2. Cerdos alados

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Tras echar un vistazo a mi alrededor, reparo en que estoy en los límites de Hogsmeade,y Hogwarts es el único sitio en el que puedo pensar ahora. Es el único lugar en el que mesentiría seguro, y en el que encontraría ayuda. Me pregunto si aún tendrá los hechizosprotectores. La certeza de saber dónde estoy me sorprende y es cuando caigo en cuenta deuna cosa: no es aquí donde fui asesinado, más allá de que sea justo aquí donde desperté. Mimente está llena de recuerdos borrosos y retazos de imágenes donde no hay nada claro.
Luego de casi una hora intentándolo, logro caminar, y me dirijo en dirección aHogsmeade. El pueblo ha cambiado muchísimo, y no es de extrañar. Debe haber pasado unbuen tiempo, lo compruebo al ver el oxidado anuncio de la entrada a Las Tres Escobas. Lascalles están desiertas, por lo que no me preocupa mi desnudez, pero si voy a entrar aHogwarts, debería ponerme algo. Así que, sin dudarlo, abro de golpe la puerta del bar, ytomo un enorme abrigo blanco del perchero de la entrada, justo antes de que alguienvoltease a ver quién rayos abrió la puerta. Me pongo el abrigo y camino a paso decididohacia la entrada con cerdos alados postrados sobre un par de pilares, uno a cada lado de laverja, esa que tantas veces crucé en mi época de estudiante, que ya no sabría definir si fueapenas ayer o hace muchos años. Doy un paso al frente y no pasa nada. No hay escudos.Sigo caminando rápidamente esperando encontrar a alguien, aunque sea al odioso Filch, queya debe ser un anciano.
Miro hacia el campo de Quidditch con nostalgia, mientras camino, cuando una rubiacabellera distrae mi atención. Debe ser una estudiante, aunque apenas puedo divisarla através de la penumbra de la noche que está por comenzar. Tal vez ella me pueda llevar conel director. Sería esa mejor opción que entrar al castillo solo, en plena noche y pedir hablarcon Dumbledore, si es que él sigue siendo quien lleva las riendas del colegio. Finalmentedesvío mi camino y me acerco a la chica, que está sentada en la parte baja de las gradas ycon un libro en la mano. No sé qué decir, así que sólo la saludo con la mano, esperando surespuesta, y que no note mis manos temblorosas y mi cara de desconcierto, que no es paramenos: rayos, estoy vivo.

Más allá [Regulus Black]Where stories live. Discover now