucho los ojos. No cabía ninguna duda. El sitio donde mataron a Sebastian fue el mismo lugar donde desperté, donde volví a la vida. La certeza me abrumaba tanto como aquella tarde en la que supe que me encontraba a las afueras de Hogsmeade, y que acababa de regresar de la muerte. Desde el principio sabía que no había muerto ahí, aunque no relacionaba aquel sitio ni aquel árbol con nada.

Porque morí en la cueva a la que me llevó Kreacher, ahogado por aquellos repugnantes seres, tal y como recordé en la Sala de Menesteres. ¿Entonces por qué desperté debajo del árbol?

Esa pregunta aún rondaba por mi cabeza cuando amaneció y asistí a las clases del día, sin poner más atención de la necesaria. Con mi mente aún repitiendo una y otra vez los hechos de aquel sueño y la pregunta que no podía responder. Cuanto más intentaba concentrarme, veía con más claridad el rostro de Sebastian, suplicándome con la mirada que le ayudara, que hiciera algo...

Cuando logré hablar con Hannah, después de la última clase, le conté sobre lo que había logrado escuchar en la conversación de Draco, y aunque al principio dudaba, también sobre ese sueño que había tenido, o mejor dicho, recuerdo. No podía ocultárselo aunque quisiera, pues sentía la necesidad de hablar y no pensar. La rubia abría más los ojos conforme iba contándole.

—Inefables —murmuró, mientras echaba un vistazo alrededor de la vacía biblioteca—. Y... entonces fue bajo ese árbol que...

—Sí, el mismo donde desperté.

—Vaya. Cuánta información para una noche, ¿no? Parece como si no nos hubiéramos visto en una semana.

Emití un bufido.

—¿Y no recordabas nada de eso? —preguntó ella.

—No mucho, la verdad —admití—. Sobre Sebastian no recordaba prácticamente nada.

La rubia volvió a mirar hacia los lados. Cuando verificó que Madame Pince estaba lo suficientemente lejos, susurró:

—¿Y por qué despertaste en el mismo sitio donde... ya sabes, mataron a Sebastian?

—No tengo ni idea —respondí.

—Deberías contárselo a Dumbledore.

—¿Tú crees? No parece un detalle importante.

—Cualquier detalle nuevo que se sepa es mejor que nada, ¿no crees? Tal vez no tenga relación con lo que le escuchaste a Draco, pero de algo le puede servir.

Más allá [Regulus Black]Where stories live. Discover now