7. La Historia de un Mortífago

2.7K 229 20
                                    

Hubiera preferido oírla gritar, insultarme, incluso que me golpeara. Pero su reacción estuvo lejos de eso. Hannah bajó la mirada unos segundos, y luego volvió a dirigirla hacia mí. No como lo hacía casi siempre, con esa sonrisa característica. Notaba sus ojos helados, firmes y distantes.

—Uno escucha muchas cosas... —comenzó a decir la rubia en voz baja—. Y en cierto modo era lógico, tú viniendo de una familia de sangres puras. Pero decidí no escuchar esos comentarios —soltó un suspiro—. Lo peor es que tenían razón.

Tras esta última oración, sentí una punzada en un costado. Evité soltar un quejido, y antes de hablar, me obligué a no desviar la mirada, y mantenerla sobre ella.

—Era lo que se esperaba de mi —dije con pesar.

—Justo lo que se esperaba.

—Siempre pensé que Sirius era un imbécil por no hacer caso a nuestra madre y sus deseos de que extendiéramos el linaje de nuestra familia. Ahora veo que quizás él era mejor que yo.

Ella no dijo nada. En cambio, dio un sorbo a su cerveza. No puedo negar que en el fondo esperaba que ella respondiera con un «no digas eso», pero pasados los segundos, eso no pasó. Así que tomé un suspiro y comencé a hablar, recordando en el camino lo que pasó diecinueve años atrás.

—Desde que él fue asignado a Gryffindor, quedó demostrado que no seguiría con la estirpe de los Black. Bueno, desde mucho antes, pero fue en ese momento cuando mi madre perdió la esperanza con él. Por eso es que intentaba que conmigo, el menor de ambos, sí lo lograra. Siempre la complací en todo. Desde en cómo vestirme, por ejemplo —«nada de esas fachas que lleva Sirius», recordé, con la estridente voz de mi madre en la cabeza—, hasta en los libros que leía y en cómo tratar a la gente.

»Cuando entré a Hogwarts, todo iba a pedir de boca. Me juntaba con quienes debía hacerlo, y trataba a los hijos de muggles tal y como me lo enseñaron en casa. Aunque suene irónico, no me sentía obligado, sentía que eso era lo que tenía que hacer, que así debían ser tratados. Al ser un Black debía respetar esa tradición, y complacer a mi madre, al contrario de Sirius.

»En mi tercer curso ya tenía una experiencia media en las artes oscuras, al menos en la teoría. Todos los libros necesarios los tenía en casa, y otros los adquiría por medio de mis amigos. En quinto, no digamos que era ya un experto, pero sí tenía un conocimiento avanzado, y fue cuando empecé a frecuentar ciertas reuniones en Hogwarts.

La gente había comenzado a llenar el local. Bajé un poco la voz, pero dado el ruido de las copas al chocar, la animada voz de la gente y la ubicación de nuestra mesa, estaba seguro de que lo que contaba no llegaría a otros oídos. Hannah, aunque al principio intentaba no mirarme, conforme fui hablando, volvió a dirigir sus ojos hacia mí.

—No sé si llamarlo secta —dije, luego de probar un poco de mi bebida, pues sentía la garganta seca—, pero era un grupo secreto. Nos reuníamos por las noches y siempre en sitios distintos para no levantar sospecha. El líder tenía contacto directo con un mortífago, y en vacaciones de Pascua, nos reunimos con él.

»El Señor Tenebroso estaba en auge, y todos hablaban de él, incluso quienes no comulgaban con sus ideas. Y para nosotros resultaba una oportunidad demasiado atractiva el poder contactarlo, aunque fuera indirectamente. Pero el último día de vacaciones lo vimos. Era una sensación indescriptible, poder verlo, e intercambiar palabras con él. Sus ideas nos deslumbraban, y fue unánime nuestra decisión de formar parte de sus filas.

Más allá [Regulus Black]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora